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Una entrevista ligera a Natalia Menéndez, por Javier Lasheras y José Havel. 26/09/2012

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Una entrevista ligera a Natalia Menéndez.
 
» Soy bastante flexible en algunos aspectos.
 
Y no hablo de mi cuerpo.
 
Por Javier Lasheras y José Havel.
 
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
 
La capacidad del destino elegido para asombrarme, lo cual no es muy complicado.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
 
Tomar una cerveza en una terraza en buena compañía.
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
 
Perderse por las calles de una ciudad. No tengo ningún sentido de la orientación, aunque a veces perderse pueda suponer hallazgos valiosos.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
 
Que siga mi ritmo.
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
 
Candem Market de Londres. Es un lugar lleno de sorpresas.
 
¿Cuál es su principal defecto?
 
Doy poco margen a la improvisación. Planifico mucho, en los viajes y en otros aspectos de la vida. Y a veces las cosas no salen como uno espera.
 
¿Y su principal cualidad?
 
Soy bastante flexible en algunos aspectos. Y no hablo de mi cuerpo.
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
 
Largas novelas para hacer las horas de avión más llevaderas.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
 
El enredo de la bolsa y la vida de Eduardo Mendoza y una antología de poetas irlandesas contemporáneas.
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
 
Depende. Si es un trabajo académico, sí.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
 
Ver sufrir a las personas que quiero.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
 
Ninguna en particular. La escritura es algo muy personal, así que nada que haya escrito otro puede representarme. Aunque, por otro lado, la saga de Harry Potter me habría librado de la hipoteca.
 
¿Dónde le gustaría vivir?
 
En Praga, en Florencia, en Nueva York, en muchos de los sitios que he visitado. Este verano viajaré a Tokio. Tal vez entre en la lista.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
 
No tengo una bebida favorita, creo que hay una bebida perfecta para cada ocasión: en verano, unas sidras con amigos, por ejemplo.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
 
 El Ulisses de Joyce. Lo intenté, pero me quedé en el camino.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
 
Londres, por todo lo que viví en ella.
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
 
García Márquez, Ángel González, Cernuda, Gil de Biedma, Virginia Woolf, Paul Auster, Kafka…
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
 
«Hay lugares de los que no se vuelve nunca», de Pessoa (ya que hablamos de viajes).
 
¿Qué música suele escuchar?
 
Rock, punk, grunge, la misma que escuchaba a los 20. En lo musical he evolucionado poco.
 
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
 
Con Salvador Dalí o con Sigmund Freud para que me psicoanalizase, ¿de ficción? Con Gregor Samsa, adoptando su misma forma.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
 
Para disfrutar estas cosas es mejor no saber su precio.
 
Recomiende un par de obras de arte.
 
La ciudad de Florencia entera (Stendalh tenía razón), todas las obras de la etapa más surrealistas de Dalí, del que soy ferviente admiradora, como ya he dejado claro varias veces en esta entrevista.
 
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
 
Poemas sueltos, de vez en cuando.
 
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
 
De cualquier forma, en las dosis apropiadas.
 
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
 
La hipocresía. Por separado detesto madrugar, odio los extremismos y me cabrea que no me escuchen cuando hablo, como a todo el mundo.
 
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
 
No creo que sea posible hacer eso con cierta coherencia.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
 
La ola y Slumdog Millionaire, por citar dos grandes películas recientes.
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
 
La película Maurice de James Ivory me llevó a la novela de EM Forster, sobre la que pensé hacer mi tesis doctoral, aunque finalmente cambié de tema.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
 
La resistencia pacífica de Gandhi.
 
¿Qué red social de internet prefiere?
 
Facebook, para amigos y afines.
 
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
 
A un impredecible Salvador Dalí, insisto.
 
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
 

Culpable hasta que se demuestre lo contrario.  

 

Natalia Menéndez es escritora y profesora.

Una entrevista ligera a Esperanza Ortega, por Javier Lasheras y José Havel. 25/09/2012

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Una entrevista ligera a Esperanza Ortega.
 
» Me he perdido muchas veces.
 
Por Javier Lasheras y José Havel
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
 
 La buena compañía.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
 
Comerme cualquier cosa, incluso aunque no sea un bizcocho.
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
 
Me he perdido muchas veces.  El problema es si estoy en un país extranjero, porque no sé inglés.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
 
Que tenga sentido de la orientación y sepa idiomas.
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
 
A San Sebastián. Viví allí durante el primer cuso de mi trabajo de profesora hace más de 34 años y no he vuelto nunca. Me trataron muy bien en el Instituto, no me sentí en absoluto marginada por ser castellana.
 
¿Cuál es su principal defecto?
 
Que soy muy despistada.
 
¿Y su principal cualidad?
 
Que soy muy despistada.
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
 
Novelas.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
 
Sinué, el egipcio.
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
 
En absoluto. Eso es estudiar, no leer.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
 
Me niego a nombrarla.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
 
Diario de un poeta recién casado, de Juan Ramón Jiménez.
 
¿Dónde le gustaría vivir?
 
En Vía Dante, de Florencia.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
 
Coca-cola, de toda la vida.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
 
Grande de tamaño, El club Dante. No recuerdo su autor, era aburridísima. Al contrario del Infierno de Dante, que me apasiona. Tampoco pude con el Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán. También era aburridísima.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
 
Nápoles.
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
 
Pascal Quignar y San Juan de la Cruz.
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
 
«¿Qué desea?…» Antes lo decían los camareros y los dependientes de comercio.
 
¿Qué música suele escuchar?
 
Brahms y Verdi.
 
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
 
Con Garcilaso de la Vega entre los históricos. Con Corsario Negro, de Salgari, entre los ficticios.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
 
Lo más caro es el jamón de bellota, luego la copa de vino —si es de reserva— y después la onza de chocolate. La poesía no tiene precio, como el cariño verdadero, ni se compra ni se vende.
 
Recomiende un par de obras de arte.
 
El acróbata de Gnosos, una pequeña figura que está en el Museo de Atenas. En pintura, La habitación roja, de Matisse.
 
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmersa?
 
Un relato que se titula El milagro de las hormigas.
 
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
 
Sólo la he probado sola.
 

¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
 
La tacañería y la petulancia, solas y por separado.
 
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
 
El cielo, de Plotino.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
 
El hombre que mató a Liberty Balance, de John Ford y Con faldas y a lo loco, de Billy Wilder.
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
 
Esplendor en la hierba, de Elia Kazan. En ella se recita un fragmento de la Oda a la inmortalidad, de William Wordsworth.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
 
La heroicidad de los daneses al salvar a los judíos, durante la invasión alemana, en la Segunda Guerra Mundial.
 
¿Qué red social de internet prefiere?
 
Facebook, es la única que me tiene enredada.
 
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
 
A  Rimbaud.
 
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
 
No culpable.
 
 
Esperanza Ortega es escritora y profesora.
 
 

Una entrevista ligera a Carmen Ruiz-Tilve, por Javier Lasheras y José Havel. 24/09/2012

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Una entrevista ligera a Carmen Ruíz Tilve

» Yo escatimo mucho mis sentimientos negativos.
 
Por Javier Lasheras y José Havel.
 
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
La meta.
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
Tomar un vino.
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
Ninguno. Soy buena compañera de viaje.
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
El buen humor.
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
Granada. Es una de mis fijaciones.
¿Cuál es su principal defecto?
La impaciencia.
¿Y su principal cualidad?
La paciencia.
¿Qué libros lee cuando viaja?
Ninguno. Leo periódicos.
¿Y qué está leyendo ahora?
Al rodiu de la poesía ilustrada.
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
Sí, porque la lectura es mi trabajo.
¿Cuál sería su mayor desdicha?
Perder la cabeza.
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
Ninguna. Me conformo con las que he firmado.
¿Dónde le gustaría vivir?
En Oviedo.
¿Cuál es su bebida favorita?
El vino tinto.
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
El nombre de la rosa, El perfume, y más.
¿Cuál es su ciudad preferida?
Florencia.
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
Pérez de Ayala y Millás para artículos.
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
Bástele a cada día su cuidado.
¿Qué música suele escuchar?
Cámara, música española.
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
Alfonso X el sabio y Andrea de Nada de Carmen Laforet.
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
12, 3, 12 y 1 euros, respectivamente.
Recomiende un par de obras de arte.
Una pintura negra de Goya y algo de Anglada Camarasa.
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
Un relato que de momento se lama Segunda Mano. Por favor no me copien el título.
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
Del tiempo.
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
Yo escatimo mucho mis sentimientos negativos.
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
El último de Josep Fontana.
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
La cinta blanca y El tercer hombre.
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
Suelo hacer el proceso inverso.
¿Qué suceso de la historia admira más?
El descubrimiento del ADN.
¿Qué red social de internet prefiere?
Para mi uso, ninguna.
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
La entrevista no es mi género.
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
Siempre inocente.
 
Carmen Ruiz-Tilve es escritora y profesora.

Entrevista a Juan José Téllez: «No estoy dispuesto a acatar el toque de silencio». Por Lauren García. 14/09/2012.

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 Entrevista a Juan José Téllez

 
«No estoy dispuesto a acatar el toque de silencio»
 
 
Por Lauren García
 
El mar de Cádiz propaga la literatura de Juan José Téllez que se ha difundido en múltiples libros de narrativa, poesía y ensayo. Este periodista andaluz que ha sabido verter el amor por su tierra en sus libros está curtido en el periodismo que lucha contra el inmovilismo; todo un acicate en nuestros días. Juan José Téllez que ha impulsado proyectos culturales de todo tipo y lugar conoce el peso de la palabra desde la admirable luna del sur.
 
 
—¿Es la literatura el remedio infalible para defenderse del mundo?
 
Sin duda la literatura nos defiende. Sin embargo, no sólo del mal exterior sino de nuestros propios demonios personales. Creo que la poesía, por ejemplo, me ha supuesto un formidable ahorro en psiquiatras a lo largo de mi vida. Nunca la literatura es pura, como se engañaba a sí mismo Juan Ramón, porque los escritores no somos ángeles. También él, cuando tuvo que hacerlo, metió las palabras en barro. En los momentos actuales, la posibilidad de encerrarnos en una jaula de oro ha dejado de existir. El oro lo han vendido los usureros y la razón y el corazón nos dicen que debemos aprender a volar y abandonar la jaula.
 
