Mª Esther García López, Amiga de la Biblioteca de L.luarca.
Dizse qu’ente les bones amistaes siempre tien qu’haber un bilbiotecariu o bilbiotecaria y una biblioteca.
El pasáu día 1 d’abril recibí, xunto a la científica María Berdasco, la distinción “Amiga de la Biblioteca de L.luarca”, gallardón que tien instituyío l’Ayuntamientu de Valdés a traviés de la Conceyalía de Cultura, presidida n’actualidá por Gumersindo Cuervo. Esti reconocimientu concédese dende hai dos años, na estaya de les lletres y de les ciencies. L’añu pasáu recibiéronlu la escritora Ángeles Caso y el científicu Carlos López Otín.
Esbillo una parte del mio discursu, pa que se pueda lleer nestes páxinas.
“Dicía Jorge Luis Borges, ‘Siempres imaxiné que’l Paraísu sería dalgún tipu de biblioteca’.
Esti gallardón, “Amiga de la Biblioteca de L.luarca”, ye pa mi mui importante. Amiga ye en sí una pallabra guapa, La pallabra amigu, amiga, tien unes connotaciones especiales. Amás porque esta distinción dánmela no conceyu onde tengo raíces mui apegades a la tierra. Y nun me cabe más honor.
Ya mui grande que te nomen amiga d’una entidá onde ta guardada tanta sabiduría. Na Biblioteca de L.luarca munchos de los mios llibros tienen sitiu dende cuantayá. Sei que tán a bon recáu. Espero que seyan lleíos y saboriaos por munches personas. “Un llibru nuna biblioteca, ye un llibru feliz” afirma una escritora alemana. You amiesto, ye más feliz cuanto más persones lu llean.
Pa qu’haya llibros tien qu’haber escritores, investigadores, científicos, ensayistes, periodistas, poetes, persones que con creatividá, con imaxinación y col sou trabayu, faen posible que la sabiduría seya compartida y asina dir arriqueciendo’l corpus del conocimientu ya’l corpus lliterariu de la Humanidá. Faen posible que dalgo bello puea tar al alcance de toles persones que quieran disfrutalo.
Aprópiome d’estes pallabres de Federico García Lorca
“ Non solo de pan vive l’home. You, si tuviera fame y tuviera probe na calle nun pidiría un pan, sinón que pidiría mediu pan y un llibru. You ataco dende aquí a los que solamente falan de reivindicaciones económiques ensin nomar enxamás les reivindicaciones culturales, que ye lo que los pueblos piden a gritos. Bien ta que tolos homes coman, pero tamién que tolos homes sepan (…)”.

Les biblioteques son dalgo más qu’un almacén de llibros. Aparte de que podamos disfrutar d’outros soportes, CDs, películes y agora hasta llibros electrónicos, nelles reina’l silenciu, treslladámonos a outros mundos, a outres culturas, viaxamos, sufrimos, divertímonos, ya identificámonos colos personaxes qu’habitan nos miles de páxines que nutren tantos y tantos llibros. La bilbioteca ye un llugar pa soñar. Un llugar d’interaición.Un llugar de llibertá. “Lee y conducirás, no lees y serás conducido”.afirmaba Santa Teresa de Jesús.
Cuando l’escritor rusu Dostoyevsky taba prisioneru en Siberia, allonxáu del mundu, sufriendo les calamidades ya’l dolor, la fame y la frialdá, dicía-ys a los familiares; “mandáime llibros, llibros, munchos llibros pa que la mia alma nun muerra. Porque l’agonía física, biolóxica, natural, d’un cuerpu por fame, sede ou fríu dura poco, bien poco, pero l’agonía del alma insatisfecha dura tola vida”.
N’Egipto, les biblioteques, nomábanse ‘l tesoru de los remedios del alma. Asina curábanse nelles de la ignorancia, la más peligrosa de les malures y l’orixe d’outres munches.

D’una ou outra manera disfrutemos de los llibros. Invítovos a toos y a toes a ser amigos de les biblioteques”. Acabo con un haiku dedicáu a los llibros.
Versos y lletras,
faraguyes del cielu
na biblioteca.
DELETRÉAME POESÍA – I Festival de Poesía de Gijón.
DELETRÉAME POESÍA
I Festival de Poesía de Gijón
¿El tránsito del alba
en el presente atlas de la Mujer-Poeta?
Entre las múltiples actividades desplegadas en Gijón entre los días 19 y 21 de marzo por Deletréame Poesía, coordinadas por Musa Cafeína, se celebró el viernes en el museo Casa Natal de Jovellanos el I Encuentro-Recital Poesía Silencio o Poesía de Género, en el que tuve el gusto de participar como ponente junto a Rosario Hernández, Nazaret López, Ana Lamela, Nacho González y Laura Cuervo con la estimable presencia de Felisa Soria, Jefa de Políticas de Igualdad del Ayuntamiento de Gijón.
¿Cabe, en nuestros días, un enfoque de género al hablar de una actividad literaria milenaria en la que han destacado de manera sobresaliente Safo, Santa Teresa, Sor Juana Inés de la Cruz, Rosalía de Castro, María Zambrano, entre otras muchas…?
Decía Emily Dickinson en uno de sus poemas “Di la verdad, pero dila oblicuamente”.
Poesía Silencio o Poesía de Género tal vez no necesitaría justificarse en pleno siglo XXI, con el vértigo de los actuales cambios sociales y en una época en la que la sociedad vive la paradoja de la incomunicación en mitad de un exceso de comunicación.
Tal vez por ello, las grietas en el ‘muro del silencio’ levantado desde siempre por críticos y editores ante la creatividad femenina (y no sólo en la literatura) no cabe duda de que en estas últimas décadas han ido como disolviéndose; se han limado asperezas, se ha vuelto la página, se ha cerrado algún libro y aparentemente la cultura, NOS DICEN, ya no está centrada en el poder masculino, pero, a las mujeres, aún nos queda mucho camino por hacer.
Todo artista, escritor o poeta le gustaría que su voz se hiciera oír fuerte y de manera incisiva huir del aislamiento y, en grado superior, a las mujeres creadoras, debido al eco de tantas batallas y polémicas.
Hay un proverbio hindú que dice “El silencio de quien tiene algo que decir esatronador”. La poesía ayuda a encontrarnos, a conocernos, a reconocernos pero nunca desde el aire o el olvido. En ocasiones ese olvido, ese atronador silencio se transforma en luciérnagas, rutilantes luciérnagas abriéndose paso en medio de la oscuridad del intencionado ostracismo. Es por ello que me gustaría recordar a dos figuras, dos brillantes perfiles de ese blandir de brío y luz personal: FLORA TRISTÁN y CARMEN CONDE.
Flora Tristán, activista francesa nacida el 7 de abril de 1803, hija bastarda que por tal situación se le impidió heredar los bienes pertenecientes a su padre, en pleno siglo XIX emprende una difícil campaña en favor de la emancipación de la mujer, los derechos de los trabajadores y contra la pena de muerte.
A ella le debemos esa frase magistral que nos ilustra a toda Eva y Adán de nuestro tiempo: “Dos cosas me admiran, la inteligencia de las bestias y la bestialidad de loshombres”. Autora, entre otros libros, de “La unión obrera” de Flora Tristán diría Marx: “Una precursora de altos ideales nobles”. Sin embargo, a día de hoy, seguimos leyendo a Marx pero apenas si leemos a Flora Tristán.
El otro ejemplo, nebuloso crepúsculo sobre la cercana luz, es Carmen Conde la primera mujer elegida académica. El 28 de enero de 1979 ingresa en la RAE ocupando el sillón K, siendo así la primera mujer que consigue tal distinción.
Tiene esta escritora, dramaturga y poeta, nacida en Cartagena, el 15 de agosto de 1907, algo de KAFKIANO todo su ser y destino. Con una trayectoria poética impecable, jalonada por algunas obras fundamentales como “Júbilos” de 1934, “Brocal” o “En la tierra de nadie” de 1960 obra decisiva dentro de su producción literaria, especialmente los fragmentos de vida y dolor que constituyen la parte más desgarradora del libro con versos como:
“Intenté demostrar que a donde voy
es a mí, sólo a mí, para tenerme”
el lento discurrir del tiempo la ha ensombrecido, tal vez arrinconado hasta el punto de que la editorial TEMAS DE HOY, publicara en el año 2007 la obra de José Luis Ferris “Carmen Conde, vida, pasión y verso de una escritora olvidada”.
Hago constar que Carmen Conde estuvo a la sombra de la Generación del 27. No debemos olvidar que en el año 1931 funda (con el poeta Antonio Oliver Belmás) La Universidad Popular de Cartagena (pionera en esto) y que uno de los invitados a la misma fue, precisamente, Miguel Hernández; sin olvidar que ya en una de sus conferencias, ofrecida en el año 1927, declaraba abiertamente: “Mis propósitos literarios son estos: Escribir bien, escribir mejor, escribir muchísimo mejor”.
Volviendo al siglo XXI, entre la velocidad del AVE, los móviles y ese continuo cliquear,nos preguntamos dónde hallaremos el nuevo desti
no, a través de qué ATLAS poético podemos viajar y situarnos en el nuevo mapa.
no, a través de qué ATLAS poético podemos viajar y situarnos en el nuevo mapa.
Recordando el poema “Surca”, de Clara Janés cuando nos dice: “Rompe nudos lamemoria del rayo” en la actualidad, como así lo acreditan editoriales del prestigio de Torremozas o Cuadernos del Laberinto, entre otras… es evidente que existe un buen cultivo de jóvenes poetas con una voz propia y significativa, que consiguen plasmar y construir ese nuevo viaje de la poesía en castellano escrita por mujeres que viven y forman parte del Siglo XXI y en el que necesariamente esas nuevas voces ‘Las hijas de la transición’ habrán de ir de la mano de las poetas de la década o décadas anteriores ‘Las hijas del patriarcado’ compartiendo juntas un ‘tránsito del alba’ si en verdad queremos DE-LE-TRE-AR en presente el pensamiento inmortal de un poeta de los grandes Walt Whitman cuando decía: “La literatura está llena de aromas”.
Entrevista a Alfredo González, por Lauren García.
ALFREDO GONZÁLEZ:
“LOS ARTISTAS TRAGAMOS CUCHILLOS METAFÓRICOS”
Con renovados aires musicales y el mismo mimo de siempre en las letras, Alfredo González vuelve al ruedo con “La paciencia del faquir”. Un disco en el que el músico de Turón con su tacto singular confiere una visión singular de estos tiempos histriónicos. Con el sentimiento como lema y bandera cuando Alfredo González acaricia el piano gira la ruleta de la esperanza.
-¿Ha sentido en este disco la necesidad de dar un paso adelante en lo musical?
–Sí, no sabría si hacia la derecha o la izquierda como los videojuegos. Es un paso
diferente, un cambio de rasante. Soy experimental, trato de avanzar investigando, en todos los discos dejo una canción innovadora. Quería escapar y hacer un disco eléctrico. Tenía un cabreo con el mundo y personal y sentía ese cambio
–A propósito del título “La paciencia del faquir” y de algunos textos, ¿ahora estamos todos en el alambre como los artistas?
-Sí, esa explicación puede valer. En el texto que explica el disco se refiere a que los artistas somos faquires porque tragamos cuchillos metafóricos. Tenemos sufrimiento cara a los demás y luego esos cuchillos desaparecen. Los faquires eran pacientes y sufridores. Ahora en el arte hay que ser paciente y constante; quería dar que pensar.
-¿Enriquecen las letras la experiencia de los años?
-Son diferentes. Hace años era mucho menos metafórico, ahora gano en decir las cosas cuidando la forma. Me gusta la literatura con pocas palabras y sin yuxtaposiciones. Soy más de García Márquez que de Faulkner, aunque me gustan los dos.
