La crisis agudiza la represión en Cuba, por José María Ruilópez. 29/042010

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PERMISO PARA AGREDIR
 
 El día 9 de diciembre de 2009, víspera de la celebración del día de los Derechos Humanos, las Damas de Blanco: familiares de los presos políticos encarcelados en la llamada Primavera Negra de 2003, desfilaron pacíficamente por la calle 23 del Vedado, giraron a la derecha por la calle L, ante el hotel Habana Libre, luego pasaron ante la escalinata de la Universidad de La Habana y viraron a la izquierda para descender por la calle Neptuno hasta la casa de Laura Pollán, Presidenta de esta asociación de mujeres. En todo este recorrido fueron increpadas, golpeadas, empujadas e insultadas sin parar por un grupo de personas en un número aproximado de 40 o 50, a las voces de “Pin pon fuera, abajo la gusanera”, denominan “gusanos” a todos los que protestan contra el régimen y que suponen son apoyados económicamente por los EE. UU.  Siguieron las voces de: “¡Viva Raúl!”   y “¡Viva Fidel!”, nuevas frases acuñadas en el desfile del 2 de Diciembre de 2006 en la Plaza de la Revolución, siendo ya Presidente Raúl Castro, y en lo que sería uno de los primeros actos multitudinarios de éste tras la enfermedad de Fidel en Julio de ese año.
    Desde las aceras los presentes miraban la manifestación con sorpresa, que se convirtió casi en una carrera por la calle Neptuno abajo hasta que se las Damas de Blanco se refugiaron en la casa de la Presidenta. Con la puerta flanqueada por una docena de agentes de la Seguridad del Estado de paisano, que no intervenían para impedir la agresión verbal que se prolongó desde la 6,30 horas hasta las 7,30, ya de noche, siguiendo el grupo acosando la casa, con gritos, puños en alto, voces que eran coreadas por casi todos los asistente. Algunos agentes camuflados, otros miembros del partido y algunos simpatizantes del gobierno, sin faltar el coro de algún chiquillo, de no más de 10 años, que se unían a lo que para ellos parecía una fiesta más. 
     Tras este tiempo de improperios y gestos de amenaza, con la crispación en los rostros y un rictus de odio en la gesticulación y el énfasis, llegaron tres agentes de policía, motorizados y vestido de civiles, que fueron invitando a los presentes a disolverse. Entre tanto, varios medios de comunicación, como Mundo Latino, filmaron las escenas, y desde dentro de la casa tomaron fotos a los que rodeaban la entrada con toda impunidad. Otras personas contemplaban la escena desde la acera de enfrente. Incluso algún oponente silencioso, al que me dirijo para preguntarle cómo ve aquello y asegura que es una vergüenza pero que corre peligro si habla conmigo.
    Estos hechos serían el preámbulo de lo que iba a suceder el día 10 en el Parque Villalón, en la calle Calzada, entre D y E, lugar habitual de reunión para la defensa de los Derecho Humanos. El Gobierno programó una actividad en este lugar: Concentración de estudiantes, que son la masa de población manejable de un lugar a otro según convenga. Lo mismo que hizo en la intersección de la calle 23 con G, ante el monumento a Mariana Grajales, madre de los Maceo, bajo el lema significativo de: “estudio, trabajo, fusil”. Baile de disfraces, degustación de helados, bebidas, con utilización de “pergas” vasos de papel encerado, juegos de mesa. En las que participaron afiliados, y algunas ex deportistas de elite. Hasta que a media mañana, en una esquina de la plaza hay un grupo de unas ocho personas, llega un coche particular a toda velocidad, da un frenazo, se apea un tipo vestido de civil, coge del brazo a una chica rubia diciendo: “¡vamos mihemmana!”, y la introduce de un empujón en el vehículo que sale derrapando por dirección prohibida. Al poco una veintena de personas, que estaba allí en apariencia pacífica, salen corriendo hacia otro lugar, todos eran de la Seguridad del Estado, o afiliados al partido, cogen a un chico joven, blanco, que se desmaya, o de los golpes o del miedo, y lo llevan en volandas hasta una ambulancia que sale con él hacia el hospital. Así cinco o seis veces más. Está presente la BBC de Londres y algunos otros medios. Luego la fiesta estudiantil sigue.
