A lo largo de mi ya extensa vida, he tenido entrevistas variadas, con mayor o menor fortuna. Algunas veces... trabucada. Otras pasables.

Escritos de toda índole, y de  los más diversos temas. Unos con acogida de público y otros, sin pena ni gloria.

Algo que no me perdono y ya no haré, es no haber participado más que dos veces, en concursos literarios.

Una, en el premio Fernando Lara, del año 2002. Presenté mi novela "Desde el viento", a la que añadí 20 páginas, porque no alcanzaba las 200  reglamentarias para participar.

Otra, hace unos años, con una novela que escribí precipitadamente, para concursar en un premio literario en Mieres. Aprendí que las letras hay que tomarlas con calma y moderación.

Por supuesto, no gané ninguno, ni quedé finalista, porque de ser así, habría comenzado con la buena nueva, al inicio de este escrito.

Me gusta mucho mirar en mi interior, buscar y rebuscar en el cajón de los misterios.

Alguien, hace poco, un compañero de letras al que admiro, y que también es Socio de Escritores de Asturias, me dijo que era una escritora de "fogonazos". Me hizo gracia y sé que es así.

Y es así porque dejo fluir mi Yo, sin cortapisas y transcribo lo que me cuenta, sin corregirle una palabra. Por eso del respeto ajeno; porque aunque ese Yo, no soy yo, es mi Yo.