martes, 30 de septiembre de 2025
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El tren de las 3:10 a Yuma, un tren que no hay que perder. Por José Havel (20/05/2009)

James Mangold revisita el clásico de Delmer Daves del año 1957 con inteligencia y talento, consciente de que si se recupera un clásico es para ofrecer, cuanto menos, un divertimento de altos vuelos. Por ello, en su versión de El tren de las 3:10 potencia las secuencias de acción con respecto a la película de Daves, tan generosas en su diseño como el filme en su plano psicológico, auténtico cañamazo del relato.

El director neoyorkino no se suma a la tendencia última de revisar la mitología del Oeste (desde Sin perdón hasta El Asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford), y menos todavía a la corriente de reelaborar el western desde una barroquización del mismo, según hiciera Sergio Leone. De acuerdo con la sensibilidad actual, lo que Mangold hace es recuperar el tono de ciertas piezas mayores de los años 50 (Flecha rota, Veracruz, Solo ante el peligro, El último tren de Gun Hill) que armonizaban la vertiente espectacular de la acción con una fina aproximación psicológica a los personajes.

Se agradece que, al contrario de la mayoría de las producciones hollywoodienses de hoy, El tren de las 3:10 del siglo XXI se tome verdaderamente en serio a esos seres llamados espectadores, respetando su inteligencia sin por ello dejar de darles a ver un espectáculo en toda regla, vibrante y matizado a la vez. Los personajes son mucho más que arquetipos desde los que se relativizan sistemáticamente las nociones del Bien y del Mal o el concepto de heroísmo, brillando en su sobriedad Christian Bale, como héroe por un día, y Russell Crowe, que hace fascinante al peor de los malhechores, ambos arropados por una galería importante de secundarios, y por la fotografía de Phedon Papamichael, igual de magnífica que la música de Marco Beltrami. El resultado final es un entretenimiento de factura excelente, una obra de belleza remarcable.
 


EL TREN DE LAS 3:10 (3:10 to Yuma). EE UU, 2007. Dirección: James Mangold. Intérpretes: Russell Crowe, Christian Bale, Ben Foster, Peter Fonda, Logan Lerman, Dallas Roberts, Vinessa Shaw… Duración: 116 minutos.

DVD editado por Filmax Home Video.

Contenido Extra de la edición sencilla: Tráiler, Escenas eliminadas.

Contenido Extra de la edición especial (2 discos): Escenas eliminadas, Making Off Destino: Yuma, La música de El tren de las 3:10, Las armas de Yuma, Conversación con el escritor Elmore Leonard, Western: Un género épico, Forajidos: Mitos del Oeste, De costa a costa: El tren y el Oeste, Imágenes de rodaje, Tráiler.

Underground: El Sorayazo. Por Manolo D. Abad (20/05/2009).

Algunas cosas no cambiarán nunca en este país. Una de ellas es Eurovisión. Sí, ese concurso hortera y trasnochado, al que cantara despectivamente –ya hace hasta demasiados años— Ilegales en aquel espléndido "Yo soy quien espía los juegos de los niños". Cuarenta y un años en barbecho son demasiados hasta para una emisión tan pasada de moda cuyo único atractivo consiste en las votaciones. La novedad de este año consistía en recular respecto a lo otorgado en el anterior: si en 2008 se había apostado todo al voto popular que dio con Chikilicuatre, un producto programado desde otra cadena de televisión para reventar esas elecciones populares; en éste, la elección, o el porcentaje mayor de la misma, recayó en un grupo de expertos que elegirían entre una previa realizada también por consulta popular. El resultado de dicha decisión fue el mismo, un producto programado, aunque en esta ocasión el producto programado procediese de eso que algunos instalados en un pasado demasiado lejano ya y ajeno a la realidad de 2009, denominan "industria". Y el ridículo ha sido aún mayor. Para los pretendidos expertos, encabezados por el anodino José Luis Uribarri, que deberían hacer un mutis por el foro definitivo y dejarnos con sus trasnochados modelos de "canción eurovisiva" y, por supuesto, para lo poco que queda de la industria musical multinacional y sus ramificaciones en programas tan lamentables e intragables como "Operación Triunfo".

