Sal dulce, de José Ángel Ordíz. 10/04/2012

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Sal dulce

José Ángel Ordiz
Editorial Quadrivium.
Colección Argos. 2012. Girona.
 
Sal dulce no es una tragicomedia (o al menos no lo es meramente). Como las Dríades, los personajes de Ordiz surgen de una cópula entre Gea (lo Real) y los dioses, y quedan cosidos, como Dafne (el mito, pero también el personaje), entre la flecha dorada de Cupido (el amor, el deseo) y la sagita de punta broncínea de Eros (desprecio, desdén, goce). Lo inefable del destino –corte, herida, brecha–, adviene marca indeleble que precipita y a la vez orienta a los personajes a una desenfrenada búsqueda, que no huida: «siempre es más importante lo que nos falta que lo que tenemos». Tránsito la vida por vericuetos angostos de límites imprecisos, con lo incierto en el cénit y el vacío por insignia. Buscando entre la existencia los sebos —como los pescadores lombrices entre el fango de la bajamar de una ría— para atrapar migajas de felicidad, los personajes caminan detrás de una vida que se les escapa escurridiza, como el agua —o las anguilas—, entre los dedos. La insatisfacción: alfaguara del deseo.
Impecable, precisa, excelente, Sal dulce es una novela imprescindible para
quienes están atentos a las nuevas tendencias literarias, de esmerado estilo y
rigurosidad en la exposición de las ideas; densa en conceptos, compleja en la
trama y rica en recursos expresivos. Con esta novela, José Ángel Ordíz muestra
una vez más su talento como escritor, dentro de un movimiento literario que se
quiere desprender de lugares comunes y de la vacuidad conceptual. Podemos
decir que viene a sumarse a esa Literatura de la diferencia que preconizaran no ha mucho Antonio Enrique y Fernando de Villena, entre otros.


 

José Ángel Ordiz Llaneza (San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1955), es licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Oviedo. Fue profesor de Física y Química en varios institutos de Educación Secundaria (principalmente en el «Padre Feijoo» de Gijón). El inicio de su labor literaria lo marca la novela corta Bosquejo de una sombra (Premio Diputación de Asturias 1980). Sus relatos breves han dado cuerpo a diversas publicaciones con las que ha colaborado, así como a sendas antologías. Parte de ellas han dado origen al libro Relatos impíos, merecedor del Premio de la Crítica de Asturias en el año 2009. Es autor de las novelas Las muertes de un soñador (Premio Cáceres 1994), Buenas noches, Laura (Premio Onuba 2006), Mujer te doy, El narrador de historias fantásticas, Las luces del puerto (Premio de la Crítica de Asturias 2010), y En aquel tiempo (editada por Quadrivium en 2011). La novela que ahora les presentamos, Sal dulce, fue seleccionada entre las diez finalistas del premio Planeta en 2010.

 

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