En el bajo Tâmega, Amarante y sus artistas
Un estilo muy propio
Por Ángel García Prieto
Amarante es una encantadora ciudad del distrito de Porto, que trepa por una de las colinas verdes asentadas en la caída de la sierra; allí “(…) la noche, donde susurra nuestro origen / subió conmigo a los cerros del Marão (…)” al borde del Tâmega, poco antes de que desemboque en el Douro, allí está enterrado su patrono São Gonzalo, santo con fama de casamentero y protector de las familias y los matrimonios. Su colorido sepulcro es el centro de una capillita situada en el ábside de la iglesia del antiguo convento que lleva su nombre; edificio rodeado de casas nobles de los siglos XVI, XVII y XVIII con ricas balconadas de madera labrada y de enrejados.
El llamativo templo, con peculiar estructura arquitectónica de predominio barroco, preside una plaza que se conjunta con el también espléndido puente de sillares de granito, la torre señera y el cimborrio construido en el s. XVIII, que constituye el núcleo de la ciudad antigua y que junto al río forman un rincón acogedor y solemne, elegante y bello.
Amarante ofrece otras edificaciones y objetos dignos de atención, como la iglesia de São Pedro, el Museu con lienzos del famoso pintor cubista local Amadeo de Souza Cardoso y un monasterio benedictino cercano, en Travanca.
En ese ambiente de cierta nobleza rural, desarrolló sus años infantiles y juveniles Texeira de Pascoaes, antes de estudiar y ejercer sin convicción la abogacía en Porto durante unos años, hasta que se retirara a la rica hacienda familiar, para dedicarse a la literatura.
“A minha aldeia! / ermo lugar que existe / perdido, neste mundo (…) / onde o silencio as almas arrefece ; / e o clarão do ponente moribundo / é mais dourado e triste, / e lembra enorme e livida candeia, / nas mãos dum negro espectro que aparece (…)”
Teixeira de Pascoaes participó en las actividades del movimiento cultural de la Renaixença Portuguesa y fundó la revista A Águia (El Águila), con la que alentaba en la renovación y exaltación de los valores portugueses. A la vez que escribía mucha poesía, ensayos e historia de Portugal.
destacarse A Sibila, con veinte ediciones, Os meninos de Ouro, con ocho y Fanny Owen, llevada al cine por el famoso realizador portugués Manoel de Oliveira.