—¿Es casi un milagro sacar adelante una revista cultural hoy en día?
 
Sin duda, lo es. Quizá internet abra espacios más sostenibles para dicho empeño pero, sobre todo en el último siglo, las revistas culturales no sólo han supuesto un cúmulo de palabras y diseños sino que el papel jugaba una clara baza estética que la red no permite plenamente. Al menos, hasta que se puedan oler los posts en un blog, como se puede percibir el remoto olor a madera de un libro o de una revista. Una publicación impresa no sólo debe contemplar los costes de edición sino los de distribución, que suelen ser astronómicos. Tal vez, en ese sentido, sería bueno recobrar las distancias cortas, recurrir a los antiguos envíos postales a suscriptores o distribuirla en el entorno más próximo. Frente a la globalización entendida a la medida de los mercaderes, yo creo en la globlocalización, ese universo que empieza a lo mejor en un pequeño confín que ni siquiera existe como Macondo. Tal vez esta profunda crisis, no sólo económica sino social e ideológica, nos pueda servir para redimensionar el mundo. Probablemente sea bueno llenar estadios, pero es más importante llenar los corazones.    
 
» La cultura es un camino de iniciación
que cada cual emprende a su modo y manera
 
—¿Ha de salvar el periodismo cultural el obstáculo del elitismo?
 
¿A qué le llamamos elitismo? Mi vecino, el tendero de mi infancia, era prácticamente analfabeto pero ponía a sus hijos a escuchar discos de ópera los domingos, de lo que me beneficié grandemente porque las paredes eran muy delgadas y Verdi y Wagner entraron sin pedir permiso en mi vida de hijo de albañil, que tan sólo era alfabeto como dicen ahora los sociólogos y los antropólogos. La cultura es un camino de iniciación que cada cual emprende a su modo y manera. La generación más preparada culturalmente de España no ha sido precisamente la que ha brillado por su entusiasmo hacia las músicas no comerciales o la difusión y disfrute de la poesía. El periodismo cultural tiene que someterse a las reglas del periodismo que, no lo olvidemos, también es una forma de escribir literatura. 
 
—Con toda la saturación de información rosa y deportiva, ¿está el periodismo humano desvirtuado y arrinconado?
 
El periodismo humano existe pero está en vías de extinción. Resiste en algunas reservas como la formidable revista on line Periodismo Humano, que dirige nuestro único Pulitzer, el fotógrafo asturiano Javier Bauluz, y condimenta mi paisana Patricia Simón. Hay otras webs donde este periodismo fieramente humano, como diría Blas de Otero, sigue alentando. Sin embargo, también podemos percibirlo en periódicos convencionales, a través del testimonio de algunos de sus profesionales que son capaces de capear el temporal de los recortes presupuestarios y de lo que es peor, los recortes ideológicos que está sufriendo la democracia y el pluralismo en nuestro país. Creo que la información rosa y la deportiva cumplen un papel, y algunas de sus crónicas me resultan especialmente atractivas. El problema es que constituyan un canon, una supremacía aplastante que se usa como maniobra de distracción para que las noticias de la bolsa o de la política no nos conduzcan a sublevarnos.
 
  » El periodismo humano existe
pero está en vías de extinción 
 
—¿Es la militancia cultural una forma de coherencia para cualquier escritor?
 
Debo confesar que yo soy más de bares que de bibliotecas. Si es un bar con libros, mejor que mejor. Mi militancia es vital. Soy antes vividor que escritor. Claro que para vivir es necesario la justicia. Ya Oscar Wilde opinaba que era complicado concebir la felicidad propia sin luchar por la felicidad colectiva. En ese sentido, milito en todo aquello que parece conducir a la felicidad, aunque tal vez me equivoque en semejante apreciación. Milito en el amor y en el afecto, en el alcohol y en la cannabis, en los derechos civiles y en los humanos, en la ecología y en las conquistas sociales, políticas y sindicales. También, claro, no hay justicia sin belleza ni belleza sin justicia. Así que adoro la música y las artes plásticas, el cine y la literatura, el teatr
o o la danza. Y estoy dispuesto a defender todo lo que considero justamente hermoso, desde la salud universal y gratuita a la educación pública, la industria audiovisual, los libros electrónicos o impresos, el óleo, las acuarelas, el plié, el replié y el allegro molto vivace. Lo único que no estoy dispuesto a acatar es el toque de silencio.
 
Ha publicado ensayos sobre Carlos Cano o Paco de Lucía. ¿Es el flamenco arte puro y una manera de entender la poesía?
 
No hay arte puro, como no hay razas puras. Somos afortunadamente mestizos y el flamenco, también. Lo que algunos llaman pureza flamenca es un imaginario ancestral tan discutible como la unidad de España o los colores de los clanes en los kilts escoceses. El flamenco es una cultura, que no sólo una música, de sedimentación, que viene de siglos y que ha contagiado hasta la amalgama a pueblos tan diferentes como, principalmente, la etnia gitana pero también quizás a los sefarditas, a los moriscos o a los propios castellanos que repoblaron Andalucía tras las capitulaciones de Santa Fé. Quizá, como advirtiera Blas Infante, la palabra flamenco provenga de la voz árabe "felah menghu", que en una de sus acepciones significa "campesino fugitivo". Bajo el absolutismo monárquico que en nuestro país duró casi cinco siglos, o eras un campesino fugitivo, un buscavidas o un tirano. El flamenco, de eso estoy seguro, no lo inventaron los déspotas sino quienes los sufrían y, aún hoy, su quejío es capaz de llevarnos a la rebeldía de las emociones, lo cual también es una forma de poesía, incluso cuando el cante no lleve letra. Con el debido respeto a otras cultural del Estado español, creo que la forma más alta de expresión lírica popular en nuestro país habita en las letras flamencas de los dos últimos siglos.
 
