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Presentación de El hierro del mayoral, de Mª Luisa Prada. 14/05/2010

Presentación de la última novela de
 
Mª Luisa Prada

El hierro del mayoral
 
La presentación correrá a cargo de
Don Miguel Cordero del Campillo, Catedrático Emérito y Ex-Rector de la Universidad de León, escritor, humanista y Medalla de Oro de la ciudad
Martes día 18 de Mayo a las ocho de la tarde
Club de Prensa del Diario de León,
Avda. de San Marcos 8 esquina C/ Fajeros. León.

Presentación de Deva y el pitín, de Esther García. 14/05/2010

Presentación del libro de Esther García
 
Deva y el pitín 
 
Intervienen:
 
Esther García López, escritora
Isabel Iglesias Cueva, maestra del C.P. Baudilo Arce, Uviéu
Ángela Sánchez Vallina, Editorial Pintar-Pintar
 
Salón d’actos de Servicios Sociales de Castrillón, C/ Rey Pelayo nº 27 – 14 de mayu, 20:00 h.
 

 

Pedro Antonio Curto

Decía Alejandra Pizarnik: “En cuanto a escribir, sé que escribo bien y esto es todo. Pero no me sirve para que me quieran”. Espero que esta comunidad literaria y periférica, escribamos mejor o peor, sirva para que nos quieran (y nos queramos) al menos un poco.

Pedro Antonio Curto

Foto: www.curtoescritor.com

Esas ficciones (4), por José Ángel Ordiz

Ahora que todos somos personas y personajes, Woody, ya sé de dónde vengo y a dónde quiero llegar. Vengo de la memoria y quiero llegar al recuerdo.

            -A ti te hubiera gustado nacer en el futuro por si se inventa la inmortalidad.

            -No, por simple curiosidad.

            -A mí no me la pegas.

            -Ni tú a mí. Pretendes que te entretenga porque no puedes moverte de ahí y te han cegado los gamberros.

Hoy no tengo hambre ni sueño. Tampoco nieva hoy. Es cierto, sí: son muy buenas casi todas las narraciones y las películas donde nieva mucho o hay mucha nieve por las calles o por los montes: nieva en El resplandor, nieva en Pelle el conquistador, nieva en Dersu Uzala –en la novela de Arséniev y en la película de Akira Kurosawa: ¡No disparen, soy gente!-; en Dos viejos gruñones incluso, en este último filme los sucesores de Stan Laurel y Oliver Hardy, ya viejos Jack Lemmon y Walter Matthau pero sin embargo lozana, reconocible, envidiable, esa amistad que ni una dama en disputa será capaz de quebrar.

Hola, dama, saluda el gigante a La princesa prometida, donde el protagonista masculino sustituye el Te quiero con que ama a la protagonista femenina con un apocado Como desees (se quejará luego; hay que ser más explícito, hombre, y que salga el sol por donde quiera, ¡Me cago en el misterio!).

Continúo con la nieve después de la nueva dispersión anterior. Con la nieve y con el frío, con el mucho frío que abriga a ficciones tan reales como El pianista de Roman Polanski (el director perseguido por el pasado, como si no tuviéramos todos -y todas- trapos sucios por ahí, principalmente los perseguidores de oficio) y del flaco Adrien Brody, que a mí me recuerda un poco a Benjamín Prado, el escritor, en cuanto al físico se refiere.

            -Hombre, con unas cuantas copas encima…

            -Coño, House, tú por aquí.

            -¿No estabas enfermo?

            -Desde hace años, y ya voy para viejo, así que te llamaron tarde.

O a ficciones tan hilarantes como El baile de los vampiros, del Polanski también (qué atractivas resultan, al parecer, las mujeres hermosas con cara de niña, y las bellas niñas con rostro de mujer; cómo pierden a los hombres; tendría que hablarnos sobre el tema algún experto; ¿Te sirvo yo?, ¡Ay, qué susto!, ¿Qué temes, Clarice, José Ángel?).