-Un tema del disco “Mala gente que camina” tiene evidentes resonancias de Machado…
-Hicimos la letra de esa canción entre Pablo Texón y yo. Habla de la corrupción política, de gente que contagia el aire. Es un guiño contra los políticos del gobierno actual; una canción de crítica y hartazgo. Me encantan esos versos de Machado: “mala gente que camina y va apestando la tierra”. Soy muy machadiano con todos sus versos evocadores.
-Vuelve a colaborar con el poeta Pablo Texón, ¿qué química hay entre ambos?
-Nos conocimos hace ya algunos años, en este disco colabora en la letra de dos
canciones. Comparamos en un texto la política con el sexo, sin saber el motivo. Somos muy semejantes, vivimos una vida parecida. Somos radicales, vamos a la raíz y somos aventureros. Es además uno de los mejores escritores que leí jamás.
-Junto al propio Texón y Pablo Moro pusieron música recientemente a poemas de
Ángel González, ¿qué balance hace del proyecto?

-Fue una sorpresa. Era complicado porque éramos muy admiradores. Era igual que traducir una letra de Cohen o Dylan. Pablo Moro y yo musicamos cuatro poemas y Texón llevaba el hilo conductor. Tuvimos éxito de crítica y público del primer al último concierto. Teníamos mucho respeto al autor y a las reacciones de la gente ante un espectáculo poético. Fue un revulsivo para todos nosotros; creo que vamos a seguir haciendo conciertos del mismo.
-Ha musicado poemas de numerosos escritores asturianos, ¿hay algún método al respecto?
-Tengo varios, uno que me funciona es usar un estribillo marcando frases después. O como sucedió en los poemas de Ángel González el primer verso me traía una melodía. Soy intuitivo, sino fuerzo y no me gusta.
–Toca con frecuencia en Madrid, ¿sigue siendo imperioso salir de la provincia?
-Sí, no tanto como antes. No es lo mismo en el 2015 que en 1995 gracias a Internet. Antes bajabas a La Redacción, Libertad 8 o El Búho Real y te podía fichar una discográfica. Hoy en día no es tan necesario, yo vivo en A Veiga en Ribadeo. Comenté en alguna ocasión con algún amigo escritor que yo no podría vivir en Madrid. Sin embargo muchos amigos de provincias no llegarían a tener éxito sin vivir en Madrid.
Lauren García
Circo, de José Ángel Ordiz
Circo (VI Premio de Novela Ángel Miguel Pozanco)
José Ángel Ordiz
Editorial Liber Factory, Madrid, 2015
(Disponible en papel y en formato digital)
Llega un nuevo circo al circo de la ciudad. Se instala en medio de la confusión cosmopolita, del ordenado caos. Pero el circo que ha llegado no se llena hasta que Caramuerto, uno de sus componentes, encuentra colgado a Miracielos —expayaso desde que obtuvo lo que deseaba, desde que lo destruyó la buena suerte— en la caravana de este último. ¿Un simple suicidio? Entonces ¿por qué el circo que ha llegado se llena repentinamente de espectadores del otro circo, del circo de la vida cotidiana?
Entrevista a Selva Almada, por Rosa Cordero Díaz.
Nació en Entre Ríos (1973) y vive en Buenos Aires. Estudió Periodismo y Letras.
Sus dos primeras novelas han tenido una excelente acogida por la crítica y los medios de comunicación. El viento que arrasa (2012), fue seleccionada como uno de los mejores libros editados del año. Siguió Ladrilleros (2013), finalista del XXXVI premio Tigre Juan. Es una de las escritoras más elogiadas de su generación “Una de las voces más prometedoras del la ficción Latinoamericana”. El País.
Integra diversas antologías de cuentos, entre ellas Die Nacht des kometen (Alemania, 2012); De puntín (Mondadori, 2008); Poetas argentinas 1961-1980 (Ediciones Del Dock, 2007); Narradores del siglo XXI (Opciones Libros, GCBA, 2006; Una terraza propia. Nuevas narradoras argentinas (Norma, 2006). Fue becaria del Fondo Nacional de las Artes con un proyecto de investigación sobre femicidio adolescente. Co-dirige el ciclo de lecturas Carne Argentina. Coordina talleres de escritura en Buenos Aires y en el interior del país. Ha publicado en su País, Argentina: Mal de muñecas. Poemas, 2003. Niños. Cuentos, 2005.Una chica de provincia. Cuentos, 2007. Chicas muertas. Crónica, 2014.
Tengo entendido que Ladrilleros se nutre de una zona geográfica en la que viviste y te criaste con tu familia e, incluso, algún personaje conserva ciertos rasgos familiares. ¿Cómo se logra escribir venciendo ese pudor que tantos quebraderos de cabeza ocasiona en algunos escritores?
En realidad la zona donde transcurre la novela no es el sitio donde me crié, pero sí que conozco muchísimo porque hace muchos años que la visito periódicamente. Yo nací y crecí en Entre Ríos y la geografía de Ladrilleros es el norte de Santa Fe, sur del Chaco. Sí es verdad que tenía un tío ladrillero (el mismo oficio que los personajes de mi historia), así que conozco bastante de ese ambiente. Pero la novela es una ficción, no hay nada autobiográfico. Tengo un libro anterior, de cuentos, que son mis memorias de infancia. Para escribirlo tuve que olvidarme de que escribía mi propia historia y tratar a los personajes como si fueran personajes de una ficción. No hay otra manera, creo, de abordar lo autobiográfico que convertirlo en una ficción.
¿Son los personajes los que forman el territorio, o, es a la inversa?
En mis cuentos y novelas los personajes y el territorio se complementan. La geografía no funciona simplemente como un decorado, un telón de fondo, sino que participa activamente de la trama, del universo de esos personajes.
¿Son el mismo territorio el literario y el real? ¿Quedan en su país muchos Tamai y Miranda cuyo vínculo de comunicación con el mundo es la violencia?
