Verdades como poemas, El Comercio, 29 de mayo de 2006

0
243

Verdades como poemas
El poeta gijonés David González y la onubense Eva Vaz presentaron en el pub La Sal, de Gijón, ‘Reza lo que sepas’ y ‘Metástasis’
M. BARRERO/GIJÓN

Difícil condensar en unas líneas toda una noche que juntó sobre una misma tarima a dos de los mejores poetas asturianos del momento, a un relativo descubrimiento onubense (ya había venido antes por estos pagos, pero seguramente nunca con la contundencia con que lo hizo el sábado) y al músico que, con permiso de Nacho Vegas, más está haciendo para dignificar la canción de autor a este lado de Pajares.

Fue José Luis Piquero (chupa de cuero, perfil casi quijotesco de tan escuálido) quien, en un exquisito alarde de discreción, dio paso con una presentación breve y precisa a las palabras de Eva Vaz y David González. Dos poetas encuadrados en esa escuela a la que se define como de la conciencia, dos ‘outsiders’ de lo políticamente correcto, dos voces tan refrescantes como crudas, tan agresivamente bellas como dulcemente desgarradas.

Porque se habló mucho de desgarro a lo largo de la velada entre las paredes anaranjadas del pub La Sal, uno de los poquísimos de Asturias que se arriesga a programar recitales de poesía y refugio habitual de cuantos bohemios gustan de apurar las horas nocturnas por los aledaños del puerto. Los versos de González y Vaz (que estaban allí para presentar sus últimos libros, ‘Reza lo que sepas’ y ‘Metástasis’, respectivamente) hablan de viviendas de protección oficial y furgones policiales, de drogas para sobrellevar la depresión y de esas que, como bien dijo la parte masculina del binomio, «te hacen hablar», de las heridas recolectadas por los caminos de la vida y de ese amor que, de cuando en cuando, aparece para salvar el mundo antes de huir para siempre por la puerta de atrás.

Contundencia

Fueron poemas como puños, reparadores como los buenos reconstituyentes e implacables como un directo a la mandíbula. Poemas que apelaban a la conciencia y al sentido común de cada cual y que convertían en fantasmas los recuerdos por todos postergados en los casi infinitos desvanes de la memoria, poemas que hablaban del lado verdadero de las ‘Barbies’ de Mattel y de esa historia oculta de las ciudades que malamente ocupa medio renglón en los libros.

Se sucedían las palabras, bien en forma de versos o bien como apostillas o aclaraciones a cada poema, se sucedían los guiños cómplices entre los dos maestros de ceremonias y también los aplausos en un pub abarrotado, tomado al asalto por poetas, libreros, escritores, periodistas y cuantos noctámbulos vieron en la poesía un buen incentivo para echarse a la calle. Tampoco faltó la música. Toli Morilla, al que algunos consideran el Bob Dylan de esta región y que ha reubicado sobre el pentagrama algunos de los textos más bellos de la literatura asturiana contemporánea, echó un capote a los dos protagonistas y estrenó, en rigurosa exclusiva, una canción compuesta a partir del poema ‘Alquitrán’ de David González que, si todo marcha según lo previsto, estará incluida en su próximo disco.

Todo fue perfecto. Si los bares habían dejado de ser lugares propicios para la poesía, para esa poesía que Celaya quería tan necesaria como el aire que respiramos, González y Vaz, Vaz y González, demostraron el sábado que el noble arte de la versificación no tiene por qué ser patrimonio exclusivo de los amplios y fastuosos salones académicos. Ellos tomaron a la poesía de la mano, la bajaron a los bares y dejaron que se defendiese por sí misma en el ojo del huracán. Y, cómo no, se lo llevó de calle.

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí