El cielo de las cosas, de Pelayo Fueyo. 27/09/2011
En suma, nuestro poeta concibe la escritura como una incógnita que se despeja con el regreso a la niñez, esa "infancia sin infancia" en la que el cielo se podía tocar con la yema de los dedos y en la que las rosas exhibían una unidad que el desgaste del tiempo se ha encargado de erosionar. Sin embargo, su poesía no se complace en ordenar los restos del naufragio ni en poner nombre a los rostros de la melancolía, sino que pretende atrapar al vuelo una emoción semejante a la "nostalgia del olvido": una fractura interior que ninguna fuerza puede recomponer. Pelayo Fueyo nos invita a adentrarnos en un museo donde coexisten una coleccón de relojes de arena, un inventario de la vanitas y un muestrario de espejismos. El visitante de esta galería particular descubre que, tras la huella de la nieve, sigue ardiendo la madera de un trineo llamadoRosebud. No hay duda de que El cielo de las cosas está hecho de la misma materia que los sueños.
Recital de Francisco Álvarez Velasco. Encuentro La ciudad en llamas. 27/09/2011
LA CIUDAD EN LLAMAS. III ENCUENTRO NACIONAL DE POESÍA JOVEN
Silvia Grijalba: apostando por los sueños. Por Javier Lasheras. 26/09/2011
Somao, Malleza, Muros, Pravia, Aguilar…
Son los escenarios donde se desarrolla buena parte de Contigo Aprendí y, al estar basada en la historia de mi abuela, también donde yo pasé casi todos los veranos desde los 6 a los 12 años. Adoro esos sitios y siempre que puedo vuelvo.
Por cierto, el Gran Hotel España ha cerrado sus puertas.
Vaya, pues lo siento. Es una pena que esos sitios emblemáticos, casi históricos estén desapareciendo.
Sí, pero en el caso de los personajes de mi novela, viajan casi como se hace ahora. De otra forma, de una manera más lenta, pero, por una parte los indianos y, por otra, la alta burguesía, tenían acceso a ese mundo de viajeros que ahora son más bien turistas.
En el fondo se trata del viaje de la protagonista. Su paso por la sensualidad cubana y la libertad de ese país y también su estancia en Nueva York le hacen ver la vida de otra manera y le ayudan a transformarse, a ser realmente lo que quiere ser, rompiendo moldes y encontrándose a sí misma, aunque por el camino haya dificultades.
A veces creo que es un mal necesario. En el fondo ella no se venga realmente, simplemente reacciona cuando debe y no es algo que haga para hacer el mal a quienes se lo han hecho. Yo creo que la mejor venganza es conseguir lo que uno quiere, pero el rencor y la envidia son sentimientos negativos que en el caso de mi protagonista no están. Se venga sin querer.
Sí, yo creo que existen igualmente. En la novela se presta mucha atención al qué dirán, porque en un ambiente como el del Nueva York más glamuroso, el del Waldorf Astoria y las grandes estrellas con las que se codea la protagonista —Xavier Cugat, Cole Porter o Dorothy Parker—, aunque aparentemente hay más libertad, también hay unos códigos sociales muy rígidos.
Pues probablemente a esos mismos autores y sería una admiradora de películas como las de James Ivory o series como Retorno a Brideshead, que en el fondo tienen bastante que ver con la vida que ella llevó, en los años 30.
En todas mis novelas intento crear una ambientación que realmente nos sumerja en el mundo que describo. Por otra parte, en esta, los personajes, durante un momento de su vida tienen una existencia llena de glamur y de una aparente frivolidad que tiene mucho que ver con un aire hedonista de la época.
Sin duda muchos lectores
Si, el personaje de Dorothy Parker, a la que mi abuela conoció, me parecía muy interesante, por eso tiene un papel importante dentro de la novela.
Sabino es la inteligencia y la mesura, frente a la desmesura de Radis. Y a José lo vamos conociendo, nos parece que es un hombre rudo, sin sentimientos y descubrimos que es sensible, leal y honesto
alma femenina o tal vez una herramienta de ataque y defensa ante un mundo preponderantemente masculino?
Yo creo que el buen gusto es algo tanto femenino como masculino. Igual que la sensibilidad.
Creo que sí. En el caso de Maria Luisa, desde luego. A lo largo de la novela evoluciona y es muchas distintas
No tengo ni idea, supongo que ser buena.
