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En la muerte de Cintio Vitier, por José María Ruilópez. 19/10/09

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Con el fallecimiento de Cintio Vitier el pasado 1 de octubre desaparece uno de los intelectuales más profundos del siglo pasado en Cuba.  Nacido en Cayo Hueso, Florida, en 1921, era hijo del filósofo Medardo Vitier. Se inició en los estudios en Matanzas y en La Habana se graduó en Derecho Civil. Desde muy joven se sintió inclinado hacia la literatura, especialmente hacia la poesía.

Uno de los acontecimientos culturales que marcaron su vida creativa fue la visita del poeta español Juan Ramón Jiménez a La Habana en 1936. Éste dio una conferencia en la ciudad y Cintio asistió a la misma. Allí conoció a la que sería su esposa. “Yo la miraba de lejos, porque los dos éramos admiradores de Juan Ramón. Ella llevaba una gorra que no estaba de moda entonces. Allí iniciamos nuestra amistad y en la Universidad nos hicimos novios”. Ella es Fina García Marruz poetisa y ensayista sobre Martín, de gran relieve, su viuda.  Así me lo contó Cintio Vitier en su casa de El Vedado,  en La Habana, en 2002, donde fui recibido  con gran deferencia por su parte, pocos días después de recibir el Premio Juan Rulfo en México.
 
Juan Ramón Jiménez sería el prologuista de su primer libro: Poemas, al que seguiría Vísperas, Testimonios, La Fecha al pie y Nupcias.  Creció literariamente alrededor de la revista Orígenes, que dirigía Lezama Lima. En ella participaban diez creadores de diversos ámbitos: como el poeta Eliseo Diego o Justo Rodríguez Feo. Se reunían en la calle Calzada, en la casa del genial músico avilesino Julián Orbón, tío del concertista de guitarra Armando Orbón, residente en Gijón. 
 
Sus novelas destacadas son De Peña Pobre (1978), Los papeles de Jacinto Finalé (1984) y Rajando la leña está (1986). Como investigador, publicó en 1952 Cincuenta años de poesía cubana y Temas martianos en 1961. Le fue concedido el Premio Nacional de Literatura en 1988, la Orden de José Martí —entregada por el Consejo de Estado— y el título de Oficial de Artes y Letras de Francia. Asimismo, fue doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana, de Las Villas y de Soka en Japón y también se le concedió el Diploma de la Universidad de Turín.   
 
Con Cintio Vitier no sólo se va una autoridad literaria de Cuba sino también el patriarca de una saga de creadores en diversos campos. Sus hijos Sergio y José María Vitier son músicos. José María es un compositor de prestigio internacional.  Escribió la banda sonora de la conocida película Fresa y Chocolate de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. Su nieto José Adrián, hijo de José María, es poeta, pintor —expuso en México el otoño pasado—, traductor y director de la revista literaria La Isla Infinita.  La hermana de José Adrián, Laura Vitier, es poetisa también.  El sobrino de Cintio, Eliseo Alberto, hijo del poeta Eliseo Diego y de Bella Esther García Marruz, es un escritor de prestigio, ahora residente en México.  Y la hermana de éste, Josefina, es escritora, y el otro hermano, Constante, dibujante. El mismo Cintio Vitier estuvo a punto de acabar la carrera de violín, que estudió en el Conservatorio Orbón. Y con frecuencia tocaba el piano con su suegra una de sus piezas preferidas: la Sonata Preciosa de César Frank, según me contó su viuda Fina García Marruz.
 
Cintio Vitier, si como escritor y ensayista ha merecido alto reconocimiento sin discusión posible, en algunos ámbitos políticos y culturales nunca fue bien recibido debida su implicación con el régimen de Castro. Hombre muy religioso, ha querido conciliar cristianismo con marxismo.  Ricardo Alarcón, Presidente de la Asamblea Nacional Cubana le llamaba Apóstol del Apóstol. El Apóstol era el apodo de José Martí.  Para entender la trayectoria vital de Cintio Vitier hay que separar al creador indiscutible del creyente y soporte cultural del régimen de Castro. En los últimos años, cuando yo lo conocí, vivía una ancianidad llena de recuerdos, viejas vivencias, llamativas peripecias culturales y sentido del humor. Pero un poco alejado de la realidad cubana que palpita bajo la casa en que vivía dignamente pero casi con humildad para su estatus intelectual.
   
Escribí entonces, después de mi encuentro con él: 
«De su semblante sobrio, su apostura educada y su verbo sereno afloran sus convicciones religiosas, su convencimiento político y su amor por Fina.  Esto último lo corroboro cuando se colocan para una foto y, desde los sillones que ocupan, se cogen de la mano como dos adolescentes.»
 
Ferviente seguidor del músico asturiano Julián Orbón, le dedicó este poema en su muerte:
 

Nada sé, ni sabré,

de tu muerte, Julián.

Si eras la vida ausente,

la que nos fue quitada,

¿quién lo creerá?  

 

 

París, retrato efímero de una ciudad eterna. Por José Havel (16/10/2009).