En El silencio de los corderos no nieva mucho, ni hace mucho, mucho frío, pero qué escalofríos provoca Hannibal Lecter, la madre que lo parió. Aunque el psiquiatra caníbal se debe a la pluma del novelista Thomas Harris, que le dio vida secundaria en el relato El dragón rojo, luego protagonismo principal en El silencio de los inocentes (corderos) y más tarde en Hannibal y en Hannibal: el origen del mal. Imágenes y voz se las pusieron Jonathan Demme y el genial multiusos Anthony Hopkins (cuyo apellido tiendo a confundir con el de Anthony Perkins, el de la Psicosis de Hitchcock). Psiquiatra caníbal no conozco a ninguno, pero sí conozco a un par de psiquiatras pirados.

            -¿Sus nombres, Clarice, José Ángel?

            -Quítate para allá, demonio.

            -Quid pro quo, Clarice, José Ángel, no lo olvides nunca.

Puedo confesar que tampoco los extravíos por las profundidades oceánicas o espaciales fueron el principio de mis ficciones vividas, Woody.

            -Cuenta, cuenta, que tienes razón y ya nadie, casi nadie, se detiene junto a mí al pasar por esta calle peatonal.

-Fueron las aventuras ilustradas de Roberto Alcázar y Pedrín, creo recordar.

            -O sea, que casi empiezas por el final este conjunto de palabras que llegan de la memoria y pretenden el recuerdo.

            -Tanto como por el final…

            -Me suena ese quid pro quo de antes, me suena a…

            -¿A qué, Woody?

            -A las críticas amigas o enemigas, pocas veces imparciales, de los expertos oficiales en ficciones y realidades, condicionados por la amistad o la enemistad, por la política, por la religión o el ateísmo, por la pasta…

            -Ya… El caso es que vuelvo a tener hambre y sueño.

            -Qué calamidad.

-¿Seguimos mañana?

-Lo malo de mañana es que a lo peor no existe.

-Ahí te quedas, liante.

El cine en tres dimensiones… Y entonces me acuerdo de las ficciones teatrales, y veo, en el Jovellanos gijonés, a un sinvergüenza –Pepe Rubio- al que pretende enseñar Alfonso Paso. Sin las gafas que se precisan para ver Avatar, el anuncio del mañana (si existe); nada del otro mundo En tierra hostil, el presente oscarizado, si la comparamos con El submarino (por el manejo de la cámara), con Platoon o con Apocalipse Now¡El horror…!- (en lo tocante a las hazañas bélicas, que nos devuelven una y otra vez a nuestra condición de homínidos irrecuperables a pesar de esas ficciones –realidades- que nos narra la existencia y que nosotros, a veces, recreamos).

Ahora el alimento y la cama -soñar, siempre soñar-, después bien veremos, insiste el ciego que nunca me abandona (y no me refiero a Woody Allen).

La plaga de los zombis, edición de Jesús Palacios

La plaga de los zombis
y otras historias de muertos vivientes

Varios autores

Esta antología de trece relatos, preparada con esmero por Jesús Palacios, pretende ofrecer al lector aficionado una visión evolutiva del mito en los últimos cien años. Así, este particular viaje comienza con el "Zombi Vudu", el muerto viviente de la religión y el folclore haitianos, con relatos como Yo anduve con un zombi (1942), de Inez Wallace, o La plaga de los zombis (1922), de John Burke. A continuación entramos en los dominios del "Zombi Pulp": la criatura se convierte en personaje de la genuina pulp fiction de las revistas populares norteamericanas de los años 20, 30 y 40. Relatos como Cuando caminan los zombies (1939), de Thorp McClusky, o El imperio de los nigromantes (1932), de Clark Ashton Smith son representativos de esta época. Finalmente, y ya despuntando nuestro siglo, llegamos al "Zombi post-Romero" –en referencia al director de la película germinal del género actual, La noche de los muertos vivientes (1968)– con relatos contemporáneos como Dios salve a la Reina, de Marc Levintal y John Skipp, o Amores muertos, de Ian McDowell.

