Una entrevista ligera a Pedro Antonio Curto, por Javier Lasheras y José Havel. 1/09/2012

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 Una entrevista ligera a Pedro Antonio Curto

» Alguien me dijo que siempre tenía cara de póker.
 
Por José Havel y Javier Lasheras.
 
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
Aunque suene machadiano, el viaje en sí mismo, la sensación de movimiento, de partida, de pasar por lugares que vas dejando atrás. Por otra parte el ir hacia otro sitio del que vives habitualmente, en particular si es un sitio nuevo para ti, te obliga a abrir fronteras, te da nuevas percepciones.
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
Tomar un café en compañía de: un buen libro, una conversación interesante, una mujer con la que planificar un viaje a las sábanas a eso de la medianoche
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
Que me gusta la soledad, ir a mi bola, lo que puede hacer creer que se ignora al acompañante.
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
Que tenga afan por descubir y sensibilidad en la mirada.
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
Hay varios, pero en estos momentos Formentera. Es un rincón mágico, parece una isla navegando por el mar, una autentica ínsula, uno podría perderse en ella.
¿Cuál es su principal defecto?
Supongo que muchos, pero uno de ellos es mi escasa expresividad. Alguien me dijo que siempre tenía cara de póker.
¿Y su principal cualidad?
Creo tener alguna, pero una al menos es respetar al otro.
¿Qué libros lee cuando viaja?
Poesía o textos cortos e intensos. Aunque a veces lo que pille o tenga entre manos.
¿Y qué está leyendo ahora?
La luz del Guernica, de Baltasar Magro y La obra maestra desconocida o el fracaso en el arte de Balzac, que me ha fascinado.
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
Sí y suelo apuntar bastantes cosas con las páginas donde están, lo curioso es que pasado un tiempo me olvido de ellas y a veces ni las encuentro en la página correspondiente.
¿Cuál sería su mayor desdicha?
Pues la fundamental del ser humano, la muerte. La otra sería el silencio y el olvido, y aunque resulte un poco egocéntrico, creo que sería injusto.
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
Unas cuantas, pero podía citar Rayuela de Cortazar, por ese perderse en la propia creación igual que en un laberinto de espejos.
¿Dónde le gustaría vivir?
Creo que ese lugar todavía no se ha inventado. Suelo sentirme extranjero o extraño en casi todos los sitios.
¿Cuál es su bebida favorita?
El café, sería incapaz de renunciar a él.
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
Suele acabar las novelas que empiezo, es casi una norma. El Ulises de Joyce, me pareció plana, sin gracia, por más que sea interesante su estructura narrativa.
¿Cuál es su ciudad preferida?
San Sebastián, me parece una de las ciudades mejor construidas junto al mar.
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
Hay varios, pero a los que siento más cerca, Miguel Hernández por su pulsión y empeño en ser poeta, Marguerite Duras por la identificación con su obra y manera de escribir, Kafka por su complejidad literaria y vital.
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
Hay un verso que me parece terrible y dotado de una belleza tremenda al mismo tiempo: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos de Cesare Pavese.
¿Qué música suele escuchar?
De todo un poco, me gustan los cantautores, pero últimamente estoy muy metido por el tango.
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
Oscar Wilde por su verbo locuaz, Antonio Machado por su sapiencia y de ficción House, por tomar unas copas con un canalla lúcido.
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
Del jamón ni idea, de la copa de vino tampoco porque soy de cervezas, un libro de poemas los hay hasta por un euro y del chocolate, hay uno de trufas, maravilloso, pero que cuesta una pasta.
Recomiende un par de obras de arte.
El Guernica de Picasso y El grito de Munch. La destrucción y la angustia del hombre, me parecen dos rasgos del ser humano actual. Diría que son dos espejos de lo que es la humanidad.
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
En la de una trilogía, tres novelas cortas que son algo así como una indagación en torno a la mirada y el deseo.
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
¿No puede ser con café, es más tradicional?
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
Unas cuantas cosas, pero se pueden centrar en una sola: el poder. Creo que aún el ser humano no ha encontrado una forma de ejercerlo civilizadamente.
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
2666 de Bolaño.
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
El imperio de la pasión, de Nagisa Oshima que nos enseña los límites y la autodestrucción, la necesidad de los tabúes que dijo George Bataille. Y Leolo de Jean Claude Lauzon, una película mágica y diferente.
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
Precisamente de Leolo leí El valle de los avasallados de Réjean Ducharme, es el libro que lee el protagonista, el único que hay en su casa. Por su lectura pasa sin darse cuenta, de lector a escritor.
¿Qué suceso de la historia admira más?
La proclamación de la Segunda República en España, me hubiera gustado vivirla. Fue uno de esos momentos donde las emociones, la alegría, la justicia y la razón, confluyen con luz propia. Después como todo el mundo sabe, se destruyó. Aún no nos hemos recuperado de esa perdida.
¿Qué red social de internet prefiere?
Sólo utilizo y conozco Facebook
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
Marilyn Monroe, me parece que fue un personaje fascinante, humanamente bello en su contradicción. También Natassja Kinski, aunque esa espero hacerla algún día.
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
Culpable, los inocentes suelen ser muy aburridos.
 
Pedro Antonio Curto es escritor
 

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