Si, pero yo, como la protagonista de mi novela, siempre he apostado por mis sueños y creo que al final eso tiene recompensa.
El firme verso desprendido de Gabriel Sopeña. Por Lauren García (22/09/2011).
Otorgando a cada poema su textura musicando a grandes escritores (Salinas, Neruda, Lorca, Gil de Biedma…) mucho ha hecho Gabriel Sopeña por la difusión de la poesía. Discos como La vida por delante, Con elegancia, Orillas o Una ciudad para la paz son consumadas pruebas del verso que echa a andar con holgura dentro de la música. Pero Gabriel Sopeña, doctor en Filosofía y Letras, (Zaragoza, 1962), ha ido configurando una palpable obra poética barnizada de una tez muy personal.
En 1995 se edita La noche del becerro (Olifante), con prólogo de Juanjo Blasco, que se refiere a la autenticidad palpable del libro y su autor: “Sucede con Gabriel Sopeña lo mismo que con otros grandes creadores, la grandeza esta ahí escondida entre versos que a veces parecen inofensivos y que otras veces muerden como La Manticora”. Blasco cita el don insólito del poeta que se revierte en entrega: “Tiene además el impulso del Tao, el que se guarda para los artistas consumados, el que permite una comunión íntima con la Naturaleza y que no llega de artificios o esfuerzos de voluntad”. La noche del becerro encierra desde su inicio un mensaje de réplica a la falsedad del mundo, al planeta sangrando sobre su alma: “Todo es un gordo carcajear de maldiciones:/ la oportunidad de profetas y farsantes”. Poemario de voracidad amorosa, de promesas que no conocen distancia: Marruecos, Grecia, Menorca; Lisboa.. Lugares que se hacen canción alarmante. El espíritu ha de consumarse como un aullido: “He de arder, soy brasa,/ inflamado de conciencia,/ ahíto de búsqueda y ruego”. Así la condición humana tiembla, no se arruga y vislumbra los desafíos de las alturas: “Soy la esencia sagaz del universo,/ soy el área más trabada/ del gran cúmulo de furias que fue sabio/ y catapulto la cima de una evolución hermosa”. La vida es una suerte bienhallada que se apuntala en la poesía: “He hipotecado mi tiempo por una rueca de azares/ hilvanando un verso duro como acero en las pupilas”. Una constante en su obra como buen conocedor de la historia de las religiones está en la pureza de cariz divino. Poemas que tienen la personalidad de nombres propios, que se enfrentan a un mundo donde los lenguajes se silencian con el sonido atroz de la guerra: “Os dirán que la vida es negociable,/ que todo se cura,/ que la belleza es la norma,/ que buenas losas crían buenos recuerdos/ que vuestros padres fuimos débiles como cachorros perdidos. Dirán que la Historia se nutre de aspirinas/ pero estas manos tienden al amor”. Un verso que se planta ante el empobrecimiento del lenguaje, que reclama la nobleza del hombre, la honestidad del poema: “Venderé algunas noches. Supe/ que idioma emplear con los verdugos”. Abre Sopeña una afrenta frente la codicia despiadada del mercantilismo sin conciencia: “¿Para qué guerra servirán tus estadísticas/ grabadas sobre la piedra más brillante?”. La escritura es una defensa y un ataque, que alzan la palabra: “Y escribiendo me alcanzo en desbandada,/ como ejército vencido que renuncia”. Con evidentes resonancias bíblicas el poemario es un grito contra la esclavitud humana que se retoza en sufrimiento, como apunta el periodista Javier Losilla: “Y como toda plegaria contiene la entrega y la renuncia, la humildad y la insolencia, la sobriedad y la riqueza. Oraciones en llamas, plegarias ardiendo”.
