









Durante este fin de semana (18, 19 y 20 de noviembre) podrás participar y disfrutar de mesas redondas, ponencias, exposiciones, proyecciones y lecturas. Todo sobre la literatura japonesa.
Díptico con las actividades programadas para XXII Jornadas Literarias en Pravia durante los días 8, 18,19 y 20 de noviembre.
Nuestra presidenta y la Asociación de Escritores de Asturias dan el pésame por fallecimiento el pasado 5 de octubre de Carlos Bibrián Castro, expresidente de la Sociedad Cántabra de Escritores, marido de nuestra compañera Digna Mercedes Fernández. Descanse en paz.
Blanca Fernández Quintana algama’l Premiu María Josefa Canellada de Lliteratura infantil y xuvenil cola obra fantástica El cartafueyu d’Alquimia.
Los protagonistes son los mellizos Damián y Calista, de 12 años, que viven un vida tranquila en Brañamiana ensin más preocupaciones que entamala ente ellos y per ellí. Too esto cambia cuando’l so tíu Pachu, que vive n’América, muerre, y aporten a so casa como herencia una montonera de llibros, ferramientes d’astronomía y llibros sobre ciencia antigua y Alquimia, y lo meyor de too, un guacamayu.
Escritu en clave cómica, na novela vese como se van desarrollando los personaxes y la rellación ente ellos, fechu que destacó el xuráu del premiu.
Los versos de nuestro compañero Aurelio González Ovies se exponen desde el 17 de septiembre en el Rincón de la Poesía del Jardín Botánico de Xixón donde se pueden disfrutar durante tres meses.
Esta semana dos socios de la AEA ganaron importantes premios literarios.
Pepe Monteserín obtuvo la decimoséptima edición del Premio “Eurostar Hotels” de literatura de viajes con el libro “Donde convergen las paralelas”.
Javier García Cellino ganó el premio Bienal de Poesía “Provincia de León” que convoca el Instituto Leonés de Cultura con el poemario “En el jardín de las hélices rotas”.
Enhorabuena a los dos.
Por Guillermo Rico Gallego
Ha muerto Godard, rompedor, cascarrabias, influencer y genio. Ha muerto Tanner, inconformista, desilusionado, comprometido y olvidado. En realidad, ahora que se han ido, podríamos utilizar muchos adjetivos para definirlos, pero no acertaríamos con ninguno. Los dos han respirado esta vida como les ha venido en gana y han sido todo lo que han querido o elegido ser.
Jean-Luc Godard dinamitó el cine en la década de los años 60, fue vanguardista, se pegó con todos en mayo del 68, estuvo de marcha con los Rolling Stones, se pasó al maoísmo, teorizó, renegó de su propia obra, se encerró en su casa a jugar con el ensayo, recibió un Oscar® honorífico, tosió y se despidió dejándonos herederos de la respuesta a la pregunta que él siempre se hizo: ¿Qué es el cine?
Su primera película, Al final de la escapada, fue una declaración de desmantelamiento que ya había perfilado en un cuarteto de cortometrajes y en su trabajo como crítico para Cahiers du cinema. Y a partir de ahí, siguió su plan en una prodigiosa tanda de películas rodadas durante la década de los sesenta: El desprecio, Vivir su vida o Pierrot el loco inmolaron las pantallas del momento hasta que unos años después el director franco-suizo decidió cambiar el lenguaje de su idioma con varios desaciertos y algún que otro monumento como ese monstruo llamado Histoire[s] du cinéma.
Alain Tanner cogió el relevo en los 70, centró su mirada en los ojos de las personas, dio la espalda a lo establecido, nos enseñó relojes, psiquiátricos y desencanto, puso a Suiza en el mapa y justo cuando una de sus películas y personajes más importantes iban a cumplir 25 años desapareció del mapa sin dejar rastro como si se hubiera quedado encerrado en alguna de sus películas.
Charles, vivo o muerto fue el reloj que marcó el inicio de su obra. Después, siguieron La salamandra, Jonás, que cumplirá los 25 en el año 2000 y Messidor, de la que seguramente Ridley Scott sabe algo. En la ciudad blanca, así como una película rodada en español, El hombre que perdió su sombra, protagonizada por Ángela Molina y Paco Rabal, fueron el epílogo de una obra tan desconocida como más que reivindicable.
Ahora que ha llegado este día y apoyado en esa facultad de los muertos para recuperar el pasado, me tomo la libertad de hacerles un par de recomendaciones. Como texto, podrían acercarse a alguna biblioteca en la que aún pueda existir un ejemplar de Pensar entre imágenes, recopilación de artículos, textos y memorias de Godard. Como imagen, puede que en algún lugar se pueda encontrar una copia de En la ciudad blanca, de Tanner. Si tienen suerte, tendrán la oportunidad de dar un paseo junto a Bruno Ganz a lo largo de esa locura llamada Lisboa y olvidarse del ruido durante un buen rato.
Godard murió un día después que Tanner. Tanner murió un día antes que Godard. Semana movida por ahí arriba (o abajo).
Nuestra presidenta, en nombre de la Asociación de Escritores de Asturias, lamenta el fallecimiento de la gijonesa Carmen Gómez Ojea, una escritora que marcó el camino a gran parte del colectivo literario en Asturias.
La AEA reconoció en 2012 este valor al concederle el Premio de las Letras. En aquel momento el jurado reconoció “su amplia carrera como escritora en el mundo de las letras, que abarca la mayoría de géneros literarios: novela larga, corta, literatura juvenil, relato y columnismo. En su obra reivindica una estética y una ética comprometidas con lo más esencial y frágil del ser humano, siempre con una calidad literaria que varios galardones, tanto asturianos como nacionales, supieron reconocer, y como aquí queremos reafirmar con este Premio de las Letras”.
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