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Barcelona, Londres, San Petersburgo… son algunos de los lugares en los que Cédric Klapisch rodó sus últimas películas (Una casa de locos, Las muñecas rusas). Con París intenta volver a sus raíces, retornar a casa. Es cierto que siempre hubo mucho de París en su filmografía (Riens du tout, Chacun cherche son chat, Peut-être…), si bien nunca de un modo frontal. Por otra parte, su último largometraje –subtitulable como Retrato efímero de una ciudad eterna, dice su autor— está igualmente realizado a la manera de reacción a la visión negativa que se tiene de la ciudad en cuanto a su connotación snob, pretenciosa, burguesa o antipática, unas vertientes por otra parte existentes.

Para este filme Klapisch hizo llamar a un grupo de actores con los que no pudo trabajar antes, como Juliette Binoche, François Cluzet, Mélanie Laurent, Gilles Lellouche, Albert Dupontel y Julie Ferrier. Rodeado de un reparto importante y variado, con Romain Duris a la cabeza –su actor fetiche—, ejecuta una obra coral en la que busca poner en escena la diversidad. Por esto mismo no todos los intérpretes son conocidos. Aparte de la afición del realizador a descubrir rostros nuevos a cada proyecto, una película titulada París, deseosa de desprender verdad, debe conjugar lo banal con lo monumental, alternar la realidad neutra y cotidiana de algunas partes de la ciudad con la grandiosidad espectacular de otros lugares fuertemente iconizados. De ahí la configuración irisada del casting, en conjunción con dicha estrategia narrativa. El interés del realizador hacia todos está bien nivelado en términos de atención (y ternura) de cara a configurar un caleidoscopio urbano del alma humana, con sus arrebatos de bondad, con sus pequeñas mezquindades también.

¿Adónde van todos esos cables?, se pregunta al inicio uno de los numerosos personajes de este último largometraje de Cédric Klapisch, señalando las múltiples líneas eléctricas que se extienden bajo el cielo. Nos conducen a París, bien sûr, igual que todos los caminos llevan a Roma. Cineasta y personajes redescubren la capital francesa gracias a emociones inéditas en ella y sus gentes, instando a los espectadores a hacer lo propio con sus ciudades respectivas, dentro de una fábula a medio camino del realismo y de la idealización, tan meritoria como irregular, en la que los parisinos se ven sometidos a una cercanía con la muerte  que los impulsa a sentirse más vivos.

La baliza narrativa en medio de la mêlée de historias cruzadas es Pierre (Romain Duris), un bailarín enfermo del corazón quizá próximo a morir, necesitado como está de un transplante urgente. Su grave estado de salud le otorga una mirada nueva y diferente sobre todas las personas que le rodean. El hecho de enfrentarse a la idea de una muerte más que posible revaloriza de súbito la vida, la suya, la de los otros, la de la ciudad entera. El mensaje de esa mirada –la del protagonista, la del director— es eficazmente simple: todo el mundo, pese a la disparidad de orígenes y estatus social, puede convivir con todo el mundo, según ilustra la metáfora –poco sutil, justo es reconocerlo— de las frutas internacionales de Rungis, colosal mercado de productos frescos cuya superficie supera a la del principado de Mónaco.

 

PARÍS (Paris). Francia, 2008. Direccióny guión: Cédric Klapisch. Fotografía: Christophe Beaucarne. Música: Robert Burke, Loïc Dury y Christophe Minck. Montaje: Francine Sandberg. Intérpretes: Juliette Binoche (Élise), Romain Duris (Pierre), Fabrice Luchini (Roland), Albert Dupontel (Jean), François Cluzet (Philippe), Karin Viard, Gilles Lellouche (Franky), Mélanie Laurent (Laetitia), Zinedine Soualem (Mourad), Julie Ferrier (Caroline). Duración: 125 minutos.

El arte de la distorsión de Juan Gabriel Vásquez, por Javier Lasheras. 16/10/09

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El arte de la distorsión.
Juan Gabriel Vásquez.
Alfaguara. Madrid, 2009.

Curioseando en una de esas tiendas de la T-4, en donde lo mismo puedes adquirir una revista del corazón o un libro de autoayuda que Summa de Maqroll el Gaviero de Álvaro Mutis, por poner un ejemplo, me encontré con El arte de la distorsión de Juan Gabriel Vásquez y lo compré. Conozco al bogotano desde que en octubre de 2001 le invité a participar en el I Encuentro Internacional de Jóvenes Escritores. Junto a él, reuní en Oviedo y por este orden a Miguel Ángel Cuervo, Carlos Bessa, José Luis Piquero, Care Santos, Juan Carlos Botero, Pelayo Fueyo, Rubén D. Rodríguez, Alejandra Costamagna, Martín López-Vega, Andrés Neuman, Ricardo Menéndez Salmón, Estíbaliz Espinosa y Valter Hugo Mae. Casi todos ellos asistieron a la clausura en la que Félix Grande nos brindó una conferencia casi secreta, de una solvencia intelectual sobresaliente. Recuerdo que dos años antes, en 1999, el propio Félix Grande participó en otro encuentro que dirigí, El cuento de nunca acabar, en el cual tuvo tiempo hasta para poner en su sitio a algún crítico al que recordó su mal fondo y su mala forma. El pobre salió colorado y sus adláteres con el rabo entre las piernas. Y es que, ya desde entonces, ni siquiera los críticos eran fiables ni perfectos. ¡Qué lástima!