Mis novelas están pegadas a la realidad, pero siempre son ficciones, no son historias documentales, no pretenden contar la realidad de una zona o de un país. La violencia, como el amor, por ejemplo, son el motor de gran parte de la literatura universal y yo no escapo a esa regla. El mundo es violento a lo largo y a lo ancho.
El tratamiento del tiempo en tu novela ladrilleros ¿es un propósito expresivo y estructural en la narración?
Sí, claro. Fue una decisión contar la historia de una manera no lineal, quebrada, interferida constantemente por el flash back, un recurso del cine que aquí me funcionó muy bien para la estructura que quería darle a la novela. Como la historia está contada desde el punto de vista de los dos protagonistas y a lo largo de toda la trama los dos están agonizando, ir y venir del pasado al presente fue un recurso que además me permitía mantenerlos en ese estado agónico hasta el final.
Al leer Ladrilleros una tiene la sensación de que el lenguaje no son sólo palabras, es como, si además, una banda sonora estuviera de fondo marcando las emociones. ¿Crees que la elaboración de un lenguaje puede ser esencial, independiente de argumentos y temas?
El trabajo sobre el lenguaje es siempre esencial en la literatura. Para Ladrilleros trabajé con palabras y formas de la oralidad procedentes de diferentes regiones geográficas y de diferentes épocas, es un lenguaje híbrido, una invención poética.
Creo que eres una escritora que lejos de buscar la aceptación del lector, te gusta explorar nuevas posibilidades al servicio de la obra, aunque resulte incómoda (es algo que admiro), ¿te ha ocasionado algún problema?
Es verdad que me gusta explorar nuevas formas de contar una historia; escribir siempre novelas iguales, como un molde que se llena con diferentes sustancias pero es siempre el mismo, me resultaría aburrido. Ojalá pueda escribir siempre una novela diferente a la anterior. Ladrilleros es muy diferente a El viento que arrasa, por ejemplo. No me ocasiona problemas trabajar así, pero hay lectores que se han sentido decepcionados o que sienten que una novela no está a la altura de la otra. Respeto sus sentimientos, pero la verdad es que no pienso en los lectores cuando escribo, no me preocupa darles el gusto. Cuando estoy escribiendo el asunto es sólo entre el universo de esos personajes y yo, no existe nada ni nadie más (tampoco los editores, por supuesto).
¿Cuál es esa primera lectura que recuerdas como experiencia vital, esa que, de pronto, te descubre la escritura como una posibilidad de estar en el mundo?
Para mí antes que la escritura, la lectura ha sido y sigue siendo una posibilidad de estar en el mundo. Hay muchos libros que me iluminaron en distintos momentos. El astillero, de Onetti, cuando empezaba a escribir mis primeros relatos. Mientras agonizo, de Faulkner o El camino del tabaco, un poco más acá. Cuentos de amor, de locura y de muerte, de Quiroga, cuando era chica. En fin, decenas de libros, por suerte.
Además de novela ¿escribes otros géneros literarios como poesía?
Escribí muy poca poesía, un libro que se llama Mal de muñecas. Pero sí escribo cuentos y tengo un libro de crónica, Chica muertas.
Aquí en España la mayoría de lectores, según las estadísticas y según la afluencia a los clubs de lectura, son mayoritariamente mujeres, ¿ocurre lo mismo en tu país? ¿a qué crees que responde?
No lo sé, desconozco las estadísticas en Argentina.
¿Cuál es el papel del escritor/a (si es que lo hay) en la realidad social argentina del momento?
No estoy segura de que el escritor deba tener un papel en la realidad social de ningún país. Yo tengo mis compromisos, mis intereses, mis luchas como ciudadana. Además soy escritora, pero creo que eso no importa; importa mi compromiso como mujer, como habitante de mi país, como actor ciudadano y político.
Ahora que tu carrera como escritora empieza a proyectarse fuera de tu país, y con muy buenas críticas, ¿no te produce cierto vértigo?
Me pone contenta que mis libros se publiquen y se lean fuera de Argentina, que se traduzcan a otros idiomas. No sé si eso me produce vértigo, creo que más vértigo me producen los compromisos que tengo ahora y que antes no tenía: los viajes, las ferias, las entrevistas…
¿Qué papel juega la crítica en Argentina?
La crítica literaria en Argentina siempre ha tenido un papel muy importante y espero que lo siga teniendo pero que también recupere cierta madurez y profundidad que creo ha perdido en los últimos años. La crítica es importante para los escritores y para los libros, para la literatura de un país.
Te dedicas a impartir talleres de escritura, ¿qué reglas, si es que las hay, consideras esenciales para emprender el camino de la escritura?
Creo que no hay muchas reglas, pero sí un camino de mucho trabajo: leer mucho y escribir mucho, corregir, construir una obra… lleva mucho trabajo y mucha paciencia. A veces los escritores están más preocupados por publicar que por escribir.
En Argentina llevas publicadas varias novelas, de momento en España sólo se publicó la última: Ladrilleros, en la editorial Lumen ¿para cuando se va a publicar El Viento que Arrasa? ¿Es posible que llegue a nuestro país el resto de tú obra?-Porque somos muchos los lectores que lo celebraríamos-
En mayo se publica Chicas muertas, una no ficción que aquí en Argentina se publicó el año pasado. Y en setiembre, la editorial Mardulce, que es la misma que publica mis ficciones acá, va a publicar en España El viento que arrasa.
Por último, ¿qué tal tú paso por Oviedo? ¿Te trataron bien los lectores y lectoras asturianos?
Lo pasé de maravillas. Me gustó mucho la ciudad y las personas que conocí, los lectores y el público que se acercaron a la charla abierta; la gente de Tribuna Ciudadana y los miembros del jurado del premio Tigre Juan, todos lectores y personas entrañables. Espero volver pronto a Oviedo y comer de nuevo fabada.
Quisiera expresar mi enorme gratitud a Selva Almada, por su gran amabilidad. Por facilitar esta entrevista para “Literarias”, en la distancia chica de un correo electrónico: Oviedo-Buenos Aires-Oviedo.