—¿Cómo se sintió en el homenaje que recientemente le tributaron en su tierra?
 
Una exageración. En cierta medida, desde entonces, me considero un poco póstumo. Partió de Izquierda Unida, una coalición con la que comparto abundantes ideales aunque siga sin firmar exclusivas, esto es, afiliaciones. Yo asumo la vieja condición política de Jaime Gil de Biedma, la de compañero de viaje.   

Una entrevista ligera a Fernando Fonseca, por Javier Lasheras y José Havel. 21/09/2012.

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Una entrevista ligera a Fernando Fonseca 

» Soy culpable de tanta inocencia
 
Por Javier Lasheras y José Havel 
 
¿Qué valora más en un viaje?
El estado de ánimo.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
Mirar el reloj y esperar.
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
Por regla general, no me agrada visitar museos ni hacer colas.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
Cierta complicidad, ciertos silencios y alguna sonrisa.
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
Casi todos los que conozco, porque tras haberlos visitado soy capaz de reconstruirlos sin esfuerzo alguno, haciéndolos secretamente míos y llevándolos a ocupar un lugar en el mapamundi de mi imaginario. Es muy grato reencontrar paisajes en los que uno ha ido viviendo poco a poco.
 
¿Cuál es su principal defecto?
Supongo que hablamos de defectos como viajero. En ese caso, una acusada prevención contra lo que otros entienden como “la aventura de viajar”. No me gusta ir a cazar leonas. Me enriquecen infinitamente más otras leonas en los escaparates de Ámsterdam.
 
¿Y su principal cualidad?
Paradójicamente, el rechazo al viaje entendido como aventura que hoy en día predomina.
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
Los que en ese momento tenga entre manos o los que necesite por un motivo u otro. Me he visto leyendo a Kafka en Turquía (Kafka en turco significa montaña o algo así), a Piglia en Nueva York, a Ionesco en Ámsterdam, a De Lillo en París, a Banville en Túnez… Impulsivamente, rechazo a Kafka si estoy en Praga o a Joyce en Dublín. Jamás leo guías de viajes.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
La biografía de Beckett, La follie Baudelaire de Calasso y teatro (Pinter, Durrenmatt, Chelderode…)
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
Solo a veces, cuando lo que persigo con la lectura es un tesoro oculto o cuando noto que me falla alguno de los cinco sentidos que empleo al leer.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
No quiero imaginarla.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
Casi todas las recogidas en mi libro Pabellón de eternos y alguna más.
 
¿Dónde le gustaría vivir?
En ese país de las maravillas que inevitablemente acaba transformado siempre en el país de nunca jamás.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
Coca-Cola (ahora sin cafeína) y whisky si es de noche. Las dos por separado.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
Muchas. Demasiadas… Por ejemplo Absalon, absalon, de Faulkner y casi todo el 98 español. Afortunadamente, no guardo en la memoria tanto fracaso.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
Praga, para distraerme. Nueva York, para no perderme. París, para pensar en otro idioma. Ámsterdam, para olvidarme de mí mismo. Estambul, para hacerme ilusiones. Tozeur, para descubrir colores. Tremezzo, para respirar el aire de otro tiempo antiguo, con aquella vieja mujer lombarda…
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
Supongo que Joyce, Beckett, Sterne, Kafka, Magris, Rimbaud, Döblin, Hamsun, Bernhardt… Son tantos…
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
Aunque depende del momento y las circunstancias, un verso de Rimbaud: “Par delicateusse, j´ai perdu ma vie.”
 
¿Qué música suele escuchar?
Por generalizar, digamos que casi toda la comprendida entre los años cincuenta y los ochenta. No descarto ninguna música siempre que me sugiera pequeñas fantasías. Incluso he llegado a buscar en Youtube la pieza de John Cage titulada 4,33 (es lo que dura). Esta pieza es pura nada, nunca mejor dicho, ni siquiera es una tomadura de pelo digna de consideración. Por otra parte —aunque más honrado—, ya en su día Ravel dijo tener como preferida su Bolero precisamente por carecer de música. Eso dijo. Me he criado con los Stones por encima de todos los demás. Hoy admiro a muchísimos, más que a escritores y pintores juntos.
 
¿Con qué personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
Con Joyce (yo callado). Con Beckett (yo aislado). Con Hedy Lamarr (yo enardecido viéndola correr desnuda por la campiña checa). Con Djuna Barnes (yo expectante). Con Anita Pallenberg (yo acojonado). Con Groucho Marx (yo despistado). Con cualquiera de los protagonistas de la vieja película Freaks (yo sacando pecho)… Todos reales. Los que pertenecen al reino de la ficción están bien donde están y como están, así que no seré yo quien les importune.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
Por unos 30 deseos con 99 miradas. Puro onanismo de saldo o simple ejercicio de estilo.
 