Pero regresemos a Vásquez. En aquel encuentro de jóvenes escritores, su intervención me pareció, sin ser memorable, ajustada al discreto encanto de la incipiente vanidad de todos los convocados. Así que una vez empaquetado en el avión, en ese angustioso espacio reservado al rebaño de clase económica, me adentré en el prólogo del libro con toda la ilusión y sin ningún prejuicio. Leí el primer artículo, muy cervantino, el segundo, que da título a todo el volumen, el tercero… y ahí me quedé.
 
Esperé hasta el trayecto de vuelta para abrir de nuevo el libro del colombiano. Un libro cuyo título completo reza El arte de la distorsión (y otros ensayos) y en donde el lector se encontrará con opiniones, datos y comentarios sobre la vida y obras de Cervantes, Gabriel García Márquez, J. Conrad, Ribeyro, Philip Roth o Sebald entre otros muchos. Lo mejor del libro son las aportaciones interpretativas sobre las obras y el quehacer literario de sus autores que agradecerán —y agradecemos— los lectores que no hayan leído los títulos referenciados. Lo peor son las sentencias y afirmaciones sobre quiénes son los buenos y los malos lectores y que acaba por acartonar ciertos artículos. Por ejemplo, si un lector no ha leído El corazón de las tinieblas de Conrad, y después de leer el artículo de Vásquez se adentra en él, podrá apreciar si la misma es “leída como denuncia del colonialismo y sus horrores” o discutir con el autor si “el libro recordado parece siempre más largo de lo que es en realidad”. Si usted no ve o comprende lo que afirma Vásquez o incluso si sólo se atreve a pensar que tal obra está sobrevalorada, es que usted es, no lo dude, un mal lector. Sin embargo, si el lector ya ha leído la obra, me temo que la aportación de este artículo de Vásquez, Ver en la oscuridad, no le ilumine nuevos territorios. Este fue mi caso cuando interrumpí la lectura del libro.
 
Pero no me entiendan mal. El libro contiene algunos artículos (ensayos, según el autor) muy destacables. Léase —sólo por poner un par de ejemplos de entre nueve o diez de ellos— La paradoja de don Álvaro Tarfe, que muestra a las claras la deuda de escritores y lectores con Miguel de Cervantes. O ese otro titulado Viaje a Costaguana, brillante, aunque en su final exista una deriva que puede contradecir esa distinción machacona y fútil entre buenos y malos lectores. Escribe Juan Gabriel Vásquez:
 
El éxito de una novela se mide por las escenas que permanecen en nuestra memoria después de la lectura, esas imágenes que entran a formar parte de nuestra experiencia con la misma intensidad que nuestros propios recuerdos; con Nostromo, las escenas son distintas cada vez.
 
Más allá de lo ajustado o no tanto del párrafo como de la última afirmación, es cierto que el autor no se refiere a la medida de una buena novela. Sólo de su éxito aunque en el contexto se esté refiriendo nada más ni nada menos que a Nostromo, de J. Conrad. Sin embargo, espero que se nos conceda la libertad para albergar en nuestras memorias las escenas que nos apetezca (y no las que se nos impongan por otros) cada vez que leemos cualquier libro o de lo contrario esto de la literatura va a resultar algo muy aburrido. Porque si es necesaria la existencia de críticos que nos orienten también lo es la necesidad de lectores que los obvien, siquiera por higiene mental. Así, contra el vicio de señalar propongo la virtud, muy a lo Montaigne, de airear y subrayar nuestro sacrosanto placer.
 
También es reseñable que en esta sucesión de artículos haya mucha erudición y agudas vueltas de tuerca que debemos agradecerle vivamente, pero hubiésemos agradecido mayores aportaciones argumentales que nos incitasen en cada caso a una lectura o relectura, según. Y es que a veces Vásquez sobrepasa los límites de la paciencia y se adentra en lo tautológico: las obras que referencia Juan Gabriel Vásquez son buenas porque las referencia Juan Gabriel Vásquez. Otro tanto se puede decir de los buenos y de los malos lectores. Y es que con algunos detalles de El arte de la distorsión sí que entiendo la preocupación de muchos por la desaparición de los buenos lectores de novela. Y como sigamos así, de los malos también. Por eso y por el bien de todos deberíamos eludir estas divisiones así como sus características, so pena de que lo único que nos importe sea señalar ciertas miserias mientras nos sentimos un poco pedantes: eso es asunto de los cínicos, creo.
 
Por c
ierto y a pesar de esa Nota bibliográfica última, se echa en falta un índice onomástico y una datación al finalizar cada artículo.  Y sobran, o al menos deberían estar más perfiladas, algunas incursiones en la interpretación de la historia, como la que se plasma en el último artículo dedicado a Hiroshima de John Hersey o las alusiones a la función de la historia y los historiadores en algunos párrafos desperdigados a lo largo de esta serie.
 
Por último, el artículo titulado en el libro Apología de las tortugas y leído como bien dice Juan Gabriel Vásquez durante un encuentro en Oviedo, en octubre de 2001, fue publicado en 2002 en el libro En guardia y en vanguardia y cuyo título sirvió de marco para aquel Encuentro Internacional de Jóvenes Escritores. Entonces su título era Defensa apasionada (y algo pesimista) del relato corto.
La enhorabuena ya se la di entonces, ahora vuelvo a hacerlo, desde ese útero literario que ambos compartimos y en el que «nadie quiere convencernos de nada: el lugar donde somos verdaderamente libres». Aunque esto último, estimado lector, ya sea usted bueno o malo, también me parezca exagerado. Quizá por eso lo mejor de este libro, como en la literatura, resida en la libertad de combinar la ropa como cada uno quiera. Y tal vez por ello Juan Gabriel Vásquez cita a Nabokov al inicio de estos artículos: «No son las partes lo que importa, sino sus combinaciones».

Actas de los jurados del IV Premio de las Letras de Asturias y de los X Premios de la Crítica de Asturias

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IV PREMIO DE LAS LETRAS DE ASTURIAS
X PREMIOS DE LA CRÍTICA DE ASTURIAS
 
EDICIÓN 2008
 
ACTA DEL JURADO
 
Reunido en la Bodega El Viajero de Oviedo, el jurado del Premio de las Letras de Asturias 2008, formado por Carmelo Fernández Alcalde, José Havel, Mariano Arias, Manuel D. Abad, Ernesto Colsa, Alejandro Cuesta, Ángel García Prieto, Javier Lasheras, Miguel Rojo y Violeta Varela  y actuando como secretario Covadonga Álvarez Barros
 
DECIDEN POR MAYORÍA
 
Otorgar el Premio a
JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ CACHERO
 
El jurado reconoce su labor académica y su tarea investigadora y divulgativa que ha contribuido al prestigio filológico de la universidad de Oviedo. Igualmente destaca su continua cercanía con las generaciones jóvenes fomentando en estas la pasión por la literatura.
 
 
En Oviedo, a 30 de septiembre de 2009
 
 
 
X PREMIOS DE LA CRÍTICA DE ASTURIAS
EDICIÓN 2008
ACTA DEL JURADO
 
Reunido en la Bodega El Viajero de Oviedo, el jurado del Premio de la Crítica de Asturias 2008 de NOVELA EN LENGUA ESPAÑOLA formado por Carmen Bobes Naves, Alberto Piquero, Mariano Arias Páramo, Jorge Ordaz Gargallo, Fernando Fonseca Díaz y acturando como secretaria Ángel García Prieto,
 
DECIDEN POR MAYORÍA
 
Otorgar el Premio a la obra DERRUMBE  
De Ricardo Menéndez Salmón.
 
 
El jurado ha destacado en esta obra la especial concepción del tiempo, que anula la sucesividad, apoyada en la precisión del lenguaje.
 
En Oviedo, a 30 de septiembre de 2009
 
 
 
 
 
PREMIOS DE LA CRÍTICA D’ASTURIES
EDICIÓN 2009
ACTA DEL XURÁU
 
 
Aconceyáu’l xuráu del Premiu de la Crítica d’Asturies 2009 de novela en llingua asturiana, formáu por Ramón d’Andrés Díaz, María Cueto Fernández y Rafael Rodríguez Valdés en calidá de vocales, y actuando como secretariu D. Luis Casteleiro Oliveros
 
DECIDE POR MAYORÍA
 
Declarar ermu’l Premiu na presente edición.
 
N’Uviéu, a 28 de setiembre del 2009
 
 
 
 
X PREMIOS DE LA CRÍTICA DE ASTURIAS
EDICIÓN 2008
ACTA DEL JURADO
 
 
El jurado del Premio de la Crítica de Asturias 2008 de Poesía en Lengua Española, formado por Herme G. Donis, José Luis Piquero, Fernando Beltrán, Francisco Álvarez Velasco y José Luis García Martín,y actuando como secretario José Havel,
 
DECIDE POR MAYORÍA
 
Otorgar el Premio a la obra Los círculos concéntricos
De Alejandro Céspedes
 
 
El jurado ha destacado que:
 
El autor muestra en este poemario una voz muy personal para un discurso poético donde destacan la arquitectura del texto, el sentido del ritmo y la acertada simbiosis entre lo narrativo y lo lírico. Asimismo valora el acierto con que se cultiva el poema en prosa en este libro de amor y dolor profundos, lleno de veracidad y emoción, que examina valientemente ciertos tabús actuales y que desasosiega por su crudeza.  Compuesto de poemas en un delicado punto de tensión, la palabra de Los círculos concéntricos, justa e irremplazable, conmueve y estremece.
 
 

En Oviedo, a 29 de septiembre de 2009.
 
 
 
 
 
PREMIOS DE LA CRÍTICA D’ASTURIES
EDICIÓN 2009
ACTA DEL XURÁU
 
 
Aconceyáu’l xuráu del Premiu de la Crítica d’Asturies 2009 de Poesía en llingua asturiana, formáu por Naciu Llope Fernández, José Manuel Martínez Castro y Xuan Santori Vázquez en calidá de vocales, y actuando como secretariu D. Luis Casteleiro Oliveros
 
DECIDE POR UNANIMIDÁ
 
Otorgar el Premiu a Elías Fernández Rodríguez (“Elías Veiga”) pola obra Robinson Astur, destacando que se trata d’un poemariu esquisito y conmovedor, de gran pesu lliterariu y sobresaliente capacidá d’empatía col llector.
 
