Una entrevista ligera a Gonzalo Moure, por J. Havel y J. Lasheras. 16/07/2012

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Una entrevista ligera a Gonzalo Moure

»Las manos libres para acariciar las páginas
o pasarlas con furia e impaciencia

Por José Havel y Javier Lasheras

 

¿Qué valora más en un viaje?  

Conocer de verdad a la gente. El paisaje, siempre por debajo del paisanaje.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde? 
 
Una cerveza para hacer balance del día, para saber si ha sido un día más, o ha sido un día menos.
 
 
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
 
Mis despistes. Gloriosos, magníficos, pero también insufribles a veces.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
 
Su capacidad empática: no conmigo, sino con el paisanaje.
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
 
Leyuad, el enclave mágico y telúrico del Sáhara Occidental, casi inaccesible para un occidental. Porque allí me encontré a mí mismo, sin estar encantado de conocerme.
 
¿Cuál es su principal defecto?
 
El de todos: el egoísmo. Y sus variantes narcisista, victimista y solipsista.
 
¿Y su principal cualidad?
 
La capacidad para descubrir algo que pasa inadvertido a los demás.
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
 
Mezclo los que ya estaba leyendo con los de los del lugar.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
 
A Laura Antillano, venezolana, comunista, generosa, incansable, y extraordinaria escritora. Y a Enrique Pérez Díaz, el editor cubano por antonomasia, que también escribe poesía y literatura «sobre» niños y jóvenes.
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
 
Las manos libres para acariciar las páginas o pasarlas con furia e impaciencia.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
 
No volver a escribir.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
 
Firmar, ninguna (sonrisa). Escribir, la Odisea, para conocer aquel mundo remoto y, después, volver. Aunque me hubiera encantado ser un piojo en la cabeza de Samuel Beckett.
 
¿Dónde le gustaría vivir?
 
O aquí donde vivo, Figueras de Asturias, o en un exoplaneta habitable sin PP ni iglesia alguna.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
 
Cerveza, especialmente en el aperitivo. También me gusta el «elben tam», leche de camella fermentada. Luego el vino, el whisky, la sidra, y por fin el agua fresca.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
 
El Ulises (confieso) y todo Faulkner, de cabo a rabo.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
 
Si no tuviera más remedio (si no lo tuviera, insisto y suplico), elegiría Gijón.
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
 
Cormac McCarthy y Samuel Beckett.
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
 
Escrivivir, sin cursiva ni comillas.
 
¿Qué música suele escuchar?
 
Toda la que logra emocionarme.
 
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
 
Con Francis Drake, en el puente de la Revenge, cruzando el Cabo de Hornos y con dos biodraminas. Y con Ignatius Reilly, trajinando perritos calientes en Nueva Orleans. No, mejor: con Annie Talarico (Lucia Micarelli en Treme) componiendo una canción de amor melancólico en un garito, también de Nueva Orleans.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
 
17 euros con 60 céntimos. Tengo un don para calcular precios. Se hacen presupuestos.
 
Recomiende un par de obras de arte.
 
Cualquier marina dorada de Turner, cualquier monje blanco de Zurbarán.
 
¿En la escri
tura de qué se halla usted ahora inmerso?
 
En una entrevista con el fantasma (ambos sentidos, creo) de mi padre en un garito de la Boca. Y en un álbum que se llamará La verdad es una mentira que aún no ha sido descubierta.
 
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
 
Con trituradora de papel o con papelera virtual.
 
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
 
El fariseísmo, sobre todo desde que derrotó y se apropió del cristianismo. Al mismo tiempo y por separado.
 
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
 
El próximo de Murakami.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
 
Baba Aziz, del tunecino Nacer Khemir, y Los muertos, de John Huston y James Joyce.
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
 
Los muertos, que me volvió a llevar a Dublineses de un modo distinto. Grande, Huston.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
 
La expulsión del imperio británico de la India, by Ghandi.
 
¿Qué red social de internet prefiere?
 
Facebook, por la (posible) socialización instantánea de la verdad o la belleza.
 
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
 
Eh, que soy muy curioso, y la lista es interminable. Carl Sagan recién muerto, Judas Iscariote antes de la última cena y después, HAL con la nave vacía, Diógenes sin taparle el sol…
 
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
 
Como el replicante Roy Batty, inocentemente culpable.
 

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