Una entrevista ligera a Miguel Ángel Galguera, por J. Havel y J. Lasheras. 16/08/2012

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Una entrevista ligera a Miguel Ángel Galguera
» El flamenco, ese dolor, para mí, es música clásica.
Por José Havel y Javier Lasheras.
La comodidad. (Viaje alrededor de mi cuarto).
Leer.
Que proteste demasiado (yo).
El sentido del humor y de la orientación.
A París (por el color del cielo, no te jeringa…).
El mal carácter
El mal carácter (y puede que un poco de ternura, pero no se lo digan a nadie, que me jeringan la imagen)
Si puedo, uno de Norman Lewis y lo que venga.
, del gran Pepe, ¿Qué hago yo aquí?, de Chatwin y lo de la destrucción, de Sebald (relecturas, estos dos últimos).
NO.
No medir 1,92 cm. (de alto)
(y, de remate, La Biblia)… y El Buscón, y…
En El Mazucu (con mi mujer, mis gatos, mis libros) Los hijos, que vayan y vengan cuando quieran…
La sidra asturiana, bien escanciada, espalmando en los dos boirdes del vasu. Por lo demás, abstemio perdido.
. También, pero lo vuelvo a intentar todos los años El hombre sin atributos: un año conseguí llegar al tercer tomo. Y el casu ye que me gusta…
París (y Valladolid) Bueno, también Gijón (o Llanes).
Quevedo, Cervantes, el que haya escrito de verdad eso de La Biblia. Norman Lewis, Sebald, Chatwin y Lytton Strachey.
Conticinio (ese momento en que ya no es noche y tampoco es día: la pongo en todas mis novelas, como Austrohúngaro, de Berlanga) Frase favorita, no tengo. A ver si alguien me aporta alguna.
Bach (La Pasíón según san Mateo, para mí, es canela en rama), John Cage. Y, por supuesto, al Camarón, Agujetas, El Torta y su hermano Moneo: el flamenco, ese dolor, para mí, es música clásica. Y no es folklore.
Con Maritornes, para hablar de la tierrina y decirle que me gustan las feúcas, sobre todo si salen en buenos libros (aunque no lleven gafas, que mi prestan munchu). También, con María la Llobera. De hombres, puede que con Azaña, que escribía muy bien.
Por diez euros y no subo ni un duro más. Tampoco sé cuánto vale un paraguas.
Cualquier raya que hubiese trazado Velázquez o Goya, o Picasso. Abuelo, padre e hijo, qué familia. También, la raya, de Chardin.
Un callejero sentimental de Valladolid con una novela dentro, la historia del doctor Cazalla, el que quemaron en la hoguera. No me sale, así que me dedico a leer (y a viajar).
Creo que nunca me han hecho una crítica, y que no se molesten.
La soberbia. El fascismo, la soberbia y el fascismo (quise decir el nacionalismo barato).
, de Virginia Woolf. No estoy seguro, quizás Al faro. Una de las dos no la leí.
y La escopeta nacional, del pobre Berlanga. Lo de pobre lo digo con todo el cariño que me produce.
Quizás Papillon. O Perdidos, por lo del tercer policía (todo lo de O’Brien, que era funcionario como yo).
El día que llegó la República Española (No soy muy exigente). Lo de Colón pisando playas nuevas (como la primera vez que yo pisé Torimbia) no hubo de estar mal, pero es que prefiero que a los pueblos los dejen en paz, sin conquistarlos. ¿Me explico?
No gasto.
A Kafka, para preguntarle qué soñó Gregorio Samsa.
Culpable, siempre. Fui yo el que robó el azúcar y el que quemó la caseta. De rapaz y eso.
 
Miguel Ángel Galguera es escritor, abogado y funcionario municipal.

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