    A lo largo de ese día la Seguridad del Estado se hartó de trasladar gente en coches donde algunos eran agredidos impunemente. Voy en taxi por Infanta, frente a la Iglesia del Carmen, de la derecha salen dos coches de policía con las sirenas puestas. El taxi les da prioridad. Los seguimos por Neptuno arriba. Se paran delante de nosotros. Un policía sale y dice algo al conductor del otro coche. En la parte trasera de este segundo coche hay un hombre doblado con medio cuerpo sobre la repisa trasera del coche, boca arriba. Vuelven a la marcha, lo seguimos hasta el hospital Calixto García. Por la cara del taxista y la expresión de unos conductores de ambulancia que presenciaron la llegada del hombre detenido, a los que les pregunto, todo hace suponer una paliza sobre ruedas. Acciones de este tipo ya habían sido llevadas a cabo contra la “bloguera” Yoani Sánchez y su marido, el periodista Reinaldo Ampliar imagenEscobar, el pasado Noviembre cuando fueron secuestrados en un coche en la Avenida de los Presidentes, golpeados y abandonados en la calle.
    Solicito por teléfono entrevistarme con el Embajador de España,   Manuel Cacho Quesada. Me recibe un funcionario en la recepción de la Cancillería y me acompaña hasta el despacho del Embajador. Comentamos los incidentes del día anterior. El señor Cacho Quesada me confirma la detención de 83 personas, todas identificadas ya. En lo que él llama “violencia de baja intensidad”, con un gesto de duda y disculpa por el calificativo, que entra dentro del lenguaje diplomático.   Es el mismo dato que había
dicho Elizardo Sánchez, Presidente de la Comisión Cubana de los Derechos Humanos y de la Reconciliación nacional.  
   En una charla informal con Oswaldo Payá, inspirador del Proyecto Varela y líder del movimiento Cristiano de Liberación de Cuba, en su casa, por los datos que él tiene, apuntó hacia un aumento de la represión, advirtió de la compleja situación sanitaria en las cárceles, y sostuvo el acoso de que él ha sido objeto en repetidas ocasiones, especialmente cuando se hizo pública la enfermedad de Fidel Castro, que tuvo la casa rodeada por las fuerzas de Seguridad del Estado y simpatizantes del partido comunista en actitud hostil. 
     El enfrentamiento verbal y violento entre cubanos ya no es por la ideología, que se ha quedado anclada en la inoperancia, sino por el privilegio ínfimo de ser miembro del partido o simpatizante del mismo. Esas migajas que produce la participación activa en las refriegas contra aquellos que desean alguna modificación del sistema de gobierno es la única causa de enfrentamiento. Hay miedo en ambos contendientes. En los agresores porque temen que los cambios los arrinconen, y en los disidentes porque la violencia se está incrementando según avanza la crisis y los primeros están más necesitados.  
    Muchas de las personas de mi confianza con las que he hablado han mostrado su desilusión ante las anunciadas reformas de hace dos o tres años, que se han quedado en nada. Es más, hay un sentimiento general de que con el actual Presidente la represión ha aumentado, “éste es un militar, siempre fue el jefe de las Fuerzas Armadas,” me confiesan. Se ha detenido la posibilidad de alguna evolución del régimen; y con la crisis, la persecución del ciudadano se está incrementando en la calle.  Basta ver la cantidad de cámaras de vigilancia que hay en la mayoría de los cruces en los barrios más concurridos. Si antes la vigilancia la ejercían los agentes llamados “palestinos”,   jóvenes procedentes de Oriente del país, vestidos de gris y azul, con mínimos estudios y abundante autoridad   para intimidar, porque los habaneros no aceptan este tipo de trabajo,    ahora cada uno de éstos va acompañado de dos jóvenes soldados   de reemplazo, que se sitúan cada cincuenta metros, pidiendo documentaciones, especialmente a los jóvenes, comprobando identidades por radio teléfono, y si hay antecedentes deteniendo al sospechoso aún sin haber hecho nada en ese momento. 
 