Recomiende un par de obras de arte.
L´origine du monde, de Courbet, porque nada mejor que esa tela para demostrar que la realidad es obscena o La lectora de novelas, del romántico belga Antoine Wietz, porque materializa el pensamiento de Larbaud acerca de la lectura, “ce vice impuni”.
 
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
Novela/ensayo. En ella la literatura es el centro en torno al cual giran las peripecias de un namedropper (nada esnob) al que todavía no sé —sospecho que nunca lo sabré— si pretendo denigrar o por el contrario exaltar dada su actitud. Ese don nadie de mente libresca es un metamorfo empeñado en demostrar que en literatura todo es metamorfosis.
 
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
Esa grosera vanidad que encubre al ignorante.
 
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
Uno que no he pensado y que, sospecho, jamás escribiré.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
Amarcord, Fanny y Alexander, Una noche en la ópera, Film
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
De ninguna.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
No soy capaz de admirar ningún suceso histórico. Para mí, lo más cercano a la categoría de suceso histórico es el nacimiento y la muerte de los que están a mi lado, quiero decir conmigo, no de un modo accidental.
 
¿Qué red social de internet prefiere?
No tengo preferencia por ninguna red social, ya sea en Internet o en el Club del Oyente.
 
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
Me gustan más las acotaciones que las preguntas. El diálogo entre dos, tres o cuatro personas a lo sumo. La provocación intelectual.
 
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
Soy culpable de tanta inocencia. 

 

Fernando Fonseca es escritor.

Una entrevista ligera a Alberto Piquero, por Javier Lasheras y José Havel. 20/09/2012.

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Una entrevista ligera a Alberto Piquero  

» Hemos hecho bastantes méritos para
proporcionarle inspiración al Apocalipsis
 
Por Javier Lasheras y José Havel 
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
Las diferencias con la rutina.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
Soy muy variable con los horarios.
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
Tal vez, que quiero verlo todo a la vez, lo que científicamente es un empeño imposible. Estoy en tratos para lograr la ubicuidad.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
Esta pregunta tiene trampa. ¿Acompañante masculino o femenina?
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
Algunas ciudades y aldeas suizas, porque allí viví mi primera experiencia europea, esperando a que se acabara la dictadura en España y con la energía vital intacta, cuando éramos jóvenes, felices e indocumentados, como dijo García Márquez, más o menos.
 
¿Cuál es su principal defecto?
La impaciencia.
 
¿Y su principal cualidad?
Acaso la lealtad (no se confunda con fidelidad).
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
Los que tengan alguna relación con el lugar que visito.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
Por razones imperativas, novelas presentadas al Premio Ateneo Jovellanos, del que soy jurado. Y Golem XIV, de Stanislaw Lem, por cuenta propia, entre otros de los que voy entrando y saliendo.
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
Sí.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
La pérdida, en un sentido muy general.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
Por ejemplo, una novelita de Dostoievski, de las menos conocidas, Memorias del subsuelo.
 
¿Dónde le gustaría vivir?
El horizonte siempre está en otro sitio.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
Cubata de ron. El resto de la semana, agua.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
Bajo el volcán, de Malcolm Lowry. Finnegans Wake, de James Joyce. Y unas cuantas más.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
Bueno, sin olvidar que el horizonte siempre está en otro sitio, Ginebra (Suiza) no está mal. Huelga decir que no tengo fortuna en los bancos helvéticos.
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
Dostoievski, que ya está dicho; Kafka, Proust… Los que llamo “escritores por defecto”, a los que la vida se les hizo tan cuesta arriba que tuvieron que refugiarse en el papel. Se oponen a los escritores “por exceso”, de canto épico. Y a los escritores “tibios”, que se alimentan de indigesta erudición.
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
Así, a bote pronto, no se me ocurre. Me gusta el sonido de las palabras esdrújulas.
 
¿Qué música suele escuchar?
Ahí hay un poco de todo. De fragmentos de ópera (pocas óperas completas), a Los Beatles (soy más de McCartney que de Lennon), jazz, blues, copla y flamenco, fado… Detesto la salsa, salvo que sea la de Rubén Blades.
 
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
Estaría bien una reunión con Karl Marx y los hermanos Marx, a ver quién hacía mayor honor a su apellido.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
Me siento como Zapatero cuando se le preguntó por el precio de un café…
 
Recomiende un par de obras de arte.
Lamentando caer en tópicos, El grito, de Munch. Y El imperio de la luz, de Magritte.
 
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
He empezado muchas novelas y no he acabado ninguna. En eso sigo.
 
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
En ese asunto, está claro que es preferible con algún alcohol por el medio. Al menos, es más entretenido.
 
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
La irracionalidad y sus derivados. La irracionalidad y la violencia que se surte de aquella.
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Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
Aunque haya podido caer en la tentación, procuro no hablar de lo que desconozco.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
Blade Runner y Luces en la ciudad (en este caso, como en el resto, mañana podría acordarme de otras).
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
Creo que así fue con Las uvas de la ira, yendo de Ford a Steinbeck. Por cierto, muy recomendable para estos momentos.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
Está por llegar. De momento, hemos hecho bastantes méritos para proporcionarle inspiración al Apocalipsis. Ya lo dijo Shakespeare, “una historia de ruido y violencia contada por un idiota” (se ve que no tengo el mejor día). Sólo hemos progresado en ciencia y tecnología.
 