Rosa Cordero Díaz
Entrevista a Antonio Gamoneda, por Lauren García.
ANTONIO GAMONEDA:
“En la hora de crear no hay que tener en cuenta nada”
Como una belleza herida se ha ido configurando la obra poética de Antonio Gamoneda a lo largo ya de numerosas décadas. Una línea de escritura que contempla de frente la vida con toda su mixtura de amargor y dulzura. El poeta que quiso abrigarse del frío, que vio arder la vida como una tarde de invierno, consagró una existencia jalonada de una manera de concebir y moldear el verso. En esta conversación el Premio Cervantes, que recibió hace escasas fechas en Oviedo el Premio de las Letras honorífico de la Asociación de Escritores de Asturias, resume sus desvelos literarios a lo largo de tantos años. Antonio Gamoneda sabe de palabras y silencios, de callar para que hable con total naturaleza el poema: “Una pasión fría endurece mis lágrimas. Pesan las piedras en mis ojos: alguien/ me destruye o me ama”.
–¿ Requiere la poesía una definición o es indefinible en sí misma?
-No es necesaria, además de ser imposible, una definición. Es una experiencia, un hecho existencial que se produce o no. Hay, con todo, algunas fascinantes aproximaciones que nos dicen mucho de algún aspecto aspecto esencial, aunque no sean propiamente definiciones. Por ejemplo, Juan de Yepes, es decir San Juan de la Cruz: “un no saber sabiendo. O yo mismo (sin fascinación, claro): “un pensamiento impensado que no procede de reflexión o proyectos previos, sino que es generado rítmicamente por desconocidos mecanismos cerebrales, y que puede sorprender al propio poeta”.
-¿Son la guerra civil y la consiguiente posguerra una marca “de fuego” ineludible en sus inicios poéticos?
-Sí ,ciertamente, para aquéllos que las hayan vivido (insisto: vivido) en modo pleno y consciente (tan consciente como les ha permitido su edad), y no sólo para los inicios poéticos”, sino para siempre. Porque se modificaron su conciencia y su sensibilidad y éstas son partes de su naturaleza. No hay, pues, posibilidad de olvido.
-¿Consiguió liberarse de toda esa pesada carga con libros como “Arden las pérdidas” o “Canción errónea”?
-Estos o cualquier otro (quizás “Descripción de la mentira”) suponen, son, lo que sepa el poeta, o no, un “movimiento” de liberación. Pero la liberación es parcial y momentánea; se ha objetivado un impulso subjetivo, sólo un impulso. La subjetividad permanece “ocupada”, consciente e inconscientemente, por la causa que motivo el impulso y, probablemente, volverá a suscitarlo.
-¿Un poema puede justificar y resumir la existencia?
-Es improbable. En todo caso, nunca para el propio poeta. Algunos, pocos, grandes poetas, a lo largo de la Historia, nos parecen que lo han hecho, pero no: se trata de una hipérbole suscitada por nuestra admiración.
-Ha sido uno de los testigos y participantes privilegiados del esplendor poético español del siglo XX, ¿qué recuerdos guarda del mismo y de sus coetáneos?
-Testigo, no mucho; participante, nada en absoluto. En el siglo XX yo no he sido más que un poeta provinciano (quisiera seguir siéndolo, se escribe mejor menos
condicionado), muy estimado por una minoría e ignorado por una mayoría. Tardíos (circunstancia que me trae sin cuidado, que, aunque no haya podido halagar transitoriamente mi vanidad mi poesía no es mejor que ellos), han llegado algunos reconocimientos, puede que justificados (¿por qué ser falsa o convencionalmente humilde?), pero insisto, mi poesía, el hecho principal, no tiene más verdad ni más peso porque hayan llegado. En cuanto al esplendor, pues yo creo que no se ha dado. Sí ha habido algunos, no muchos, grandes poetas (tres, que yo recuerde, por este orden: Claudio Rodríguez, Blas de Otero y Valente; y otros que le andarán cerca en tamaño), pero esplendor… Esplendor, después de la guerra civil, yo creo que no. No se puede opinar sensatamente que en esos sesenta años la poesía española haya tenido tanto o
más “peso”, como vengo diciendo, que el que tuvo la Generación del 27, la única existente en el siglo, por mucho que algunos pretendieran o pretendan ser una “generación”.
más “peso”, como vengo diciendo, que el que tuvo la Generación del 27, la única existente en el siglo, por mucho que algunos pretendieran o pretendan ser una “generación”.
-¿Hasta que punto se han de tener en cuenta los maestros a la hora de crear?
-A la “hora de crear” precisamente no. A esa “hora” no hay que tener en cuenta nada; hay que tender exclusivamente a no estorbar que fluya de nosotros lo que parece ser necesario que fluya; a no estorbar el fluido con la pretensión de ser más listos, más brillantes, etc. Luego vendrá, ha de venir, la autocrítica, la autoexigencia, la corrección convenientemente despiadada. Pero sí a cualquier otra “hora” hay que estar en profundidad con los maestros- bien elegidos, claro- dejándonos impregnar incluso por ellos.
-Ha sido un autor muy vinculado a la pintura, ¿comparte este arte con la poesía la búsqueda de luz?
-Luz, ¿Qué luz? Bueno, quizá nos entendamos. Todas las artes, todas, persiguen el instante en que se dé, como una aparición, la conciencia- la sensación, al menos de que ha surgido algo que sí, que para entendernos, podemos llamar “luz”.
-¿Esta la buena poesía por encima de corrientes estilísticas y disputas estéticas?
-De las corrientes estilísticas, puede que sí, y puede que no pero en cualquier caso, distinguiéndose por su particular, unitaria e individual calidad. Es, por ejemplo, el caso de Garcilaso, y otros no pocos grandes hay en el mismo. De las disputas estéticas ni por encima, que tales disputas son, simplemente, tonterías. Si a uno no le interesa pongamos, una tendencia, basta con que sea atinadamente consciente de ello. ¿Para qué disputar? Alguna vez, más bien por casualidad y si viene al caso, dice que no le interesa y olvida el asunto. Y ya está. No entenderé nunca, por ejemplo, tales disputas entre cabezas del tamaño de las de Quevedo o Góngora. Tengo que pensar que no fueron realmente por divergencia poética, sino porque les gustaba pelear.