EL HUNDIMIENTO DE LA ECONOMÍA
 
     En la reunión de la Asamblea General del día 20 el gobierno instó, una vez más, a los cubanos a apretarse el cinturón. El informe del Ministro de Economía, según publicaron los medios, fue de extremo pesimismo. Pedir más esfuerzo al pueblo ya suena a broma. Los datos son escalofriantes. La deuda que tiene el País con los empresarios españoles, entre los que hay varios   asturianos, asciende alrededor de 500 millones de euros. Los problemas de alimentación, hay niños de 9 y 10 años a los que se les caen los dientes por falta de calcio. El mito de la sanidad, los hospitales presentan condiciones casi infrahumanas. Una estudiante ecuatoriana, en el aeropuerto José Martí, que estudia cuarto de medicina en Pinar del Río, se arrepiente de haber tomado esa decisión en contra de lo que le aconsejaban en su casa. Curiosamente, los cubanos ahora reclaman la asistencia de sus médicos, porque la mayoría son extranjeros en prácticas o estudiantes venezolanos.
    Hay que pensar si no existieran los EE.UU. a quien echaría la culpa el gobierno cubano de todas sus incompetencias. Lo mismo da que sea un presidente que otro. En la VIII reunión del ALBA, Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, que tuvo lugar el 13 y 14 de diciembre en La Habana, los líderes de Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba se hartaron de hablar mal de EE. UU, pero ninguno aportó una sola idea para mejorar el nivel de vida de sus pueblos, ni reducir la violencia urbana, ni controlar la corrupción política.   
   Un joven habanero que acabó estudios sanitarios, me comenta que prefiere vender helados por su cuenta, que le provee una fábrica, que trabajar en un hospital por un salario de 10 euros al mes, aunque el riesgo de la calle es mayor, ya que tiene que sortear las cámaras colocadas en los postes de la luz para no ser seguido por los vigilantes de éstas en su venta a domicilio. Además de poder ser encarcelado al no figurar en ningún trabajo estatal en los últimos cuatro años.    De ahí que   ha bajado la asistencia a la Universidad ante el fracaso que significa una vida de estudio para un salario mísero.
    Otro muchacho me narra cómo trabaja en la fabricación de gaseosa clandestina, donde gana más que en un puesto del estado. El ácido cítrico sale de las fábricas de refrescos. El CO2 de los extintores del aeropuerto y los hospitales al cambiarlos. El azúcar de los almacenes de víveres. El sirope lo facilita alguien que trabaja en un laboratorio. El tanque vale 1.000 pesos y es de acero inoxidable. La manguera para aplicar el aire a un CUC el metro. Los “pepinos” para envasar el agua, así llamadas las botellas de agua de plástico, los facilita la gente que los recoge por la calle o en la basura.   La esencia de naranja se mide con un biberón infantil y lo forman 3 onzas de ácido cítrico, 15 libras de azúcar, 3 jarros de agua de la pila, y dos piedras de hielo de 50 cm. Se vende de modo particular a 10 pesos cubanos el litro y medio. En el mercado vale 26 pesos cubanos la del envasador Ciego Montero. 
    Como este negocio clandestino con su maraña de proveedores están los helados, ron casero con keroseno llamado “chispaetren”, leche condensada, café cubita, refrescos de limón, cedés piratas, fábrica de adoquines, cerveza nacional en botella, etcétera. La economía cubana tiene dos vertientes, aparte de dos monedas, una la oficial y otra la clandestina. La lucha y supervivencia pacífica de muchos ciudadanos viene por la vía de la “empresa doméstica”. Ahora ya han quitado de la Canasta básica mensual, (libreta de racionamiento) el pollo al niño, y el picadillo de res.  
     Una persona, (omito su nombre por seguridad) que ocupa un alto cargo en el Instituto Cubano de Radio y Televisión me cuenta la dificultad para sobrevivir con un salario que no llega a los 500 pesos cubanos, unos 15 euros al mes. Y el fracaso personal que significa alcanzar la jubilación sin tener nada. En este centro donde se pasan horas reunidos en busca de culpables de los errores, no llegan a ninguna conclusión, porque nadie quiere poner una firma en una burocracia anquilosada.   Y me confiesa que los cambios a lo más que han llegado es la autorización recibida de Raúl Castro para poder hablar de las necesidades de la gente en los medios que allí se controlan, que son todos los del país. Algo que ya todo el mundo sabe porque lo tiene en casa. Cuando le comento la ayuda del Ayuntamiento de Gijón al Cenesex, Centro de Educación Sexual de Cuba, para orientación a lesbianas y transexuales,   que dirige la hija de Raúl Castro, Mariela, por un importe de 20.000 euros este año 2009, sin ningún   tipo de control, ni por parte del Ayuntamiento gijonés ni de la administración cubana, esta persona palidece y se lleva las manos a la cabeza. No lo sabía, me dice, aunque sospecha cómo viven las dos docenas de dirigentes de la cúpula gubernamental.
     La generación de políticos siguiente a la actual, que se sospechaba podía llevar a cabo reformas, fue desbancada la primavera pasada. Entre ellos estaba el Vicepresidente    del Consejo de Estado y miembro del Buró Político, Carlos Lage. Que ahora hace “footing” en los alrededores de su casa y ejerce la medicina en un hospital cerca de Arroyo Naranjo. Y para colmo del sistema, Juanita Castro, publicó este otoño el libro Mis hermanos Fidel y Raúl, la Historia Secreta en el que declara haber sido colaboradora de la CIA con el nombre de “Donna”. El futuro está negro y la huída del ejecutivo es hacia delante. El Presidente proclama su obstinación continuista ante las dificultades. Y reitera su prohibición a las manifestaciones de calle. Desde hace unas semanas ya está patentado el último ideario social y urbano: “¡Esta calle es de Fidel!” 
 

 

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