En el 2000 llega El cantar de los destierros (Prames) un ardiente poemario amoroso en prosa que desecha cualquier diálogo con la duda donde el final de cada poema da inicio al siguiente y el verso final convida al primero. El libro contiene caligrafías de Peña Lanzarote, en la cubierta del libro el poeta Ángel Guinda subraya: “Maraña de pensamientos, sensaciones, quimeras, emociones y sentimientos enfrentados en un alma torturada que, por amor, se exorciza. Monólogo poético que, gracias al encantamiento de los contornos de música de un lenguaje hecho canto, se hace mosaico fluido”. El libro con retazos de épica amorosa se abre con una cita del Poema del Gilgamesh, y está repleto de bellas imágenes con un léxico que se estira hacia la pasión en medio de connotaciones religiosas: “Derrota grave de rubí. Como de té, transportando en caravanas de brisa. La luciérnaga me advierte: comienza un nuevo milenio. ¿Dónde te busco, amor, amor, amor, amor, ahora que el vigor de mi semilla siente celos de tu gentileza”. Los versos buscan una comunión con el universo a través de la amada con un sentimiento que roza lo sagrado: “Si el amor está de tregua, insultemos su sosiego: que el caliente flujo de mi caña tierna se convierta en la víscera de un héroe, bríndame otra vez tu yema púrpura, que tu escarcha densa pestañee entre mis dientes igual que gotas de lluvia en las hojas de la rosa”. El poeta se rinde ante la cultura milenaria inefable, ante el poso del saber: “En ciernes vislumbro tiempos de hierro y desolladero, de macelo y de tortura; exactamente han mostrado los Profetas y los Sabios cuán larga será esa helada que mandará la corteza de la Historia de los hombres.”
El 2003 trae bajo el brazo Buen Tiempo para el deshielo (Poemas y canciones de viaje y de gabinete 1995-2002), publicado por Lola Editorial. En el prologo Vanessa Martín Saura alude que “es poseedor de aquellos valores que van a desmentir precisamente los monólogos característicos de los dos polos (el norte y el sur); posee valores que ponen en evidencia las monografías estilísticas de los realismos árticos y de los antárticos sentimentalismos, y esos nos arrojan de momento, a los más cálidos trópicos apuntando al paralelo mismo del ecuador palpitante”. Libro de corta extensión pero con un gran magma de intensidad: el verso es ambulante va de Colombia a Nueva York, se remansa en aviones, se para a escuchar al prójimo y proyecta el sentir como una flecha hacia el mundo: “Que la nostalgia me arrulla/ como a un junco en la tormenta/ que mi canción es tan fuerte/ como una pluma en el vórtice/ que amo tanto que ahora siento/ como el latido es balanza,/ es siembra,/ y es bumerán.”.
En el 2011 llega su último libro hasta la fecha Máquina Fósil, (Olifante, Ediciones de Poesía), un poemario que recuenta el tiempo como un reloj de arena con un tiento de verso sereno y sobrio; además cuenta con orientadoras ilustraciones de diversa procedencia. El amor figura en dualidad como fuente de energía y sombra mortal: “Mi anhelo es un estanque empantanado:/ galápagos y ramas sobre flores de loto”. La mujer es una enconada salvación fren
te a los desmanes del mundo y el estupor de estar vivo: “Y aquel invierno asesino/ en que estrenaste lencería con color de/ arándanos/ imploré que tu gemido/ fuera una nube de algas.”. La canción es sinónimo de un estado de ánimo: “Yo te deseo tanto/ que me duelen las canciones/ como brechas de arpón”.
“Máquina fósil” homenajea a Leonard Cohen, tiene ecos cinematográficos y se adhiere de nuevo a un corazón errante con la capacidad de la poesía de despertar para contagiar un vuelo. La contradicción se funde en literatura: “Bendigo el pétalo/ que atiza tu alma/ y es mi grillete”.
Ajeno a los diretes de los premios y a los intereses creados Gabriel Sopeña ha ido formando una magnífica obra poética poderosa como la estampida de una ola al amanecer.
Presentación de la antología Hiroshima, Truman. 22/09/2011
Presentación de la antología:
"Hiroshima, Truman"
Antología literaria con la participación de diversos autores españoles e hispanoamerícanos, entre ellos el uruguayo Eduardo Galeano.
http://www.edicionesirreverentes.com/narrativa/Hiroshima.html
VIERNES 23 DE SEPTIEMBRE A LAS 20:30 horas
Local Cambalache- C/Martínez Vigil 30-bajo-Oviedo
La presentación correrá a cargo de:
José Manuel Fernández Argüelles, escritor.
Pedro Antonio Curto, escritor participante en la antología.