 
N’Uviéu, a 30 de setiembre del 2009
 
 
 
X PREMIOS DE LA CRÍTICA DE ASTURIAS
 
EDICIÓN 2008
 
ACTA DEL JURADO
 
Reunido en la cafetería Dólar de Oviedo, el jurado del Premio de la Crítica de Asturias 2008 de CUENTO EN LENGUA ESPAÑOLA, formado por Luis Martín Muñoz, Maria Luz Pontón álvarez, Manuel Herrero Montoto, Pilar Sánchez Vicente y Gerardo Lombardero, y actuando como secretario Covadonga Alvarez Barros
 
DECIDEN POR MAYORÍA
 
Otorgar el Premio a la obra NO GANA UNO PARA SUSTOS
De JOSE LUIS ESPINA
 
 
El jurado ha destacado: la naturalidad de su lenguaje, el poder de captación de su narrativa y la facilidad de lectura, que nos traslada a ambientes costumbristas que nos acercan a un pasado común y muy próximo haciéndonos partícipes del mismo.
 
 
En Oviedo, a 1 de octubre de 2009
 
 
 
 
 
 
PREMIOS DE LA CRÍTICA D’ASTURIES
 
EDICIÓN 2009
 
ACTA DEL XURÁU
 
 
Aconceyáu’l xuráu del Premiu de la Crítica d’Asturies 2009 de Cuentos en llingua asturiana, formáu por Ramón d’Andrés Díaz, María Cueto Fernández y Rafael Rodríguez Valdés en calidá de vocales, y actuando como secretariu D. Luis Casteleiro Oliveros
 
 
DECIDE POR MAYORÍA
 
Otorgar el Premiu a Xuan Santori Vázquez pola obra La fábrica de lluz, destacando la variedá de rexistros y de temes mesmo que l’usu del idioma.
 
 
N’Uviéu, a 28 de setiembre del 2009
 
 
 
 
 
X PREMIOS DE LA CRÍTICA DE ASTURIAS
EDICIÓN 2008
 ACTA DEL JURADO
 
Reunido en el CAFÉ DÓLAR el jurado del Premio de la Crítica de Asturias 2008 de LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL EN CASTELLANO formado por MARÍA ROSA SERDIO GONZÁLEZ, MARCELO MATAS DE ÁLVARO Y JOSÉ MARÍA GÓMEZ MARTINEZ y actuando como secretario JUAN JOSÉ LAGE FERNÁNDEZ
 
DECIDEN POR UNANIMIDAD
 
Otorgar el Premio a la obra EL VIAJE DE TINA Y TON
De MIGUEL ROJO
 
 
El jurado ha destacado: El lenguaje fresco y desenfadado, tratando de forma actual y posibilitando diferentes lecturas un tema clásico en la LIJ como la lucha por alcanzar un sueño y haciendo participe al ilustrador, de forma eficaz, en la trama de la historia.
El jurado desea resaltar asimismo el valor de las ilustraciones, muy bien integradas en el texto, así como la calidad de la edición.
 
En Oviedo, a 28 de septiembre De 2009.
 
 
 
 
 
 
 
PREMIOS DE LA CRÍTICA D’ASTURIES
 
EDICIÓN 2009
 
ACTA DEL XURÁU
 
 
 
Aconceyáu’l xuráu del Premiu de la Crítica d’Asturies 2009 de Lliteratura Infantil/Xuvenil en llingua asturiana, formáu por Eloy Antuña Zamarro, Paula Pulgar Alves y Antonio Valle Cobreros, y actuando como secretariu D. Luis Casteleiro Oliveros
 
DECIDE POR MAYORÍA
 
Otorgar el Premiu a Berta Piñán pola obra Les coses que-y presten a Fran, destacando que ye un llibru enllenu d’interés y actualidá, y la orixinalidá nel tratamientu rítmicu de la obra.
 
N’Uviéu, a 2 d’ochobre del 2009
 
  
 
X PREMIOS DE LA CRÍTICA DE ASTURIAS
EDICIÓN 2008
 ACTA DEL JURADO
 
Reunido en la Bodega El Viajero de Oviedo, el jurado del Premio de la Crítica de Asturias 2008 de COLUMNISMO LITERARIO EN ESPAÑOL, formado por Carmelo Fernández Alcalde, José Havel, Mariano Arias, Manuel D. Abad, Ernesto Colsa, Alejandro Cuesta, Ángel García Prieto, Javier Lasheras, Miguel Rojo y Violeta Varela  y actuando como secretario Covadonga Alvarez Barros
 
DECIDEN POR MAYORIA
 
Otorgar el Premio PEDRO DE SILVA
 
El jurado ha destacado:
La dilatada trayectoria e implicación sociocultural del autor, así como su capacidad de síntesis a la hora de abordar los más diversos temas de un modo profundo y personal. Una figura sin la que no se entendería la Asturias moderna.
 