¿Qué red social de internet prefiere?
Estoy fuera de esos circuitos.
 
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
Sin ninguna duda, a Dios, me tiene intrigadísimo.
 
Ypor último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
Soy tan inocente que a veces creo que soy culpable.
 
 
Alberto Piquero es escritor y periodista. 

Una entrevista ligera a Ánxel Álvarez Llano, por Javier Lasheras y José Havel. 19/09/2012.

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Una entrevista ligera a Ánxel Álvarez Llano 

» Me gustaría tener el don de la ubicuidad
 
Por Javier Lasheras y José Havel 
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
La compañía y el conocimiento adquirido.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
Mejor diría, lo que me gustaría. Sentarme en un café antiguo y mantener una agradable conversación.
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
Tal vez mis despertares poco risueños.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
Que sus gustos coincidan mayoritariamente con los míos.
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
Lisboa. La paz dentro del caos y otros secretos inconfesables.
 
¿Cuál es su principal defecto?
Mejor que lo digan quienes me conocen. Aunque reconozco la pereza.
 
¿Y su principal cualidad?
No soy el más indicado para responder a esta pregunta.
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
Principalmente poesía y libros de relatos cortos para no perder el hilo pues mis viajes son un tanto ajetreados.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
Releo Poesías completas de Kavafis.
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
No suelo hacerlo, excepto cuando una novela tiene muchos personajes, pues a veces me pierdo. También anoto algunas citas.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
Perder la memoria.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
Todas las anónimas.
 
¿Dónde le gustaría vivir?
Me gustaría tener el don de la ubicuidad.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
La cerveza.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
Rayuela y varías más pero me sonroja confesarlo.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
Lisboa.
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
Homero, Eugenio de Andrade, Pavese…, mañana le diría otros cuantos.
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
“Señaldá”.
 
¿Qué música suele escuchar?
Depende del momento. Ahora mismo escucharía cualquier tema de Manolo García.
 
¿Con qué personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
Con ninguno.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
No tengo la menor idea. Detesto los números y especialmente las unidades monetarias, excepto cuando significan ingresos.
 
Recomiende un par de obras de arte.
El jardín de las delicias, de El Bosco, y Baco y Ariadna, de Tiziano.
 
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
Estoy con unos haikus que acompañarán a unas fotografías.
 
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
Mejor con hielo.
 
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
La injusticia. El desamor.
 
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
Misión imposible.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
El hombre tranquilo y Carne de gallina.
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
Prefiero leer primero los libros.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
Cualquier caída de un tirano.
 
¿Qué red social de internet prefiere?
No me entusiasma ninguna aunque utilizo Facebook.
 
¿A quién le hubi
ese gustado entrevistar?
A Jorge Luis Borges, por ejemplo.
 
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
Me declaro culpable pero siempre espero tener algún atenuante.
 
 
Ánxel Álvarez Llano es escritor y filólogo.

Una entrevista ligera a José Luis Piquero, por Javier Lasheras y José Havel. 18/09/2012.

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Una entrevista ligera a José Luis Piquero

 » Mejor no acordarse de la historia más que para no repetirla
 
Por Javier Lasheras y José Havel  
 
 
¿Qué valora más en un viaje?

 Que sea reposado, con tiempo para detenerse a oler las rosas. Que deje huella. Que algún día sean días dorados que recordar. 

¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?

Donde vivo, a esa hora le llaman “la fresquita”, que es cuando baja un poco el calor. Momento idóneo para una cerveza en alguna terraza, cotilleando de la gente que pasa. 

¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?

Lo habitual es acabar perdiéndonos. Una brújula sería lo suyo. 

¿Qué valora más para elegir un acompañante?

Como suelo viajar con mi pareja, lo mismo que valoré cuando empecé a salir con ella, la pobre. 

¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?

Vivo fuera de Asturias, así que está muy claro: Asturias. 

¿Cuál es su principal defecto?

La intransigencia. 

¿Y su principal cualidad?

Creo que no soy envidioso. 

¿Qué libros lee cuando viaja?

Como suele haber menos tiempo, normalmente poesía, que es género que da que pensar sin el enredo de las novelas. 

¿Y qué está leyendo ahora?

Releyendo la obra completa de Víctor Botas, que se ha reeditado en Sevilla. La memoria de los amigos y de los buenos poetas, siempre. 

¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?

 Nunca, señor mío. Yo leo por placer. 

¿Cuál sería su mayor desdicha?

Las que me ha tocado vivir hasta ahora. Temo que no sean aún las mayores. 

¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?

Miles y miles. Un ejemplo: “Enoch Soames”, de Max Beerbohm. 

¿Dónde le gustaría vivir?

 En Islantilla. ¿Qué suerte tengo, verdad? 

¿Cuál es su bebida favorita?

A un buen Protos no le digo que no. Y a dos y a tres. 

Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.

Ahora mismo me viene a la cabeza el Ulises. Aunque insistí tanto que quizá podría darlo por leído. 

¿Cuál es su ciudad preferida?