Albert Einstein se siente como si su propia mano hubiera apretado el botón. Él no hizo la bomba atómica, pero la bomba atómica no hubiera sido posible sin sus descubrimientos.(…) Einstein creía que la ciencia era una manera de revelar la belleza del universo. El más celevre de los sabios tiene los más tristes ojos de la historia humana.
Eduardo Galeano
Kaledidoscopia. Varios autores. Edición de Javier Lasheras. Colección Diez 2. Septiembre de 2011
Léelo en pdf pulsando en el texto subrayado en color azul o pulsando en el siguiente enlace http://issuu.com/escritoresdeasturias/docs/kaleidoscopia
Fernando Fonseca: el tiempo del escarabajo. Por Javier Lasheras. 15/09/2011.
Autor entre otras obras de Pabellón de eternos o de la denominada “Trilogía del fracaso” (Palabras de cocaína, Los días de la pereza y La agonía del pez tarado), Fernando Fonseca (Oviedo, 1956) es un autor singular. Cuando se habla con él uno respira confianza y cuando se le escucha se pueden apreciar afirmaciones contundentes que abren racimos de duda intelectual. Un gozo. En su rostro de fumador tiene marcadas las heridas de quien ha leído con provecho. Su mirada, contra lo que pueda pensarse, es oblicua por higiene mental. Nos vemos en el Paseo de Alemania, en el ovetense Campo de San Francisco, a esa hora a la que todavía los padres y los hijos no se han desbocado y piensan que todo lo que pisan y respiran es de su propiedad. Le hemos colgado la grabadora. No se nota. Es mínima, especial para poner bajo el cuello de la camisa. Así podemos caminar mientras charlamos.
¿Hace un pitillo?
Por supuesto.
Del fracaso de un joven al fracaso de la madurez para acabar en un cuarto de hora terminal.
Así es. Se trata del fracaso existencial que cabe en tres novelas. Es el recorrido de mi trilogía del fracaso, desde Palabras de cocaína hasta La agonía de pez tarado, pasando por Los días de la pereza.
Así que hay que joderse en vida…
No nos queda otra. Hay que joderse en vida es una muletilla del protagonista de La agonía…
¿Le apetece contestar a estas preguntas? Lo digo porque ya sabe “que la pereza todo lo puede y la repetición, sin causa, apesta”
Me apetece y mucho. La pereza se disipa cuando nos llega algo nuevo, cuando no se da la flagrante repetición. Por ejemplo, estoy seguro de que usted no va a preguntarme de qué va mi novela, porque me consta que la ha leído y la ha analizado inteligentemente, por lo cual le estoy muy agradecido. El lector inteligente reanima al texto, le otorga la última y más hermosa palabra.
“La memoria me mantiene vivo como un pez tarado fuera del agua”. Comente, por favor.
He comprobado, una vez alcanzada cierta edad, que en gran medida dependo de la memoria. La memoria es el centro de gravedad intelectual, en tanto no nos venza el olvido. Es el último asidero que le queda a Virgilio, y da la sensación de que ese hombre vivirá en tanto le quede una pizca de memoria.
¿Ha leído usted Submundo de Don DeLillo? Lo digo por la basura y los deshechos…
Sí, es una gran novela dentro de un siglo de enormes novelas. No obstante, la “gran novela norteamericana” —que algunos han querido descubrir en Submundo— está aún por escribir. Me satisface que mi novela le lleve a pensar en esa otra novela de Don DeLillo; si bien, la sociedad norteamericana, sus vicios, sus memorias, sus pobrezas, sus paisajes de trampantojo y lo que hay detrás, incluso sus basuras o sus lujos, todavía es bastante diferente al producto español. Le confieso que Submundo no ha influido en la escritura de La agonía… A propósito de Don DeLillo, he leído no hace mucho un librito suyo titulado Contrapunto que sí me ha dado algunas pistas para un trabajo que tengo entre manos, algo parecido a una novela, aunque de momento yo prefiero definirlo como un ONNI (objeto narrativo no identificado) En ese librito, DeLillo expone de un modo exquisito la soledad del artista, el autismo de algunos creadores dando vueltas sobre sí mismos, en una ejercicio propio de derviches. Para ello elije a Gleen Gould, Thelonius Monk y Thomas Bernhard… En esas páginas se plantean interrogantes que bajo ningún concepto nos pasan desapercibidas, como ésta: “¿qué ocurre cuando la introspección desarrolla una densidad que borra el mundo?” Creo que Virgilio, en La agonía…, intenta darnos alguna respuesta.