Y a Soraya, pues nada, que siempre puede volver a reemprender su carrera como azafata de vuelo. O anunciar, como Rosa, complementos alimenticios. Ese es el rumbo a la fama. O, como decía un amigo, el rumbo a la nada.

I Jornadas de novela policiaca y de misterio. Del 26 al 28 de mayo de 2009.

MADRID SERIE NEGRA son las I Jornadas de novela policíaca y de misterio que se van a celebrar la próxima semana en la Delegación del Gobierno del Principado en Madrid. Están organizadas por la Asociación de Escritores de Asturias,  Ace, Aepe, Asma y la Delegación del Gobierno del Principado en Madrid y cuentan con el patrocinio de Cedro.

Se celebrarán los días 26, 27 y 28 de mayo, a partir de las 19:30 horas.

Entre otros autores, contará con la participación de Ignacio del Valle y Manuel García Rubio hablarán sobre el futuro de la novela negra y estarán moderados por Julio Rodríguez. Asimismo, Ignacio del Valle presentará su última novela, Los demonios de Berlín, el día 28 a las 19,30 horas.

Lugar: Delegación del Gobierno del Principado de Asturias en Madrid: c/ Santa Cruz de Marcenado, 2. Esquina San Bernardo.

 

PROGRAMA JORNADAS

Los amantes del hotel Tirana de Pedro Antonio Curto.

En el verano de 1990, mientras el régimen socialista albanés comienza a derrumbarse, dos jóvenes se aman una noche en la habitación de un hotel. Aida y Aslam se encuentran con las encrucijadas de la historia y a través de ellas construyen la suya propia. Es una noche que tiene algo de iniciatica y sin embargo están rodeados de mundos crepusculares. Por esas rendijas ellos prueban el sabor de un cuerpo ante otro cuerpo, de un ser abandonándose al otro.

Han viajado por tierras albanesas y viajan también a través del tiempo, a una España donde un combatiente de las Brigadas Internacionales comienza a forjar una utopía. Es una utopía que ambos aman, como se aman el uno al otro, con la necesidad sensitiva de transcender, de ir más allá, a una patria carnal, a una patria sin fronteras. Pero se encuentran que viven en la sombra oscura de esa utopía; la que se aleja del sueño para acercarse a la pesadilla. La novela crea atmósferas intimistas, que fluyen entre lo fantástico de la mitología albanesa y la realidad, para ir a la búsqueda de un territorio donde el individuo se enfrenta a su época, con sus sueños, sus frustraciones y también con sus traiciones.

Los amantes del hotel Tirana ha resultado ganadora del IV Premio de Novela Ciudad Ducal de Loeches por unanimidad.

Más información

La flauta del sapo de Aurora García Rivas.

DG, ediçois, Linda-a-Vella (Portugal), 2009.

Libro de poesía en castellano, finalista en el Ateneo Jovellanos 2004 y en el Ciudad de Mérida 2007.

Rebelión na Caixa Máxica de Aurora García Rivas.

 

Ilustrador: Juan Díaz-Faes DíazTrabe 2009

Cuento escrito en gallego-asturiano para niños de tres a siete años. Alicia, la guardiana de la Caja Mágica, recorre el mundo llevando su Caja de la que sale todo aquello que se pida. Pero la Caja Mágica tiene un secreto, y, en un momento determinado, Alicia debe de tomar una difícil decisión.

 

 

 

Geografías. Música para camaleones. Por Hilario J. Rodríguez (19/05/2009)