 

AEA 10º Aniversario. Mujeres en escena, por Violeta Varela. 11/05/2010

 

 
La Asociación de Escritores de Asturias,
con motivo de su 10º aniversario,
tiene el placer de invitarle a la charla coloquio
 
Mujeres en escena:
feminismo y política en la literatura teatral.
 
a cargo de
 
Violeta Varela.
 
Presenta: Ernesto Colsa

La charla tendrá lugar el próximo
12 de mayo, a las 18.30 horas
en la carpa de LibrOviedo
(Paseo de los Álamos, Oviedo)
 

 

El miedo, de Gabriel Chevallier. Por Ernesto Colsa (11/05/2010).

 
Gabriel Chevallier,
El miedo,
Acantilado, 2008.
Traducción de José Ramón Monreal.
 

Resulta inevitable comparar El miedo con otros clásicos sobre la Primera Guerra Mundial, que son habas contadas frente a los ambientados en la segunda gran conflagración. El cotejo con Sin novedad en el frente parece el más adecuadodada la identidad argumental, bien es cierto que desde bandos opuestos, pero el halo de melancolía que impregna la obra de Erich Maria Remarque muta en exabrupto en la de Chevallier, aunque ambas persiguen idéntico objetivo: desnudar el horror del frente, poner de manifiesto el absurdo del conflicto. El miedo es un alegato brutal frente a los instigadores de la monstruosa carnicería, quienes dirigen las operaciones desde la comodidad de sus poltronas mientras la tropa sufre todo tipo de privaciones en unas trincheras frías y hediondas.

Este antibelicismo constituía una posición políticamente muy incorrecta en el momento histórico en que la obra fue concebida, hecho que corrobora su primer capítulo, donde asistimos con estupefacción al júbilo del pueblo ante la declaración de guerra, así como al linchamiento de un disidente que osa mostrar su disconformidad con la opinión general; los propios soldados, por su parte, ven en la movilización una excitante aventura que los saque de sus rutinas. La novela abarca la integridad del conflicto, pues se extiende hasta las confusas jornadas tras el armisticio, donde los soldados vagan desconcertados por el frente, ayunos de órdenes, y dudan sobre la certeza de los rumores. No deja de ser una ironía que las circunstancias obliguen al protagonista —trasunto del propio Chevallier— a permanecer en activo hasta el final de la contienda, cuando en ningún momento niega que su único anhelo es el de escabullirse del frente. Sólo consigue su propósito durante el breve período de convalecencia en el hospital a causa de una herida de guerra no invalidante que tiene la suerte de sufrir, y por la que muchos de sus compañeros son capaces de autolesionarse aun a riesgo de sufrir el consiguiente consejo de guerra.

La novela de Chevallier desmitifica la lucha; no encontramos en sus páginas heroísmo ni patria, ni siquiera odio. Por el contrario, hay en El miedo aburrimiento, mierda y piojos; frío, cieno y hambre. Asistimos a la transición entre el combate decimonónico y las estrategias modernas, sin que la irrupción de los carros blindados pueda evitar el estancamiento del frente durante casi toda la contienda, ni que cada exiguo avance sea posible a costa de miles de vidas. Porque es preferible la destrucción total e instantánea que nos procuran las armas actuales a esta interminable agonía en las trincheras, por cuanto implica la prolongación de un sufrimiento que saben completamente inútil quienes lo padecen.

La tesis el El miedo queda formulada de forma magistral en la cita de un tal teniente coronel Ardant du Picq, con que se abre uno de los capítulos: “El hombre en el combate es un ser en el que el instinto de conservación domina momentáneamente todos los sentimientos. La disciplina tiene por fin domeñar ese instinto mediante un terror mayor”.

 

AEA 10º Aniversario: Presentación del Diccionario histórico de autores de literatura infantil y juvenil contemporánea.