Praga, desde que me perdí en ella la primera vez y luego todas las demás veces que me dejé perder en ella. 

¿Quiénes son sus escritores favoritos?

¿Dispongo de 30 o 40 líneas? ¿No? Pues entonces pongamos sólo uno: Borges.  

 ¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?

Suelo repetir una frase que decía un gángster en Calle sin salida, de William Wyler: “Cada cual debe hacer lo que cree que le gusta”. Ese “lo que cree” es lo que la hace una frase gloriosa. 

¿Qué música suele escuchar?

Depende. Últimamente Mercury Rev. 

¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?

Históricos, con Ringo Starr. Ficticios, con Mariano Rajoy. 

¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?

Ahí me ha pillao. Donde vivo hay el mejor jamón ibérico de España pero no lo pido en los bares. La copa de vino, depende del bar: un blanco del Condado de Huelva está entre 1.20 y 1.60. Los libros de poemas, algunos valen más de lo que cuestan y otros cuestan más de lo que valen. Y chocolate no como, sorry. 

Recomiende un par de obras de arte.

Sara Carbonero y Martina Klein. 

¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?

De nada. Estoy en dique seco. Pero he aprendido que estas sequías a la larga son beneficiosas. 

¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?

Con las gafas de leer, para no perder ripio. 

¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?

Supongo que lo que todos: la prepotencia, el abuso… Y algunas cosas más: la incompetencia, la catetez, la mojigatería… 

Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.

Prefiero no dar cartas de recomendación a desconocidos. Sólo respondo tras tener trato. 

Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.

La lista de Schindler, Ojos ne
gros
y otras mil o dos mil más.
 

¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?

Los restos del día, de Kazuo Ishiguro, un ejemplo de que a veces libro y película son, ambos, obras de arte, aunque lo normal es que la película sea peor (El resplandor, que es mucho mejor que la novela, sería una de las pocas excepciones). 

¿Qué suceso de la historia admira más?

Mejor no acordarse de la historia más que para no repetirla. Ya decía Ángel González que era como la morcilla: una cosa hecha con sangre. 

¿Qué red social de internet prefiere?

Ninguna. No participo. 

¿A quién le hubiese gustado entrevistar?

Al mago y activista escéptico James Randi, un tipo admirable, inteligente y divertido que ha dedicado su vida a desenmascarar estafadores del estilo de Uri Geller o la terrorista esa, Anne Germain. 

Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?

Inocente de todos los cargos, excepto quizá del más grave…

 
 
José Luis Piquero es escritor.

Una entrevista ligera a Pelayo Fueyo, por Javier Lasheras y José Havel. 17/09/2012.

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Una entrevista ligera a Pelayo Fueyo 

» ¿Mi principal cualidad? La imaginación
Por Javier Lasheras y José Havel
¿Qué valora más en un viaje?
El descubrimiento continuo de paisajes bellos a los dos lados de la carretera.
¿Qué es lo que más le gusta hacer?
Merendar hojeando una revista.
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
Que tenga que apearme del coche para hacer pis.
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
Que no se despiste mientras conduce.
¿Qué lugar es ese al que siempre le gustaría volver de viaje y por qué? ¿Y ese otro al que jamás regresaría por tal o cual razón?
 
Al barrio La Vallina, de Luanco, donde pasé mi primera infancia, y ahora está transformado.
¿Cuál es su principal defecto?
La falta de asertividad.
¿Y su principal cualidad?
La imaginación.
¿Qué libros lee cuando viaja?
Cuentos ligeros.
¿Y qué está leyendo ahora?
La novela Isla de sirenas, de Norberto Luis Romero.
¿Es usted de los escritores que leen un libro con lápiz —o lo que sea— y papel a mano?
No; dejo la marca de una uña en el pasaje.
¿Cuál sería su mayor desdicha?
La muerte de mis seres queridos.
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
Las elegías de Duino, de R.Mª Rilke.
¿Dónde le gustaría vivir?
No me lo he planteado: soy sedentario.
¿Cuál es su bebida favorita?
Coca-Cola.
¿Dígame un par de novelas que nunca terminó de leer?
 
Auto de fe, de Elías Canetti, y El tambor de hojalata, de Gunter Grass.
¿Cuál es su ciudad preferida?
Roma.
¿Quiénes son sus prosistas y poetas favoritos?
Rilke, Pessoa, Borges, Eliot, Vallejo…
¿Cuáles son sus palabras predilectas?
“Videmus nunc per speculum in aegnimate. Tunc auten facie ad faciem. Nunc cognosco ex parte; tunc autem cognoscam et sicut cognitus sum” (San Pablo).
¿Qué música suele escuchar?
Clásica, new age o el pop español de los ochenta.
¿Quiénes son sus héroes históricos y sus personajes ficticios favoritos?
Con Antonin Artaud y Demian.
¿Por cuánto sale una ración de jamón ibérico puro de bellota, un vaso de vino y un libro de poemas?
No lo sé. Pregúnteselo a mi madre.
Recomiende un par de obras de arte.
Saturno devorando a sus hijos, de Goya, y Un castillo en los Pirineos, de R. Magritte.
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
Estoy finiquitando un libro de poemas, más metafísico que simbólico, que aporta un tramo final en mi poesía.
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
Con el agua necesaria para ver las cosas con más claridad.
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
La mentira sin motivo, y sus aledaños: la impersonalidad, la falta de nobleza y la tontería.
¿Recomiéndenos un libro que aún no haya leído?
La rama dorada, de J. G. Frazer
Háblenos de esa(s) película(s) fundamental(es) que, en su opinión, todo el mundo debería ver…
La quimera del oro, de Ch. Chaplin, y 2001: Una odisea del espacio, de S. Kubrick.
¿Por qué filme(s) le está especialmente agradecido al cine por haberle hecho llegar a un estupendo libro?
Muerte en Venecia, de L. Visconti.
¿Qué suceso de la historia admira más?
La revolución rusa.
¿Qué red social de internet prefiere?
No me lo he planteado.
¿A quién le hubiese gustado entrevistar (y por quién le habría gustado ser entrevistado)?
A Julio Cortázar.
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
Un inocente que, por falta de reflexión, ha caído en la culpa.
 