El musical vuelve a estar de moda gracias a Los productores (The Producers, 2005, Susan Stroman) y Rent (2005, Chris Columbus). Hasta hace poco había quienes creían que se trataba de un género muerto, pero en realidad nunca ha sido así. Quizás lo que estaba y sigue muerto sea el musical al estilo hollywoodiense, al que Alain Resnais rinde un majestuoso homenaje en su película En la boca no (Pas sur la buche, 2003), que es al mismo tiempo una parodia de la cultura entendida siguiendo los modelos estadounidenses. Yo, no obstante, creo que el problema no es si el cine musical está más muerto que vivo, si quienes hoy cantan y bailan son Fred Astaire, Ginger Rodgers, Gene Kelly, Cyd Charisse o un grupo de fantasmas; el problema es que nunca hemos tenido muy claro a qué llamar cine musical. Recientemente, dejamos pasar 2046 (2004, Wong Kar-Wai), Nuestra música (Notre musique, 2004, Jean-Luc Godard), La vida secreta de las palabras (2005, Isabel Coixet) y Sarabanda (Saraband, 2003, Ingmar Bergman) sin hacernos demasiadas preguntas sobre sus relaciones con la música o sobre la posibilidad de que pudiesen ser nuevas modalidades de cine musical. Tampoco nos hemos puesto a pensar si Charlie y la fábrica de chocolate (Charlie and the Chocolate Factory, 2005) y La novia cadáver (Corpse Bride, 2005) son cine infantil, cine de animación u otra cosa relacionada con sus canciones y con sus números de baile. Cuando vemos películas como El milagro de Candeal (2004, Fernando Trueba) o Escenario móvil (2004, Montxo Armendáriz), en seguida hablamos de documentales. Algo muy similar nos sucede con Ray (Taylor Hackford) o En la cuerda floja (Walk the Line, 2005, James Mangold), que definimos como biopics sin pararnos a pensar que en realidad describen la vida de dos importantes músicos. Ni siquiera nos llaman la atención las bandas sonoras de El Calentito (2005, Chus Gutiérrez), Vida y color (2006, Santiago Tabernero) y Volando voy (2006, Miguel Albaladejo).

Hoy en día, el cine musical se ha vuelto bastante multiforme en parte debido a que ya no existe un público homogéneo que acepte el mismo tipo de música. Cada persona tiene sus prioridades. Por eso Los dos lados de la cama (2005, Emilio Martínez-Lázaro) y El sabor de la sandía (Tian bian yi duo yun, 2005, Tsai Ming-liang), dos películas con un modelo parecido al de los antiguos musicales, pueden provocar opiniones muy contrastadas en una misma persona. Aunque todavía hay quienes pueden disfrutar por igual de una ópera de Wolfgang Amadeus Mozart y de un álbum de Radiohead, lo normal es que la gente se decida por uno u otro y no por los dos. La cultura cada vez es más coyuntural y sectaria, padece una peligrosa amnesia que está provocando serias limitaciones en los gustos que podemos llegar a abarcar. Una cosa así ha repercutido en los musicales, que han dejado de acaparar el interés masivo, para centrar su radio de acción en un público más concreto y reducido. Nani Moretti hace un magnífico chiste al respecto en Abril (Aprile, 1998), donde dice que su máxima ambición es rodar un musical trotskista. Jem Cohen, por su parte, propone una sinfonía antiglobalización en Chain (2004) que, lógicamente, no ha llegado a distribuirse de forma comercial en casi ningún sitio. Lo cierto es que ya nadie apela a los espectadores en general ni utiliza la música de una sola manera. Muchos cineastas aceptan realizar videoclips para discográficas o para cadenas de televisión; otros trabajan codo con codo con artistas multimedia que luego exhiben sus obras en museos; y no faltan quienes realizan musicales destinados al mercado de los DVDs, como sucedió hace poco con la historia del blues propuesta por Martin Scorsese y dirigida, entre otros, por este último, Clint Eastwood, Charles Burnett, Wim Wenders o Mike Figgis.

El personaje que interpretaba Woody Allen en Delitos y faltas (Crimes and Misdemeanors, 1989), un documentalista sin talento, aseguraba que veía Cantando bajo la lluvia (Singing in the Rain, 1952, Stanley Donen) cuando estaba triste.  Como él, mucha gente asume que el verdadero sentido de los musicales es que nos hacen sentir bien porque nos ayudan a olvidar  nuestras responsabilidades sociales y las dificultades con las que tropezamos; son entretenimiento puro. A mí, no obstante, me resulta imposible aceptar que el entretenimiento y la inteligencia hayan de estar reñidos, de ahí que cuando veo un musical tenga el mismo nivel de expectativas que cuando veo un western, un thriller, un melodrama o una comedia. A cualquier película le pido que me divierta pero también que me ilumine. Conformarse con el goce sensorial cuando se ven musicales trae malas consecuencias, pues uno al final se vuelve demasiado perezoso y rechaza las obras más innovadoras e interesantes del género sólo porque hacen pensar. Y eso resulta trágico. Un conocimiento amplio del cine musical pasa por cineastas como Jacques Demmy, Chantal Akerman o Terence Davies; y por películas como Berlín, sinfonía de una gran ciudad (Berlin, Die Sinfonie der Groβstadt, 1927, Walter Ruttmann), Hallelujah, I’m a Bum (1933, Lewis Milestone), At Land (1944, Maya Deren), Chronik der Anna Magdalena Bach (1967, Jean-Marie Straub y Danièle Huillet) o Decasia (2002, Bill Morrison).  