 
 
En Oviedo, a 30 de septiembre de 2009

Preludio de fuego, de Esteban Greciet. Por Ángel García Prieto (13/10/2009).

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Esteban Greciet,

Preludio de fuego,

DG Edições, Linda-a-Velha (Portugal), 2009.

115 páginas.

12 euros.

 

Esteban Greciet, hijo de asturianos nacido en Santa Clara de Cuba, vive desde hace años en Oviedo, después de una dilatada carrera periodística en la que ha llegado a ser colaborador de los diarios ABC, Arriba e Informaciones y director de otros medios informativos en Asturias, Valladolid, Cuenca y San Sebastián. Columnista de varias publicaciones asturianas, tiene en su haber catorce libros de ensayo y narrativa, entre los que se pueden destacar las novelas Mientras fue verano (KRK, 2000) que obtuvo el premio Casino de Mieres el mismo año de su publicación y La lámpara roja (DG Edições, 2008).

Preludio de fuego es una novela corta sobre la Revolución de Octubre del 34, con el escenario principal de Oviedo, ciudad que fue asaltada por varias columnas armadas paramilitares de trabajadores de izquierdas de las cuencas mineras, en un contingente diez veces superior a los militares, guardias y voluntarios civiles que constituía la guarnición de la capital del Principado. El relato describe con crudeza y con datos históricos los acontecimientos dramáticos que causaron más de tres mil muertos y heridos, la enorme destrucción y desolación de una buena parte de la ciudad y la dinámica de revuelta para conseguir un estado de dictadura del proletariado, finalmente sofocada por unidades del ejército de la República provenientes de otras regiones de España. Además de personajes históricos que en la narración personifican hechos reales, el autor ha añadido otros de ficción , que por tratarse de una novela corta no dejan de ser sólo casi figurantes de una leve trama para dar mayor tensión literaria y humanizar una crónica de acontecimientos. Son dos familias que se entrecruzan con sus ideas, intereses, sentimientos, prejuicios sociales e instintos de supervivencia el maremágnum de persecución, atropello, violencia y confusión provocada por dos semanas revuelta. Al fondo quedan bien claras las razones políticas, el idealismo o fanatismo, la rudeza y los extremismos que desde la capital de España movían unos políticos que hoy pueden valorarse gracias también a esta elocuente, brillante, oportuna – al fin y al cabo se cumple ahora el septuagésimo quinto aniversario de la revolución -, sencilla, y apasionante novela. 

¡El soplón!: el crédito de la farsa. Por Tanja Pérez Hunte (09/10/2009).

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¡El soplón! es una película con muchas cosas que decir, casi dicharachera, presidida por la energía de lo convincente, pues atesora lo preciso para parecer continuamente entretenida tratando con credibilidad los temas que aborda. Y más que la polémica, o el escándalo, es sobre todo el personaje central lo que parece interesar más al director Steven Soderbergh, con una puesta en escena de la que cada elemento se conjuga en alquimia con el actor principal, Matt Damon, atención central del filme, tan admirable como irreconocible. Quizá no sea ¡El soplón! la mejor obra de Soderbergh, pero sí la prueba fehaciente de que el cineasta de Atlanta continúa en vena, sin perder ni un ápice de su fuerza creativa.

Después del drama The Girlfriend Experience (2009) y del ambicioso díptico histórico Che (2008), Soderbergh regresa al género de la comedia con una historia inspirada en hechos reales, más concretamente en el escándalo producido en la década de los 90 alrededor de la sociedad Archer Daniels Midland, con hechos y personajes convenientemente ficcionados, según nos lo advierte un rótulo que avanza el tono que predominará a lo largo de todo el metraje: un color dramático desenvuelto y deliberadamente demodé que confiere aspecto de farsa a esta estafa industrial gigantesca (Mark Whitacre/ Matt Damon trabaja en la compañía ADM, pero en realidad es un informante del FBI, que descubre que esta empresa planea robar millones de dólares de sus propios clientes, pero que se percata de que hay algo más cuando el FBI decide actuar).

Matt Damon, que se presta a la función con un sentido del humor más que sabroso –sus expresiones dan por sí solas origen a algunos de los momentos grandes de la película— está secundado por un casting en sintonía perfecta con el timbre ligero del relato (¡ese Scott Bakula incorporando al agente Brian Shepard), un reparto no menos atractivo que la banda sonora sixtie de la que participa el encanto innegable de este largometraje.

  

¡EL SOPLÓN! (The Informant!). EE UU, 2009. Dirección: Steven Soderbergh. Guión: Scott Z. Burns; basado en el libro The informant! (A true story) de Kurt Eichenwald. Intérpretes: Damon (Mark Whitacre), Scott Bakula (agente Brian Shepard), Joel McHale (Bob Herndon), Melanie Lynskey (Ginger Whitacre), Lucas Carroll (Alexander), Tom Wilson (Mark), Andrew Daly (Marty)… Duración: 105 minutos.

Discurso del Presidente de la AEA.

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DISCURSO leído por Carmelo Fernández Alcalde, Presidente de la AEA, el 8 de octubre de 2009, con motivo de la entrega de los X Premios de la Crítica de Asturias y IV de las Letras de Asturias.