-¿El maridaje entre Asturias y León definió buena parte de su vida?
-Definir, definir… No sé. Yo soy cómo soy y no intento ser de otra manera. Quiero a Asturias y quiero a León; veo cosas que no me gustan en Asturias y las veo en León. En León pueden decirme que soy un “babayo” y que “se me ven las orejas asturianas”, y en Asturias quizás se piense que soy un “cazurro” irremediable. Bueno, pues de acuerdo; aunque unos y los otros, o quizás los dos, no tengan razón. No es problema, yo acá y allá- y en Guanajuato, y en Tokio- trato de estar con gente a la que pueda querer, o, al menos, tolerar, y que ellos puedan hacer lo mismo conmigo. Tengo enemigos, pero los ignoro y punto. Y si me equivoco alguna vez y me siento yo enemigo de alguien, pues punto, también, que sé que voy a olvidar o a meter donde no le sienta el asunto. Tampoco hay problema en esto. Otros muy distintos son los problemas con los que no puedo.
-Recientemente estuvo en Oviedo recogiendo el Premio de las letras a una carrera concedido por la Asociación de Escritores de Asturias, ¿cómo resumiría la experiencia?
-Pues como grata y hasta emocionante. Ya he dicho que los premios no hacen que yo “valga” más; que pueden envanecerme transitoriamente y…. Pero en este premio hay un componente especial: me lo ha dado la tierra donde nací yo y nacieron mis padres, y mis abuelos y, seguramente, los padres de mis abuelos: en Oviedo o en Luarca. Y el premio me lo han dado escritores asturianos. Es distinto, incluso y a causa de esto, de un premio que me diesen en León, mi tierra de residencia. ¿Me he explicado?
Lauren García
Entrevista a Christian Franco Torre, por Virginia Gil Torrijos.
Christian Franco Torre (Langreo, 1979), historiador y periodista, acaba de publicar “Edgar Neville. Duende y misterio de un cineasta español" (Shangrila Ediciones) , una biografía de este director considerado“de culto” por cinéfilos de toda clase y condición.
Hoy entrevistamos a Christian sobre Edgar Neville para la revista digital “Literarias”:
Este libro que tiene su origen en una tesis doctoral reconstituida, ¿qué dificultades te has encontrado a la hora de intentar hacerla asequible a un público general? ¿cómo crees te ha ayudado tu oficio de periodista?
A la hora de redactar la tesis ya pensaba en un lector no especializado. Estofue algo en lo que insistió mi director de tesis, Vidal de la Madrid, que me instaba a ser muy claro y didáctico a la hora de abordar el texto. Creo que eso es algo que ha beneficiado mucho el resultado final, ya que el libro puede resultar denso en diversos pasajes. En todo caso, el libro es bastante diferente a la tesis, por varias razones. Primero porque tuve que rehacerlo estructuralmente: hay que pensar que la tesis tenía 1.400 páginas y se apoyaba mucho en diversos apéndices audiovisuales con los que no contaría en el libro. Pero además, en la primera parte del libro, la biografía de Neville, tuve que insertar todo lo referente a la producción y el estreno de las películas, además de un pequeño análisis, que en la tesis había incluido en otro volumen. Esto me llevó a adelgazar la biografía, para que no quedase demasiado voluminosa. Aparte de todo esto, en el libro también modifiqué algunos pasajes atendiendo a las recomendaciones del tribunal de la tesis, que estuvo formado por tres auténticos referentes: Germán Ramallo, Ángel Luis Hueso y Jorge Uría. Unas modificaciones que pienso que mejoraron el resultado final. Y por último, en los meses que pasaron entre la lectura y la publicación del libro pude acceder a una documentación que no había podido revisar previamente.
En cuanto a mi trabajo como periodista, pienso que me ha dado una soltura a la hora de escribir que no tenía antes, aunque también algunos vicios. Me explico: cuando escribo para el periódico, utilizo preferentemente el tiempo presente, para acercar las noticias al lector; en cambio, como historiador tengo que utilizar toda la magnífica paleta de pasados que tenemos en la lengua española. Yo me ponía con la tesis cuando acababa de trabajar, y a veces, inconscientemente, usaba el presente cuando tenía que escribir en pasado. Luego tenía que corregirlo, claro.
Pero más allá de todo esto, creo que mi formación como historiador me ha ayudado más en mi trabajo que a la inversa. El trabajo con las fuentes es similar, aunque esas fuentes sean diferentes. Yo siempre hablo de una metáfora muy hermosa que hizo Orson Scott Card, que asimilaba a los historiadores como “portavoces de los muertos”. De alguna manera, los periodistas son los portavoces de los vivos, así que casi podríamos hablar de dos profesiones complementarias.
Edgar Neville, fue un hombre polifacético, además de trabajar en el cine como productor, director y guionista, Neville fue diplomático, escritor, humorista, autor teatral, crítico, jugador de hockey sobre hielo, ¿hasta qué punto crees que se conoce la figura de Edgar Neville y su obra?
Por parte del público en general, creo que muy poco. Aunque hay que precisar que ese es un problema generalizado en lo referente a toda la Historia del Cine Español. Dentro de los ámbitos académicos, en cambio, Neville es una figura muy apreciada, especialmente en las dos últimas décadas. Pero además, este cineasta en concreto se ha beneficiado de su recuperación como “director de culto”, especialmente gracias a La torre de los siete jorobados (1944), lo que le ha hecho popular en ciertos círculos.