Una de las peculiaridades que tienen Los productores y Rent con respecto a otros musicales clásicos es que parecen contarnos algo, iluminarnos, no se conforman con ser un mero entretenimiento realizado con un generoso derroche de luz y sonido. El primero nos habla sobre los caprichos del universo entre bambalinas, donde quienes aspiran a montar éxitos fracasan, de ahí que ahora se conformen con montar fracasos para triunfar. Y el segundo describe la energía y la diversidad del barrio de East Village en Manhattan, y por extensión de toda la ciudad de Nueva York, durante los peores años de la epidemia del sida, una enfermedad que no tuvo consecuencias tan dramáticas como la limpieza que realizó el alcalde Rudolph W. Giuliani en la década de los noventa y los trágicos atentados del 11 de septiembre de 2001.

El poeta Charles Simic recuerda en su libro The Unemployed Fortune-Teller cómo en su juventud, cuando aún vivía en Belgrado, tenía que escuchar canciones de rock & roll con el sonido muy bajito porque era música prohibida, que a él, sin embargo, le parecía muy liberadora e imaginativa. Quienes hemos atravesado alguna vez un desierto en automóvil, con la radio encendida, sabemos que una simple canción es a menudo más valiosa que todo un libro de filosofía porque, además de ser como un tren que une ciudades, nos sirve para conectarnos emocional e intelectualmente con las cosas sin necesidad de utilizar el lenguaje. Gracias a algo tan sencillo entendemos con facilidad lo que quieren decirnos Autopista asfaltada en dos direcciones (Two-Lane Blacktop, 1971, Monte Hellman), algunas películas de Cameron Crowe o The Brown Bunny (2003, Vincent Gallo).

Yose Álvarez-Mesa y Teresa Sousa, premiadas en el VII Concurso Literario Internacional Naji Naaman. 18/05/2009

La Maison Naaman pour la Culture ha hecho público el fallo de su VII Concurso Literario, en el que solo figuran dos autores en castellano, ambas mujeres.
 
Con 781 participantes de 49 países y en 22 idiomas, la séptima edición de los Premios Literarios de Naji Naaman ha galardonado a 59 nuevos autores:
 
1- Premios al Valor:
– Alexandra Bucur-Emilia (Romania),
– Oluwole Olawale M. (Nigeria),
– Anas Al-Filali (Morocco),
– Nawal Jibali (Algeria),
– Yara Gharios & Catherine Médawar (Lebanon).
 
2- Premios al Mérito:
– Joao Campès (Congo),
– Mihaerla Dordea (Romania),
– Racha Mounaged (France/Belgium),
– Al-Mahdi ‘Uthman (Tunisia),
– ‘Abdul-Karim Sulayman Sha’ban & Radhwan Yussuf Ismaïl (Syria),
– ‘Awatif Rami, Sa’id Tlili, Rakata Hamid, Muhammad Al-Krafs & Farid Am’adchou (Morocco),
– Balqassim Rabahi (Algeria),
– Marie-Joe Freijeh & Randa Khattar (Lebanon).
 
3- Premios a la Creatividad:
– Carmelo Militano (Italia – Canada);
– Yvan Racine Courtois (France),
– Maria Teresa Sousa Couto (Spain – Argentina),
– Naira Kharatyan (Armenia),
– Dietmar Tauchner (Austria),
– Serge Baril (Canada),
– Yose Alvarez-Mesa (Spain),
– Sulayman Bin Yussuf (Tunisia),
– Muhammad Sabir ‘Ubayd, Hussayn Rahim & Hussayn Al-Hashimi (Iraq),
– Najah ‘Abdun-Nur & Jamal Al-Jaziri (Egypt),
– Budei Costin Ciprian, Victorita Ducu, Dan Lungu, Paul Mihalache & Iona Tricã (Romania),
– Al-Bashir Bin ‘Abdur-Rahman (Algeria),
– ‘Amran Ahmad & Ayman Ibrahim Ma’ruf (Syria),
– Salih Al-Qassim (Jordan),
– Mazin Rifa’i (Syria – Romania),
– Habiba Zoughi, ‘Umar Al-‘Asri, Nourud-Dine Bous-Sba’, Nourud-Dine Yachou, Fatima Marguich & Ahmad Bahichaoui (Morocco).
 