Buenas noches y bienvenidos a todos. A continuación voy a leerles unas palabras que hemos escrito varios escritores de la Junta Directiva con motivo de la entrega y celebración de estos galardones.

Estos Premios de la Crítica de Asturias han llegado hoy a su décima edición y el próximo año, el 5 de julio de 2010, la Asociación de Escritores de Asturias llegará a su décimo aniversario. Sabemos que estos datos sólo son fechas, pero para nosotros son fechas muy significativas y, por tanto, adecuadas para una reflexión pública que contenga siquiera unas palabras de más antes de pronunciar otras, necesarias y respetuosas, que muestren nuestra gratitud.

Queremos recordarles que uno de los objetivos de la Asociación de Escritores de Asturias es la promoción y la difusión de la obras de todos sus socios. Sin embargo, la generosidad de todos los socios escritores y el conocimiento del aforismo hipocrático —ars longa, vita brevis—, han convertido estas distinciones en una realidad visible y prestigiosa no sólo para nosotros, sino también para todos los escritores que viven en Asturias y para aquellos asturianos que residen fuera de nuestra Comunidad. Una realidad que quiere celebrar la escritura y la lectura, desde todos y con todos los escritores, como parte activa y fundamental del arte y del conocimiento, pero también como medio para la construcción y mantenimiento del espíritu crítico de todos los ciudadanos, base del progreso y la libertad de nuestra sociedad.

Es una celebración y es, además, una fiesta. Nuestra fiesta. La fiesta de todos los escritores: de los poetas y los narradores, de los bartlebys y los best sellers, de los alternativos y los clásicos, de los entrometidos y los viscerales, de los compasivos y los descreídos, de los entretenidos y de los hechiceros. Nadie está fuera de la fiesta, por mucho que alguno se empeñe. Y si esto es así es porque desde el inicio de estos Premios, todos han estado invitados a participar.

A lo largo de estos 10 años, los premios han crecido, sus modalidades se han extendido y no hemos querido dejar de dar puntada sin hilo. Es cierto, sin embargo, que en ocasiones nos hemos equivocado pero también lo es que siempre hemos corregido, que a veces nos hemos caído pero siempre nos hemos levantado, y también que hemos padecido el cansancio, el olvido y el desaire, el desasosiego y el fracaso: siempre hemos perseverado en nuestro trabajo.

Ahora bien, como todos ustedes saben, la razón y el insulto son incompatibles. Por eso, para todos y cada uno de quienes han perdido su tiempo en desahogarse con palabras desprevenidas, fruto de sus frustraciones, despechos, envidias o vergüenzas personales, sólo podemos recordarles las palabras justas de nuestro más universal hidalgo, palabras que queremos pronunciar hoy aquí sin enojo, sin fuego ni atropello alguno:

 

 

– ¡Oh bellaco villano, mal mirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente! ¿Tales palabras has osado decir en mi presencia y en la destas ínclitas señoras, y tales deshonestidades y atrevimientos osaste poner en tu confusa imaginación? ¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas! ¡Vete; no parezcas delante de mí, so pena de mi ira!"

 

 

I, 46. El Quijote.

 

 

Hasta aquí la cita de El Quijote.

Con todo, que nadie piense que somos complacientes con nuestro trabajo, pues somos escritores. Es cierto que unos con más o menos talento que otros y otros con mejor o peor fortuna que unos. Pero ni la diosa ni la aptitud han servido para quedarnos transidos u arrobados con los elogios. Aunque, para ser francos, confesaremos que siempre tenemos muy en cuenta cada aprobación o realce y que lo guardamos como si se tratase del más preciado combustible, energía invisible que alimenta nuestra feroz y cotidiana ración de vanidad. Sobre todo en esos días en que las palabras, esas perras negras como las llamaba Julio Cortázar, son vagas y hay que convocarlas para poner orden y concierto en la espesura de nuestro pensamiento. En cualquier caso y situación, sepan ustedes que siempre agradecemos con ajustada alegría y con mucho pudor los aplausos sinceros. Pero al elogio, como todo el mundo sabe, le sienta muy bien un poquito de exigencia. Y es ésta la que cada día sacamos de nuestros bolsillos cuando trabajamos en la Asociación de Escritores de Asturias. Un trabajo interesado, por supuesto, que procura defender nuestro oficio o profesión, así como facilitar la difusión y promoción de sus obras por todos los medios a nuestro alcance. Medios bien exiguos, todo sea dicho de paso, pues no parece que la escritura y la literatura sean actualmente una necesidad estética ni un referente ético para nuestros gobernantes, ahogados en la piedra laboral y económica. Y tampoco para quienes gestionan aquellas instituciones que tienen encomendadas, siquiera moralmente, funciones de apoyo y colaboración en este ámbito. Pero nosotros somos escritores y no vamos a comer, en ningún caso, de la mano de ningún príncipe. Si algo sabemos es que nuestra fuerza reside en extender nuestras manos abiertas para propiciar el diálogo y en saber cerrarlas para mantener intacta nuestra independencia cuando escribimos. Si los responsables de las políticas culturales quieren apoyar en algo o apoyar en nada, es sólo cuestión reservada a la estimación de su empresa y a la tribulación de sus timoneles. Nosotros, en tanto que ciudadanos y escritores sólo podemos entregarnos a nuestro trabajo y afrontar como mejor sabemos el contrato principal que nos ocupa y que no es otro que el que nos vincula con la tradición, con nuestra lengua y con nuestros lectores. Por supuesto, nada de ello es óbice para que nuestra Asociación opine y proponga sobre todo aquello que en materia de política cultural atañe a nuestra industria y arte, así como en el destino y distribución del erario.