Jueves, 13 de mayo; 18.45 horas

Club Prensa Asturiana de La Nueva España
c/ Calvo Sotelo, 7
Oviedo
 
 
 
 
 
Presentación del libro:
 

 Diccionario histórico de autores

 de literatura infantil y juvenil
  contemporánea
 
 
Intervendrán:
 
 Juan Losé Lage Fernández
Autor del libro y Director de la revista Platero
(Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2007)
 
 Carmelo Fernández Alcalde
Presidente de la Asociación de Escritores de Asturias
 
 Julián Pascual
Profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura
Universidad de Oviedo
 
Pedro Badía
Director del periódico Escuela
 

El tiempo envejece deprisa. Nueve historias de Antonio Tabucchi, por Ángel García Prieto. 8/05/2010

 El tiempo envejece deprisa. Nueve historias 
 Antonio Tabucchi
 Ed. Anagrama. Barcelona, 2009. 174 pp. 16 euros
 Traducción de Carlos Gumpert
 
            Antonio Tabucchi (Vechianno, 1943) es uno de los escritores italianos más conocidos en la panorámica literaria actual. Ha recibido innumerables premios internacionales y su nombre aparece cada año entre los que se apuntan para el Nobel o el Príncipe de Asturias de literatura. En español tiene publicadas casi una veintena de obras de narrativa, además de un libro de teatro y otro de ensayo. Reconocido internacionalmente sobre todo por Sostiene Pereira y alguna otra novela, sus últimos tres libros de narrativa son difíciles e incluso crípticos, aunque se sigue viendo en ellos un atractivo especial de insinuación y sugerencia, que tiene de base la rica experiencia literaria de su autor.
           
El tiempo envejece deprisa es una colección de nueve cuentos – al parecer en homenaje a Sallinger, en sus Nueve cuentos – que tienen en común protagonistas en la última etapa de su vida, que recuerdan su pasado, reviven nostalgias y critican su presente y en algún caso el de Europa;  cinco de ellos son personas que han vivido el derrumbamiento del comunismo tras el telón de acero; son historias relatadas a terceros o autorreflexiones, que se desarrollan en Ginebra, Varsovia, Budapest, el Mar Negro, Berlín o Italia
 
En todas ellas está presente ese lenguaje y esa aguda mirada tangencial, sugerente, y muchas veces certera, que deja abierto el final de la historia; entre otras cosas porque su comprensión no es nada fácil, pues las dos primeras, diría, son crípticas o incluso incomprensibles. Afortunadamente a alguna no le faltan detalles de humor o fina ironía, entre la crítica política de izquierdista ilustrado.
 
Me quedo con el Tabucchi de Sostiene Pereira, La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, Réquiem, Dama de Porto Pim o Sueño de sueños, que no necesitaban la explicación extraliteraria que el autor suele hacer de sus últimas obras, al presentarlas con comentarios en la prensa o incluso con conferencias, que evidentemente enriquecen y aclaran el contenido de lo narrado en estos últimos libros, por sí mismo difíciles.

La palabra itinerante

 

 

Desde Andalucía el colectivo La Palabra Itinerante quiere sumarse a la celebración del décimo aniversario de la Asociación de Escritores de Asturias.

 

En octubre de 2002 tuvimos el honor y la alegría de participar en las II Jornadas de Literatura con una actuación en directo celebrada en la Sala Cajastur de Oviedo. Era la primera vez que visitábamos Asturias para mostrar nuestro trabajo. Desde entonces hemos regresado a esa tierra tan querida no pocas veces, y siempre recordamos con agrado y agradecimiento aquella primera vez, que no sólo nos permitió compartir nuestra poesía escénica, sino que además nos ofreció la posibilidad de conocer a gente estupenda y a escritoras y escritores excelentes.

Felicidades, compañeras, compañeros, por los diez años de vivencias y proyectos en esta aventura, y los mejores deseos para todos los que vengan. Un abrazo fraterno desde estos sures
 
La palabra itinerante