4- Premios de Honor (para obras completas):
– Judith H. Clark (American writer),
– Olga Maria Dey-Bergmoser Thompson (Dutch Canadian writer),
– Anis Moussallem (Lebanese Academic and writer),
– Mohamed Rabie (Palestinian thinker and poet),
– Silvia Miler & Simona-Gazia Dima (Romanian poetesses),
– Denys Cloutier (Canadian writer and physician),
– Keith Garebian (Canadian poet and biographer),
– Diane Descôteaux (Canadian classic and haïku poetess),
and Nehas Sopaj (Macedonian poet in Arumanian).

Ángeles y demonios tan mediocres como entretenidos. Por Tanja Pérez Hunte (18/05/2009)

 

Considerada por muchos como la continuación de El código Da Vinci (2006), el thriller “teológico-ocultista” Ángeles y demonios, una de las grandes víctimas de la huelga de guionistas del año 2007 en Hollywood, es en realidad una especie de precuela, que cuenta una investigación anterior de Robert Langdon (Tom Hanks), el experto en simbología religiosa de la Universidad de Harvard, efectuada con antelación a los acontecimientos relatados en El código Da Vinci. Todo se desencadena en Roma, cuando el Papa fallece. Los cardenales se hallan en cónclave para elegir a su sucesor, pero cuatro de los candidatos son secuestrados, para ser ejecutados uno tras otro antes de que explote una bomba antimateria en la Basílica de San Pedro. Entonces Robert Langdon advierte evidencias del resurgimiento de una antigua hermandad secreta conocida como los Illuminati, la organización clandestina más poderosa de la Historia. Langdon tendrá poco tiempo para comprender lo que se trama contra el Vaticano y desbaratar el vengativo complot terrorista de la mencionada hermandad, compuesta de sabios e intelectuales combatidos secularmente por la Iglesia Católica. Toda una carrera contrarreloj y contra el crimen que transcurre como si de una partida de Cluedo se tratase.

El código Da Vinci sobrevolaba, encadenándolas superficialmente, hipótesis con cierto interés en el fondo; Ángeles y demonios se contenta con ser un relato policíaco de ritmo ajustado que, precisamente, evita verse retardado por su fondo. Así, se evocan a menudo determinados aspectos referentes a las relaciones entre la ciencia y la religión, pero curiosamente son despachados enseguida por un diálogo que intenta siempre moderarlos, para intentar de complacer a todo el mundo y, sobre todo, no contrariar a nadie más de la cuenta.

Con un guión mecánico y telegrafiable hasta en sus pistas falsas, igual de estereotipado que las interpretaciones de los actores (salvemos a Ewan McGregor), Ángeles y demonios, más dinámico y trepidante, de mejor construcción rítmica, quizá sea mejor película de entretenimiento que El código Da Vinci, un filme éste sin mayor historia, aunque digno dentro de los parámetros de la cartelera palomitera, si tenemos en cuenta el bodrio de libro en que se basaba. Todo apunta a que Ángeles y demonios funcionará mejor en taquilla desde el boca a oreja, pues aburre menos. De hecho no aburre, la verdad sea dicha, dentro de su manifiesta mediocridad. Pero tampoco nos engañemos: poco más hay en esta función que trepidación narrativa y el paseo turístico por la maravillosa Roma, en buena medida reconstruida en estudio, que nos proporciona el último largometraje de Ron Howard, a quien está claro que la Ciudad Eterna parece inspirarle mucho más que París y que, por supuesto, el universo de Dan Brown.