Dicho esto, tanto mi director de tesis como yo creíamos que Neville estaba mal estudiado. Primero porque su biografía estaba adulterada, algo que había impulsado el propio Neville, aún en vida, para justificar sus actuaciones durante la Guerra Civil. Hasta 2007, cuando Juan Antonio Ríos Carratalá publicó su ensayo Una arrolladora simpatía. Edgar Neville, de Hollywood al Madrid de la posguerra no podemos hablar de una revisión crítica de la biografía de Neville. Y segundo, porque el conjunto de su obra cinematográfica se ha visto oscurecido por el extraordinario nivel que alcanzó Neville a mediados de la década de 1940, cuando firmó de manera consecutiva cuatro películas esenciales en la Historia del Cine Español: la citada La torre de los siete jorobados, La vida en un hilo (1945), Domingo de carnaval (1945) y El crimen de la calle de Bordadores (1946). Algo, hay que decirlo, en lo que también influía ese conocimiento inexacto de su biografía afectaba a su valoración como cineasta, ya que propiciaba una radiografía inexacta de su evolución.
Creo que has calificado a Edgar Neville como uno de los cinco directores más relevantes en el cine español. ¿Cuáles crees que fueron los grandes logros de Neville?
S
í que lo he calificado como uno de los cinco más relevantes, aunque esas clasificaciones no me gustan demasiado. Esta aparente contradicción se explica porque creo que, más allá de valoraciones sobre la “calidad” o el “talento” de los directores, hay una serie de cineastas que son claves para entender la evolución estilística del cine español. Es como si hablamos de la evolución del lenguaje cinematográfico: Griffith, Eisenstein, Vertov, Welles, Rossellini o Godard son claves más allá de la calidad de su filmografía porque son creadores de lenguajes, porque marcan cotas evolutivas.
í que lo he calificado como uno de los cinco más relevantes, aunque esas clasificaciones no me gustan demasiado. Esta aparente contradicción se explica porque creo que, más allá de valoraciones sobre la “calidad” o el “talento” de los directores, hay una serie de cineastas que son claves para entender la evolución estilística del cine español. Es como si hablamos de la evolución del lenguaje cinematográfico: Griffith, Eisenstein, Vertov, Welles, Rossellini o Godard son claves más allá de la calidad de su filmografía porque son creadores de lenguajes, porque marcan cotas evolutivas.
Dentro de la Historia del Cine Español hay una década, que es la década de 1940, en la que hay un intento muy evidente de injerencia política para acabar con un cine de raigambre popular que había funcionado muy bien durante la República. Esta injerencia, además, sume al cine español en una profundísima crisis de la que no se ha recuperado. Obviamente, el inicio de esta crisis es la Guerra Civil, pero el Estado franquista la convierte en estructural con una serie de medidas, como la Orden de doblaje obligatorio de 23 de abril de 1941.
En este contexto, Neville es clave porque es capaz de marcar una línea evolutiva. Él no rompe con el pasado, no trata de negar ese cine Republicano en el que se inició, sino que lo asimila en su propuesta cinematográfica. Una propuesta unívoca, singular y marcada a fuego por una profunda marca autoral. Pero además, Neville está en contacto con lo que se hace fuera, algo que en la España de la Autarquía era muy difícil. Eso le convierte en una auténtica vanguardia local.
Por eso sitúo a Neville como un cineasta clave. Dejando a un lado los cineastas que aún están, al menos sobre el papel, en activo y que son ciertamente relevantes (como Erice, Saura o Gutiérrez Aragón), está claro que en España tenemos un cineasta de talla mundial, que es Buñuel, y que además hay un tipo como Segundo de Chomón que merece un aparte en nuestra historia por su condición de pionero. Pero luego están Neville, Berlanga y Fernán-Gomez, que son tres cineastas muy relevantes para nuestra historia y que marcan una línea evolutiva a partir de la cual podemos empezar a hablar de un cine nacional. Lo interesante de Neville es que influye en los otros dos.
¿Qué hay de duende y que hay de misterio en Edgar Neville?
Hay que decir que el título es un guiño a una de sus películas más singulares: Duende y misterio del flamenco (1952). Además, es una referencia a las dos partes en las que se divide el volumen. El “duende” es el análisis de su estilo, que centra la segunda parte del libro, y se refiere precisamente a esa condición personal y unívoca de su cine. El “misterio”, por su parte, se refiere a la primera parte del libro, esa biografía en la que tratamos de aclarar los enigmas que envuelven a la figura de Neville.
La implicación política de Neville fue un poco controvertida y hasta cierto punto nebulosa. Explícanos un poco ésta más detalladamente y cómo crees que la misma se puede reflejar en su obra y en el reconocimiento o no de la figura de Neville.
Neville era una persona ciertamente contradictoria. Era noble, en un tiempo en el que la nobleza aún significaba algo, pero durante los años treinta se posicionó de manera pública y notoria a favor de la República. Al estallar la Guerra Civil era diplomático republicano, pero desertó y se unió a los insurgentes nada más que tuvo ocasión. Entre medias se separó de su esposa e hizo vida en pareja con su amante, quince años más joven. Todo esto hizo que el franquismo le mirase con desconfianza, pese a tener amigos en las altas esferas como Dionisio Ridruejo, Marichu de la Mora o Agustín de Foxá. Por ello, Neville inició ya durante la contienda una reescritura consciente de su biografía, maquillando algunas acciones controvertidas y omitiendo muchas otras. Yo digo en el libro que el marcó un “camino de baldosas amarillas”, y durante muchos años los investigadores han transitado por ese camino, sin plantearse que podría haber otras sendas por explorar.
En todo caso, Neville no tuvo un encaje fácil en el franquismo. Y en la Transición sufrió, durante varios años, el mismo desprecio al que fueron sometidos todos los cineastas de la dictadura. Se quiso hacer una especie de tabla rasa, purgar todo aquello que oliese a nacional-sindicalista. Sólo a finales de los ochenta se empezó a valorar su figura, pero previamente se le hizo un lavado ideológico que, en esencia, era una simplificación de una figura mucho más compleja.