¿Usted piensa que con la edad nos volvemos menos educados o más sinceros?
¿Cree usted que esta novela es, entre otras muchas cosas, una investigación a través del recuerdo?
¿Podemos pensar, a tenor del último párrafo de la página 155, que el protagonista, Virgilio, es racista y xenófobo?
Déjeme ver ese párrafo… Ah, ¿se refiere usted a la expresión moro?… No, eso no es racismo bajo ningún concepto.
¿Y qué tal el cometa Joyce?
Luminoso, como una epifanía gris.
¿Qué es un escomendrijo?
Es una criatura ruin. ¿Por qué me lo pregunta?…
Me gusta cómo suena. ¿Y qué significa gallofero?
Es un holgazán, un vaga
bundo pedigüeño… Pero no irá a pedirme que justifique, fuera de contexto, el empleo de ciertas palabras o palabros.
“España da muchísimo juego literario
y, sin embargo, apenas le prestamos atención,
salvo en determinadas veleidades históricas”
No, no. No se preocupe. Sólo es curiosidad. "…y al final una cocina amarilla llamada España". Le felicito por la comparación. En todo caso, España no sale muy bien parada en su novela…
Seguramente no. Bernhard dijo que “Austria necesita un imprecador”. Pues bien, considero que España también lo necesita. España da muchísimo juego literario y, sin embargo, apenas le prestamos atención, salvo en determinadas veleidades históricas. Los austríacos lo llaman cagar en el nido, y a poco que se fije lo comprenderá. Ahí tenemos a Handke, Jalinek, Schnitzler, Roth, Wincler…, además de Bernhard. Sin embargo, la España actual, y la actitud de sus escritores, me invita a recuperar aquella frase de Mallarmé: “No hay herencia literaria ahí”.
¿Es capaz de diferenciar entre narrador y novelista o le parece un asunto menor?
Tire líneas o trazos gruesos, pero comente la siguiente jugada, por favor: poesía, primera persona, monólogo interior, superposición, siglo XXI, estilo con argumento o argumento con estilo…
¿Cuál es el teatro interior de Fernando Fonseca?
¿No tendrá un pensamiento-teoría por ahí a mano que pueda prestar a los escritores recién llegados, eh?
¿Otro pitillo?
Llibreríes en crisis. Por Ánxel Álvarez Llano (15/09/2011).
LLIBRERÍES EN CRISIS
El fechu de que zarre una llibrería nun suel ser noticia na prensa a nun ser que se trate de dalguna d’eses con munchos años d’antigüedá o que desempeñare, cuantayá, dalguna qu’otra función que nun fuere namás que la venta de llibros. Pongo por casu, l’aconceyamientu de persones que conspiraben contra’l gobiernu de turnu, la llectura secreta de llibros prohibíos, tertulies lliteraries de conocíos escritores o simplemente que les rexentare dalgún llibreru o llibrera d’esos colos que tolos aficionaos a la llectura nos presta conversar sobre lo humano y lo divino y de los que, por fortuna, tovía queda dalgún qu’otru n’Asturies.
En pocu tiempu zarraron n’Asturies trés llibreríes especializaes en temes asturianos: Alborá, en Xixón, y Trabe y Paraxuga, n’Uviéu. Fechu que sí recoyó la prensa, nun sé mui bien si llamentando’l llaceriosu momentu económicu, si amosando la poca aceptación de la llingua y cultura asturianes o, pensando meyor, emponderando la importancia que tuvieren eses trés “cases del llibru”.
Seya como fuere, apaeciera la noticia na prensa o non, nun dexa de ser una verdadera llástima que quedemos un poco güérfanos de cultura. Da lo mesmo la llibrería que seya pero si falamos d’Asturies da qué pensar que trés llibreríes especializaes en cultura asturiana desapaezan.
Puestos a especular sobre les causes del cierre tenemos que convenir que se deberá a problemes económicos, naide, por mui románticu que seya, pon un negociu pa perder dineru y trabayar abondo. Sí ye cierto que la industria cultural siempre anduvo per caminos difíciles y muncho más nos momentos de crisis. Eso siempre fue asina.