 

ÁNGELES Y DEMONIOS (Angels & Demons). EE UU, 2009. Dirección: Ron Howard. Guión: Akiva Goldsman, basado en la novela homónima de Dan Brown. Música: Hans Zimmer. Fotografía: Salvatore Totino. Montaje: Dan Hanley y Mike Hill. Diseño de producción: Allan Cameron. Intérpretes:Tom Hanks (Robert Langdon), Ewan McGregor (Camarlengo), Ayelet Zurer (Dra. Vittoria Vetra), Stellan Skarsgård (comandante Richter), Pierfrancesco Favino (inspector Ernesto Olivetti), Nikolaj Lie Kaas (asesino), Armin Mueller-Stahl (cardenal Strauss), Thure Lindhardt (Chartrand), David Pasquesi (Claudio Vincenzi), Cosimo Fusco (padre Simeón), Victor Alfieri (teniente Valenti)… Duración: 138 minutos.

 

 

Entrevista a José Luis Espina, por Javier Lasheras. 18/05/2009.

Habla de Asturias con nostalgia, conocedor de que las distancias ya no son insalvables. Habla de Cataluña con la generosidad de quien ha sido recibido y con la exigencia del ciudadano comprometido. Habla de la cultura, del mercado editorial y de los escritores: los conoce bien y al dedillo. Habla torrencialmente y aliña sus comentarios con razones contundentes y una pizca de pasión. Habla de su primera obra, incorrecta y nada complaciente, de VISOR, ese encuentro literario que creó hace cinco años en El Vendrell. José Luis Espina nos abre su casa y su cabeza: es un escéptico no muy convencido que transmite optimismo, cercanía y claridad desde la sorpresa, la duda y el escepticismo: igual que en sus relatos.

Visor cumple cinco años. Escritores, opiniones, debates, diálogos, libros ¿y qué más?

Pues la satisfacción de ver como se va consolidando un proyecto. El reto de conseguir que una población como El Vendrell, alejada de ese epicentro que todo lo aglutina y que se llama Barcelona, pueda reunir una vez al año un grupo de autores, heterogéneos y de primera fila, congregando también cada vez más público interesado por la literatura y por la comunicación directa con los creadores…en fin, permitir que algo que te apasiona cobre sentido y a la vez aporte algo a los demás.

 Parece que este año se ha decantado por el género negro. Pero ¿qué hubo otros años?

El primer año fue el del experimento, tuve que inventarlo todo, nombre, identidad gráfica, comercializarlo, convencer de sus bondades. Más que un tema tenía algunos autores que me apetecía invitar y como cada uno de ellos tenía vínculos con diferentes materias, lo planteé como una relación de la literatura con otras disciplinas, la música, el cine, la historia, etc. El segundo año ya intenté que hubiese un tema troncal, en este caso la influencia del paisaje geográfico o humano en la escritura, después abordamos el tema de los referentes que condicionan la obra literaria, después vino la novela emergente y por último la novela negra. También en el año 2006, como actividad adicional a VISOR tuve la oportunidad de organizar una interesante jornada sobre cuento, relato y microrrelato. 

Y qué destacaría de esta última edición. Parece que la crisis les ha hecho adentrarse en líneas de sombra.

Destacaría la sensación de que el proyecto empieza a formar parte del lugar. No es fácil, esta es una población muy bien conectada con Barcelona y a pesar de los setenta y cinco kilómetros que nos separan de la ciudad, El Vendrell se ha convertido de alguna manera en una población dormitorio para ciertas personas. Un lugar cercano al mar y más barato que una gran ciudad, por ello el incremento de habitantes ha sido desmesurado durante los últimos diez años. Para muchas personas este lugar no tiene más interés que cualquier otro, no hay apego, viven aquí pero lo que aquí pasa les es ajeno. En este sentido conseguir que algo relacionado con la cultura y en especial con el mundo del libro fructifique, es un reto monumental.

En cuanto a la crisis, nada se ha salvado de ella, no iba a ser la cultura una excepción, a pesar de ello hay que agradecer al Ayuntamiento que, aun con los inevitables recortes, VISOR’09 haya sido una realidad y haya celebrado el quinto aniversario. 

Perdóneme que le incomode, pero con los autores que lleva, supongo que el presupuesto será muy holgado…

Pues no precisamente, pero con ganas y un poco de ingenio es posible hacer un producto de calidad, aun cuando los recursos no sean muchos. Tengo que decir que la práctica totalidad del proyecto intento ejecutarla personalmente. Desde la imagen gráfica, fotografía, contratación de autores, redactado de notas de prensa, gestión de bases de datos para dar difusión a la jornada, elaboración de Weblogs, búsqueda de colaboradores…todo es trabajo personal. No es que tenga voluntad acaparadora, ni me considere experto en todo, pero me evita subcontratar toda una serie de recursos que generarían unos costes que no se podrían asumir. Puede imaginarse que las horas de dedicación son muchas, pero son mis horas y les doy el valor que haga falta para que esto salga adelante. 