Más allá de todo eso, y en conexión con esa reescritura de la biografía de la que hablamos, Neville dedica toda su producción literaria y cinematográfica entre 1936 y 1941 a hacer méritos dentro del bando insurgente. Sólo a partir de ese año, cuando ha superado un proceso de depuración y se siente “a salvo”, Neville alcanza la madurez como cineasta y comienza a hacer un cine más personal, algo que ya se refleja en su esencial mediometraje Verbena.
Desde tu perspectiva de historiador y periodista como ves a día de hoy el mundo de la cultura asturiana y en concreto del panorama cinematográfico.
Creo que hay que distinguir dos vertientes. Por un lado está el panorama cinematográfico actual. Creo que en los últimos 10-15 años ha surgido una notable generación de cineastas que están logrando resultados muy interesantes, sobre todo en el ámbito del documental.
Otra cosa es el estado de nuestro patrimonio cinematográfi
co, que pienso que es terrible. En Asturias nunca ha habido una labor programada y sistemática para preservar ese patrimonio. Ni para difundirlo, algo especialmente sangrante cuando contamos con una figura de la talla de Gil Parrondo. Yo creo que la Filmoteca debería tener un papel determinante en toda esta cuestión, pero carece de los fondos necesarios para hacer nada. En este sentido, padecemos las nefastas consecuencias de una serie de decisiones políticas encaminadas a ahogar a esa institución.
co, que pienso que es terrible. En Asturias nunca ha habido una labor programada y sistemática para preservar ese patrimonio. Ni para difundirlo, algo especialmente sangrante cuando contamos con una figura de la talla de Gil Parrondo. Yo creo que la Filmoteca debería tener un papel determinante en toda esta cuestión, pero carece de los fondos necesarios para hacer nada. En este sentido, padecemos las nefastas consecuencias de una serie de decisiones políticas encaminadas a ahogar a esa institución.
Para mí, la salida sería refundar la Filmoteca a imagen y semejanza de lo que se hizo años atrás en Murcia, cuando usaron una figura emblemática, como era Paco Rabal, para organizar en torno suyo todo un esfuerzo de protección y difusión del patrimonio cinematográfico. Nosotros tendríamos que hacerlo con Parrondo, dando su nombre a la Filmoteca, desarrollando una exposición permanente sobre su trabajo y potenciando la realización de publicaciones que analicen su trayectoria. A partir de ahí podríamos trabajar en otros ámbitos, hasta tener una Filmoteca digna. Pero para lograr esto haría falta un inequívoco compromiso político que se tradujese en más fondos, más personal y una nueva ubicación, desligándola de la biblioteca “Pérez de Ayala”.
¿Tienes otros proyectos de escritura en mente? Si es así, háblanos por favor de ellos.
En el ámbito de la Historia del Cine, me interesa mucho la figura de Harry d’Abbadie d’Arrast, un cineasta muy poco estudiado pero ciertamente relevante. Quisiera estudiarlo en profundidad, aunque dependerá de mi situación profesional.
Aparte, tengo un proyecto de ficción con el que llevo un par de años: se trata de un pastiche holmesiano, La liga de los teclistas barbudos. Ya he completado en torno a la mitad del volumen y ahora que he terminado el libro sobre Neville confío en poderlo rematar.

Muchas gracias Christian. Esperamos poder contigo en un futuro próximo en algún tipo de colaboración para la Asociación de Escritores de Asturias. Suerte con la distribución y las ventas del libro.
Gracias a vosotros
Reseña de La banda de los Sacco, de Andrea Camilleri. Por Ángel García Prieto.
CAMILLERI, ANDREA
LA BANDA DE LOS SACCO
(La banda Sacco)
Ed. Destino. Barcelona, 2015.
187 páginas. 15 euros
Traducción de Juan Carlos Gentile Vitale
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Andrea Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 1925) no necesita presentación, porque en los últimos años ha publicado decenas de novelas de éxito, traducidas a varios idiomas. Escribe sobre todo relatos policiacos protagonizados por el comisario Montalbano y otras novelas que, basadas en hechos reales, se desarrollan en la Sicilia más castiza de y presentan la historia de una manera simpática, con una ironía zumbona y amablemente crítica, aunque en alguno de ellos se pasa y pueden considerarse acaso algo subidos de tono e iconoclastas.
Camilleri escribe este libro, La banda de los Sacco, como una crónica, que quizá pudiera denominarse novela histórica, en un sentido amplio ya que los acontecimientos de su trama, el ambiente y la acción son novelísticas; incluso se ha dicho de ella que es “un wéstern de la cosa nostra”. Pero no deja de ser una crónica, una relación, a la que además se añaden al final breves “consideraciones a los capítulos”, que son pura reflexión sobre la situación social, política e histórica de la convulsa Sicilia de la primera mitad del s. XX. Es pues un libro a caballo entre el ensayo y la narrativa, similar a otros del conocido y celebrado novelista Leonardo Sciascia, coterráneo de Camilleri, que escribió relatando algunas curiosas y oscuras historias, como La desaparición de Majorana o Los apuñaladotes. Incluso esta, La banda de los Sacco se parece también en la línea del relato histórico a otra narración del propio Camilleri, titulada Las ovejas y el pastor (ver Aceprensa, 27.02.08).
La familia de los Sacco fueron varios hermanos que vivieron en el primer cuarto del siglo pasado en Raffadali, un pueblo siciliano de la provincia de Agrigento. Educados en el trabajo, el respeto a los demás y la bonhomía, progresan social y económicamente, felices, dedicados al campo, hasta que la mafia comienza con el chantaje de exigirles pagos injustos. Se establece una lucha, que pronto queda imbricada en las complicadas circunstancias políticas del fascismo en alza, el hecho de que ellos fueran socialistas, la ambigüedad del mundo judicial y de las policías locales y estatales, que jugaban a quedar bien con los políticos, la población y la mafia, con la consiguiente injusticia, prepotencia y desbarajuste social.
Una narración amena, tensa, esclarecedora, quizá demasiado sintética, pero que es una elegía de esos hermanos que llegaron a ser una leyenda que abría las posibilidades de hacer un poco mejor el mundo agobiante de la Sicilia de aquella época.
Ángel García Prieto