Quiciabes a este problema nun fairía falta da-y más vueltes si la mercancía fuere otra o mesmamente llibros pero, ¿qué llibros? Seguramente qu’otres llibreríes nun andarán mui sobraes de beneficios pero nunca faltará’l llector de betsellers qu’arregle la cuenta de resultaos.
Equí entraríemos yá n’otru análisis que nun dexa de tener les sos complicaciones pero que pal casu que nos ocupa llévanos directamente a facenos la pregunta de si la lliteratura asturiana o la cultura asturiana en xeneral tienen munchos o pocos llectores. Nun hai qu’olvidar qu’estes llibreríes tamién ufiertaben publicaciones d’otres materies, como la historia, l’antropoloxía, la etnografía, etc., y que tamién lo facíen en castellanu.
Centrándonos nos llibros en llingua asturiana, con una buena producción y una calidá contrastada, nun se nos escapa que’l mercáu vieno funcionando a lo llargo de los últimos años d’una forma irregular. Dalgún qu’otru análisis se fizo sobre la llectura de llibros n’asturianu y casi siempre se rellacionó más a los llectores con aspectos sociopolíticos que lliterarios. Falábase de militantes de la causa asturianista, de profesores de llingua, d’estudiantes, etc. D’unos años p’acá, colos avances de la normalización llingüística y una mayor calidá lliteraria, paecía abrise’l mercáu al común de les persones que compren llibros ensin nengún prexuiciu.
Sin embargu, paez ser, que les ventes nun ameyoraron muncho, d’ehí que nun falten voces crítiques dende los sectores del asturianismu políticu d’una falta de compromisu. Lo cierto ye que la sociedá asturiana magar qu’acepta como normal la creación lliteraria n’asturianu nun s’avera, como fuere d’esperar, a esta lliteratura.
Podríemos dicir, y asina lo señalen los llibreros, que sigue habiendo un mercáu bastante reducíu y dependiente de delles circunstancies como puen ser la celebración de la “Selmana de les Lletres” o les campañes de les editoriales que suelen proponer un par de tiraes al añu, baxando depués considerablemente les ventes.
Nun se pue dexar de llau tampoco, anque paeza esaxerao, l’abusu de la fotocopia en dalgunos ámbitos, como’l de la enseñanza, en vez de preocupase por tener una buena biblioteca y encamentar a los rapacinos la llectura en llingua asturiana, ensin querer meter nel mesmu sacu a tolos docentes, qu’escepciones háiles.
Si buscamos otres razones, rellacionaes coles nueves tecnoloxíes, nun paez que pal casu del asturianu puean tener muncha importancia, son poques les ufiertes de descargues y nules les versiones pal llibru ellectrónicu.
Quedaríamos un aspectu que nun dexa indiferentes a los llibreros, tratándose de llibros en cualquier llingua, como ye’l casu de los grandes centros comerciales. Sobre esta cuestión el sector siéntese claramente perxudicáu. Los escritores “d’ésitu”, tan felices y los llectores, dividíos, ente’l clásicu que disfruta de la llibrería tradicional, del contactu col llibreru qu’aconseya y se preocupa pol cliente y aquel qu’alcuentra la novedá ensin munchu esfuerzu de la que fai la compra pa la casa.
La lliteratura n’asturianu nun tien muncha presencia n’estes grandes superficies y menos visibilidá. Si dalgo quiten a les llibreríes bueno sería que polo menos promocionaren más esta lliteratura.
Al entamu del artículu señalaba que la prensa nun suel reflexar el cierre de llibreríes si nun son de muncha sonadía pero de les noticies que seguí pela rede pude sacar dalguna conclusión. En tolos países y nes grandes capitales vienen zarrando llibreríes importantes nestos últimos años. La crisis y los grandes centros comerciales tán nel puntu de mira d’esos llibreros que tuvieron qu’echar el pieslle.
Nun sé si sera comparable al casu de les llibreríes especializaes en llingua asturiana pero según eses mesmes noticies les llibreríes temátiques son les que más sufren estos males.
Malo ye pal llibreru, malo pal escritor pero malo tamién pal llector, que d’una manera o otra, acabará alcontrando’l llibru que busca pero robándo-y esi espaciu sagráu nel que-y presta atopase como en casa.
Ánxel Álvarez Llano es escritor.