Y usted, en tanto que asturiano, escritor y organizador de actos literarios a un mismo tiempo, ¿cómo ve desde Cataluña el panorama de la novela y el cuento en Asturias?

Pues con muy buena salud. Intento estar al día de lo que va pasando y creo que el resultado es muy prometedor. Asturias es una comunidad de un millón de habitantes, tiene unos índices de lectura superiores a la media nacional, lo que ya pone de manifiesto que la cultura es algo que se valora, y hay nombres de autores de incuestionable valía. Manolo García Rubio, Ignacio del Valle, Ricardo Menéndez Salmón, Eugenia Rico, Ángeles Caso, por citar solo algunos de los que de forma instantánea me vienen a la cabeza, pero hay muchos más, Fernando Beltrán o José Luis Piquero en poesía, Pepe Monteserín, Xuan Bello… en fin, la nómina es larga y de calidad. Tal vez lo que falta es una mayor proyección de determinados autores en el resto del país. Por mi parte he intentado poner mi pequeño grano de arena para que algunas de estas voces se den una vuelta por Cataluña, pero hace falta más apoyo institucional y más apuesta editorial para que ello sea posible. 

Y cuando viene a Asturias, ¿cómo ve el paisaje de la narrativa en Cataluña?

El paisaje de la narrativa en Cataluña es muy prometedor. El último premio Cervantes es catalán, pero más allá de unos valores claramente instaurados y auténticos referentes de la literatura como Marsé, Mendoza, Vilamatas o Ana M. Matute hay muchos más, se me ocurren Cristina Fdez Cubas, Pedro Zarraluki, Mercedes Abad, Clara Usón, el recientemente fallecido Francisco Casavella y muchos otros, algunos más emergentes como Gabi Martínez, Robert Juan Cantavella, Javier Calvo o Álvaro Colomer. Y no me quiero olvidar de los autores en lengua catalana como Quim Monzón, Imma Monsó, Albert Sánchez Piñol, Jordi Punti o Lolita Bosch. Por otra parte, Barcelona sigue siendo un destino donde autores de otras procedencias encuentran también un lugar donde asentarse, autores como Santiago Roncagliolo, Juan Gabriel Vasquez, Rodrigo Fresán, Guadalupe Nettel  o Mathias Enard son un claro ejemplo de ello…En fin, dar nombres es siempre muy difícil, das uno y te salen diez más. La verdad es que la nómina es considerable. 

¿Le gustan más los autores que leen o los lectores que escriben?

Me imagino que prefiero a los autores que leen, especialmente a los que han leído mucho, hay algo indisociable de la buena escritura que es la lectura, no
niego que haya excepciones muy puntuales. Para escribir, la materia sale de la experiencia pero conocer el trabajo de otros es una forma de aprendizaje a la vez que nos permite tener una idea de a qué altura se encuentra lo nuestro.

En cualquier caso, autores que leen o lectores que escriben puede ser algo así como una imagen especular, la misma cosa vista desde dos ópticas diferentes. 

Usted publicó el año pasado un libro de relatos titulado No gana uno para sustos. Dicen que le ha ido muy bien. Podría especificar, por favor.

Bueno, fue una de esas sorpresas agradables que solo de vez en cuando te depara la vida. Que una editorial se interese por un libro de relatos de un autor novel, no deja de ser un milagro que agradezco sinceramente. En cuanto al resultado, pues no tengo mucha idea de cómo ha ido. Duen de Bux es una editorial pequeña con una capacidad de distribución y promoción limitada, así que aprovechando mi amistad con otros autores el libro se presentó en Oviedo, Madrid, Tarragona y Barcelona. Tal vez podría haber organizado un par de presentaciones más pero, para ser sincero, llegué a cansarme de hablar del libro.  

Y cuéntenos, ¿cuál es el último susto que podría contarnos desde Cataluña?

Entiendo por dónde va. Más que sustos hay algunas mezquindades que suelen provenir de determinados ideólogos empeñados en hacer políticas culturales con mucha política y poca cultura.