Una entrevista ligera a Carmelo Fernández Alcalde, por Javier Lasheras y José Havel. 14/09/2012.

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Una entrevista ligera a Carmelo Fernández Alcalde

 
» ¿Crítica literaria? No sabía que existiera…
 
 
Por Javier Lasheras y José Havel 
 
 
¿Qué valora más en un viaje?

Ir sin agobios

¿Qué es lo que más le gusta hacer?
 
Echar una partida de mus, con un buen vino y en una buena terraza (pero no es fácil lograrlo). 
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?

 Que puedo perderme… 

 ¿Qué valora más para elegir un acompañante de viaje?

 La amistad, la confianza. 

 ¿Qué lugar es ese al que siempre le gustaría volver de viaje y por qué? ¿Y ese otro al que jamás regresaría por tal o cual razón?

A Palencia. Está cerca y llena de recuerdos que viven conmigo. 

¿Cuál es su principal defecto?

La impaciencia, la vanidad… 

¿Y su principal cualidad?

Que lo digan los demás… 

¿Qué libros lee cuando viaja?

Ensayo, narrativa. 

¿Y qué está leyendo ahora?

Cartas cruzadas, de Zusak. 

¿Es usted de los escritores que leen un libro con lápiz —o lo que sea— y papel a mano?

Antes sí: subrayaba, escribía en los márgenes, tomaba notas… ; ahora suelo leer en e-book. 

¿Cuál sería su mayor desdicha?

La soledad.  

¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?

El Señor de los Anillos, entre otras muchas. 

¿Dónde le gustaría vivir?

Donde vivo, en Asturias.  

¿Cuál es su bebida favorita?

Depende del momento: un Ribera de Duero, en las comidas; una cerveza negra, en verano, y un orujo de hierbas después de la cena.  

¿Dígame un par de novelas que nunca terminó de leer?

El Quijote, cuando lo intenté por primera vez; sin embargo, al cabo de unos años, su lectura ya me fue muy fácil. También, por ejemplo, Guerra y Paz; pero con esta última ya no hubo más intentos.

¿Cuál es su ciudad preferida?

Roma. Me gusta siempre volver a ella.  

¿Quiénes son sus prosistas y poetas favoritos?

Tolkien, Dahl. A Estefanía le estoy muy agradecido: con él empecé a leer.  

¿Cuáles son sus palabras predilectas?

“Lo siento” o “gracias”.  

¿Qué música suele escuchar?

Escucho muy poquita música. Me gusta La Oreja de Van Gog. 

¿Quiénes son sus héroes históricos y sus personajes ficticios favoritos?

No sé… Históricos, Juan Pablo II, por ejemplo. Ficticios… No estaría mal correr una aventura con Don Quijote; eso sí, en compañía de Sancho.  

¿Por cuánto sale una ración de jamón ibérico puro de bellota, un vaso de vino y un libro de poemas?

Ni idea…, pero estaría dispuesto a pagarlo a cualquier precio…  

Recomiende un par de obras de arte.

La capilla Sixtina y La Piedad, de Miguel Ángel. 

¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?

En la tarea de pulir, podar, revisar, añadir… Espero quitarme de encima la novela este verano.  

¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?

¿Crítica literaria? No sabía que existiera… 

¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?

“El éxito”, a costa de lo que sea: tanto junto como por separado.  

¿Recomiéndenos un libro que aún no haya leído?

La nueva edición de Mi planta de naranja lima, de Vasconcellos. 

Háblenos de esa(s) película(s) fundamental(es) que, en su opinión, todo el mundo debería ver…

La leyenda del pianista en el océano y Mejor imposible. 

¿Por qué filme(s) le está especialmente agradecido al cine por haberle hecho llegar a un estupendo libro?

Danny, campeón del mundo

¿Qué suceso de la historia admira más? ¿Y a qué personaje histórico?

Una mirada, una sonrisa, una palabra… Cualquier hecho, por pequeño que sea, que suponga el reconocimiento de la dignidad de la persona humana.  

¿Qué red social de internet prefiere?

No estoy en ninguna red social; no obstante, cada día echo más en falta la amistad, el diálogo personal.  

¿A quién le hubiese
gustado entrevistar (y por quién le habría gustado ser entrevistado)?

A Javier Lasheras…  

Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?

Agotado.

 

Carmelo Fernández Alcalde  es escritor y maestro.