Por último, acostumbrados al clímax liberador de la palabra fin y sabiendo que el
buen uso de la paciencia y la confianza será tenido por todos ustedes por una alta virtud, ha llegado el momento de recordar y agradecer el buen hacer de Eva Carballo, Javier Lasheras, Juan Carlos García Villa, Jaime Herrero y Helios Pandiella, porque ellos fueron quienes desde la iniciativa privada supieron, hace ahora 10 años, llenar el hueco del descuido y crear el Premio Apolo de Novela, origen de estos premios, que generosamente después cedieron a la Asociación de Escritores de Asturias.

Queremos agradecer el magnífico y desprendido trabajo de las más de cien personas, entre escritores, profesores, críticos, libreros y periodistas, que durante estos años han participado como miembros de los diversos jurados.

No nos vamos a olvidar, por supuesto, de la siempre bien recibida aportación de nuestros patrocinadores y en especial de Cajastur y la Consejería de Cultura y Turismo, así como de la lealtad y profesionalidad de Algama, nuestro centro neurálgico de gestión, ni de la fraternal atención de los periodistas y del espacio que los medios de comunicación de Asturias nos dispensan cada año.

Y por último, deseamos felicitar personalmente a todos los escritores participantes en estas diez ediciones, con especial cariño y recuerdo a los galardonados con el Premio de las Letras de Asturias: Gonzalo Suárez, Ángel González, Marta Portal, Luis Fernández Roces y quien hoy nos acompaña, José María Martínez Cachero. Todos ellos han contribuido a hacer de estos premios una súbita aportación a la reciente historia de la literatura actual en Asturias. Todos han tenido su recompensa. Quienes han ganado porque sus obras han sido destacadas por los jurados y han tenido el eco y la difusión debidos en los medios de comunicación y quienes no porque sin su participación esta república se hubiese quedado seca de ríos y huérfana de avenidas.

Ahora les invitamos a todos a que compartan un vaso de vino con todos nosotros y en nombre de todos los socios de la Asociación de Escritores de Asturias también deseamos invitarles a que, tal y como reclamaba Sancho Panza a sus paisanos, abran los ojos y abran los brazos «a su hijo don Quijote, que si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo, que según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse pueda». Y es cierto, hay que vencerse, aunque no sea tan fácil como parece. Pues no basta con decírselo a uno mismo. Hay que demostrarlo, convencernos sin remedio de que en este vencimiento, y en su oscuridad, sólo nos salva el amor a nuestros semejantes, el amor a la música, a la literatura, a la pintura, al cine, a toda la cultura. Esa que nos da un poco de luz para alumbrar nuestra fatalidad. Por eso creemos que debemos escribir y leer, con el fin de compartir con otro ser humano esas luces contra la muerte.

Muchas gracias por su inestimable atención y hasta el año que viene. Gracias.

 

X PREMIOS DE LA CRÍTICA DE ASTURIAS Y IV DE LAS LETRAS.

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Como ya se anunció el pasado día 30 de septiembre, el profesor emérito José María Martínez Cachero recibirá esta tarde el IV Premio de las Letras de Asturias. Por lo que respecta a los premiados en la X edición de los Premios de la Crítica de Asturias, destaca que el jurado ha dejado desierto el premio en la modalidad de novela en lengua asturiana. Asímismo, el escritor y ex Presidente del Principado de Asturias, Pedro de Silva, recibirá esta tarde el Premio de la Crítica en columnismo literario. El resto de los premiados con el Premio de la Crítica de Asturias son:

NOVELA EN LENGUA ESPAÑOLA

Derrumbe  de Ricardo Menéndez Salmón.

POESÍA EN LENGUA ESPAÑOLA

Los círculos concéntricos de Alejandro Céspedes.

MODALIDAD CUENTO EN LENGUA ESPAÑOLA

No gana uno para sustos de Jose Luis Espina.

MODALIDAD LIJ EN LENGUA ESPAÑOLA

El viaje de Tin y Ton de Miguel Rojo.

MODALIDAD NARRATIVA NO FICCIÓN ESPAÑOLA

A mordiscos de Jesús Palacios.

MODALIDAD COLUMNISMO EN LENGUA ESPAÑOLA

Pedro de Silva, por el conjunto de sus columnas en el diario La Nueva España

MODALIDAD NOVELA EN LENGUA ASTURIANA

Desierto

MODALIDAD POESÍA EN LENGUA ASTURIANA

Robinson Astur de Elias Veiga.

MODALIDAD CUENTO EN LENGUA ASTURIANA

La fábrica de Lluz de Xuan Santori.

MODALIDAD LIJ EN LENGUA ASTURIANA

Les coses que-y presten a Fran de Berta Piñán.