A veces veo cosas que me recuerdan a aquellas pandillas de la adolescencia en las que siempre había esa amiga o amigo poco agraciados a los que había que invitar a los guateques porque eran los que tenían el local y la pasta para los cubatas. Como nadie los sacaba a bailar eran los que se encargaban de poner los discos, de manera que había que bailar al ritmo que a ellos les gustaba, o no había fiesta. Así es la cultura muchas veces, la pariente pobre que necesita dinero público para funcionar y tiene que hacerlo al son que le marcan.

La cultura la entiendo también como una forma de crear puentes de contacto, pero hay quien la prefiere como una forma de barrera para el aislamiento.   

Usted es colaborador de LITERARIAS. Si sabe hacer críticas destructivas, ésta es su oportunidad…

Yo no vivo de esto y aunque así fuese, mi tiempo es muy escaso, así que cuando me pongo a invertirlo prefiero hacerlo de manera constructiva. A mi no me conoce nadie, ni en lo cultural intereso demasiado. Mi actividad como promotor es testimonial y lo que yo opine no importa, así que cargarme el trabajo de otro ni aporta nada ni a mi me da ningún placer, solo me consumiría más recursos y energía que si actúo desde el ángulo positivo. Cuando las cosas se hacen de manera vocacional han de ser placenteras, así que lo que no me gusta lo aparco y me olvido de ello. Hay muchas cosas buenas que merecen la pena, no tiene sentido recrearse en lo malo. 

¿Qué está escribiendo actualmente?

Ahora escribo poco y disperso. Para mi desgracia no soy una persona metódica, tengo varias cosas empezadas y voy construyendo mi escritura como quien hace un puzzle, generando piezas totalmente deslavazadas, confiando en que en algún momento surja un punto de conexión que permita unir varias de ellas para formar algo coherente. En esas estamos. 

En fin, podemos esperar que haya Visor para rato, supongo…

Pues no lo sé. Lo cierto es que hasta la fecha me han dejado trabajar a mi aire, no puedo decir que haya recibido ningún tipo de presión. Sólo pido que confíen en mí, que me dejen trabajar y que después se valoren los resultados. Mi concepto de la cultura y en particular de la literatura ya lo he expresado, es abierto, heterogéneo y basado en ese interés por crear puentes entre autores de diferentes procedencias y entre creadores y lectores. 

Recomiéndenos los tres libros que más le hayan gustado últimamente y un buen restaurante que suela frecuentar.

Mis lecturas son como mi escritura, completamente imprevistas, salvo cuando organizo algún evento literario, que intento leer algo de todos los autores que invito. Tampoco soy lector de rabiosas novedades pero me permito darle tres títulos, de Kjell Skildsen Todo como antes, de Kawabata Primera nieve en el monte Fuji y por último un clásico descubierto en mi biblioteca, de una edición antigua de Seix Barral, Retrato del artista cachorro de Dylan Tomas. 

En cuanto a lo otro, no frecuento muchos restaurantes, pero si alguien se da una vuelta por esta zona de la Costa Dorada donde vivo, le recomiendo una buena paella con un surtido de entrantes marineros en el Restaurante Xaloquell, en la playa de Sant Salvador de El Vendrell. 

¿Qué le aporta a un asturiano en las Cortes de Montilla pertenecer a la Asociación de Escritores de Asturias?

En lo literario es una forma de acercarme a otras voces, a otros autores con los que comparto referentes. En lo personal es una manera de redescubrirme. Cuanto más crezco más necesidad tengo de reivindicarme en un origen. Hablo de un paisaje, de una geografía, de un mar. No quiero que los orígenes me persigan, sólo que me acompañen, como dice mi amigo Carlos Villarrubia.  

Y por último, Lo peor no son los autores, escribió Mario Muchnik…

Pues no faltaría más. El autor no es más que el origen de un entramado. Para que esto funcione hace falta la colaboración de una administración comprometida, de una industria editorial con vocación empresarial y emprendedora, y de unos enseñantes que permitan aprender. Esto de la crisis no es nuevo, ahora es obvio porque afecta a los bolsillos, pero empezó mucho antes y a nadie le importaba. Vaya usted a saber, a lo mejor de esta debacle sale algo positivo.