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Una entrevista ligera a José Ángel Ordiz, por J. Havel y J. Lasheras. 24/08/2012

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Una entrevista ligera a José Ángel Ordiz

» Estoy de vacaciones mentales indefinidas.
 
Por José Havel y Javier Lasheras.  

 

 

 ¿Qué valora más en un viaje?

No caerme de pronto en cualquier lugar: soy un cojo cojo; un cojón, vamos.

¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?

Terminar el puro que enciendo sobre las 5 de la tarde.

¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?

El susto de verme caer. Caigo bien por lo común, sin desperfectos graves, pero el susto ahí se queda.

¿Qué valora más para elegir un acompañante?

Que tenga sentido del humor.

¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?

A la aldea donde nació mi padre, donde también nací yo, y, sobre todo, a la aldea donde nació mi madre y donde yo pasé parte de la infancia. La memoria es una embustera fabulosa y en ambas aldeas me miente con una benevolencia descomunal.

¿Cuál es su principal defecto?

Además de cojón, soy un acojonado.

¿Y su principal cualidad?

No sé, la verdad. Para mí que no tengo ni una.

¿Qué libros lee cuando viaja?

Ninguno. Prefiero estar atento a lo que veo o escucho, a lo que va sucediendo.

¿Y qué está leyendo ahora?

Doce cuentos peregrinos, de García Márquez.

¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?

No. Simplemente releo y releo si algo me gusta.

¿Cuál sería su mayor desdicha?

Quedarme ciego.

¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?

Ensayo sobre la ceguera, de Saramago.

¿Dónde le gustaría vivir?

En Oviedo (Asturias, España).

¿Cuál es su bebida favorita?

El vino tinto.

Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.

Rayuela, de Cortázar, y Los detectives salvajes, de Bolaño.

¿Cuál es su ciudad preferida?

Oviedo (Asturias, España).

¿Quiénes son sus escritores favoritos?

García Márquez, Cela y doscientos treinta y cuatro más.

¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?

«Bien veremos, dice el ciego que siempre me acompaña» (otra vez la ceguera por aquí, qué le vamos a hacer).

¿Qué música suele escuchar?

Me encantan las bandas sonoras de muchas películas (Memorias de África, Doctor Zhivago…). Pero suelo escuchar cualquier tipo de música, bien sea Chopin o los temas actuales de Adele, la cantautora británica.

¿Con qué personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?

Con Albert Einstein y con Don Quijote, por ejemplo. De no estar disponibles, también me valdrían Terenci Moix y Sancho Panza.

¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?

Depende de si el vino, los poemas y el chocolate son tan buenos como el jamón citado.

Recomiende un par de obras de arte.

Sharon Stone y Angelina Jolie.

¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?

Estoy de vacaciones mentales indefinidas.

¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?

A solas, a solas.

¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?

El enriquecimiento a costa de los pobres, tanto a un mismo tiempo como por separado.

Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.

¿Eh? ¡Ah! Sí, hombre, el que ha escrito no sé quién.

Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.

El nombre de la rosa y Blade Runner.

¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?

Los santos inocentes, de Delibes.

¿Qué suceso de la historia admira más?

Los progresos de la medicina en general.

¿Qué red social de internet prefiere?

Estoy en Facebook.

¿A quién le hubiese gustado entrevistar?

A Camilo José Cela.

Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?

Inocente por las mañanas, culpable por las tardes.

 

 
José Ángel Ordiz es escritor
 

Una entrevista ligera a Luis Díez Tejón, por J. Havel y J. Lasheras. 23/08/2012

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Luis Díez Tejón

 

 Una entrevista ligera a Luis Díez Tejón

» Soy el mejor viajero que conozco.
Por José Havel y Javier Lasheras. 
¿Qué valora más en un viaje?

La sorpresa

¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?

Pensar en la cena.

¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?

Ninguno. Soy el mejor viajero que conozco.

¿Qué valora más para elegir un acompañante?

Su buena disposición hacia el viaje y hacia mí.

¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?

Italia, pero no sé muy bien por qué.

¿Cuál es su principal defecto?

No reconocer fácilmente que los tengo.

¿Y su principal cualidad?

A ver…

¿Qué libros lee cuando viaja?

Alguno relacionado con el país al que voy.

¿Y qué está leyendo ahora?

Jovellanos, el hombre que soñó España, de varios autores.

¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?

Sólo con determinados libros.

¿Cuál sería su mayor desdicha?

Perder las ilusiones.

¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?

El Quijote.

¿Dónde le gustaría vivir?

En un pueblo que sólo existe en mi imaginación

¿Cuál es su bebida favorita?

Un buen vino

Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.

¿Un par sólo? Ahí van: Ulises, de Joyce, y En busca del tiempo perdido. 

¿Cuál es su ciudad preferida?

Tres: Madrid, Florencia y Jerusalén.

¿Quiénes son sus escritores favoritos?

Yo, y luego Isaac B. Singer, Papini, Chejov, Joan Butler, los clásicos españoles, el romancero.

¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?

Te quiero, todo está bien, ¿cuánto quiere por editar su libro?

¿Qué música suele escuchar?

Clásica.

¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?

Con Sócrates, San Pablo, Don Quijote y Groucho.

¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?

Esto es trampa porque me enteré antes: unos 20 euros, 2,50, 18 y unos 2 euros.

Recomiende un par de obras de arte.

El Jardín de las Delicias y Los borrachos.

¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?

De una novela cuyo fin no adivino todavía.

¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?

A solas.

 ¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?

Detesto la estupidez, me cabrea la hipocresía y odio a todo aquel que abusa de su posición ante otros más débiles.

Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.

Pues el Ulises. Dicen que es muy bueno.

Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.

El séptimo sello y Sopa de ganso.

¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?

De ninguna. Siempre seguí el proceso inverso.

¿Qué suceso de la historia admira más?

La aventura española en América.

¿Qué red social de internet prefiere?

Ninguna.

¿A quién le hubiese gustado entrevistar?

A María de Nazaret.

Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?

Inocente y puro como el lobo de San Francisco.

 
Luis Díez Tejón es escritor.
 

Una entrevista ligera a Nieves Viesca, por J. Havel y J. Lasheras. 22/08/2012

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Nieves Viesca
Una entrevista ligera a Nieves Viesca
» Tengo por costumbre leer con el lápiz en la mano
  

Una entrevista ligera a Raúl Castañón, por J. Havel y J. Lasheras. 21/08/2012

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Una entrevista ligera a Raúl Castañón
 
» Me relaja mucho el jazz vocal femenino
Por José Havel y Javier Lasheras. 
 

 ¿Qué valora más para elegir un acompañante?

Conversación y aportaciones compensatorias de mis carencias. Son plazas bastante abiertas y numerosas, como se ve.

 ¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?

A mi Oviedo. Es literalmente el aire que respiro desde siempre y se nota. Me fortalece y regenera, como le ocurre a cualquier otro animal en su hábitat.

¿Cuál es su principal defecto?

Dudo entre mi irritable flor de piel y mi enervante desinterés por una mayoría de cosas.

 ¿Y su principal cualidad?

Intento ser agradecido.

 ¿Qué libros lee cuando viaja?

Antes solía llevar dos de bolsillo por aquello de la variedad y la liviandad. Ahora llevo en formato electrónico lo que nunca podré leer.

¿Y qué está leyendo ahora?

Estoy saliendo (espero que algo menos ignorante) del Laberinto español, de Gerald Brenan.

 ¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?

Me es inevitable, sí.

 ¿Cuál sería su mayor desdicha?

La de cualquiera, perder la salud o las ganas de vivir.

 ¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?

La Ilíada, ya puestos a desear.

 ¿Dónde le gustaría vivir?

En la trama inmortal de más de un centenar de libros.

 ¿Cuál es su bebida favorita?

Depende de la hora. Puede ser agua, café o té. Con alcohol, el vino y la cerveza. Hasta el punto de que mi copa es una pinta de cerveza Guinness.

 Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.

Que recuerde ahora, El arco iris de gravedad de Pynchon.

 ¿Cuál es su ciudad preferida?

La mía. Aunque no tenga (aún) las llaves, es la que conozco mejor.

 ¿Quiénes son sus escritores favoritos?

Borges, Onetti, Saramago, Dostoievski…

 ¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?

Como frase-compendio me gusta la de Bertrand Russell sobre la dificultad de aprender en la vida los puentes que debemos cruzar y los que debemos quemar.

¿Qué música suele escuchar?

apenas, pero me gustan el soul y el blues, algo del folk irlandés y me relaja mucho el jazz vocal femenino.

 ¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?

Con Julio César, con Churchill, con Rick Blaine, con Ana Karenina, con Marilyn Monroe, con Catwoman…

 ¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?

Supongo que el precio fluctuará con los mercados, el oro y la madre que lo desp
achó. No es mal menú, en cualquier caso.

 Recomiende un par de obras de arte.

Ufff, sólo de pensarlo me sobreviene el síndrome de Stendhal y no puedo concretar.

 ¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?

Relatos nuevos, proyectos novelescos, mapas sin territorio todavía… Vaya usted a saber: son las historias las que eligen el cuándo y el cómo.

¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?

Mejor con bicarbonato.

 ¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?

La hipocresía que dobla y degrada la moral. Y por separado, pues por ejemplo las prisas, la falsedad y el dormir de menos.

 Recomiéndenos un libro que aún no haya leído. 

Anatomía de la melancolía de Robert Burton. Tiene siglos, pero suena a terapia necesaria de plena actualidad.

 Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.

Una clásica y otra reciente: Casablanca y Watchmen.

 ¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?

 El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati.

 ¿Qué suceso de la historia admira más?

El descubrimiento y aplicación de la electricidad.

 ¿Qué red social de internet prefiere?

Sólo conozco eso del «caralibro».

 ¿A quién le hubiese gustado entrevistar?

A algún dios del Olimpo, en algún momento de la eternidad.

 Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?

Culpable de algunos pensamientos, tanto impuros como impresentables; inocente del asesinato de Kennedy. Juro que en aquello no tuve nada que ver.

Una entrevista ligera a Gerardo Lombardero, por J. Havel y J. Lasheras. 20/08/2012

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Una entrevista ligera a Gerardo Lombardero
» No se debe confiar en los criterios de ningún jurado.
Por José Havel y Javier Lasheras.
¿Qué valora más en un viaje?

Que me lleven, hace años que he perdido el gusto de conducir. Si es en tren, mejor.

¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?

Servirme el segundo vino si es posible en compañía de un buen interlocutor.

¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?

Las dudas que pueden asaltarme en el último momento y el temor a que no salga como estaba previsto.

¿Qué valora más para elegir un acompañante?

Que me de la seguridad de que tratará de disfrutar del viaje, eso me ayuda bastante.

¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?

Volvería siempre a La Habana, la conozco como la palma de mi mano y allí siempre me encontré como en casa.

¿Cuál es su principal defecto?

El desear que todo resulte tan previsible como yo lo había imaginado.

¿Y su principal cualidad?

En esta etapa de mi vida, creo que una paciencia a prueba de bombas.

¿Qué libros lee cuando viaja?

Suelo llevar siempre un par de novelas de las que sospeche de antemano que me van a entretener y gustar. Aparte, la consabida guía de viajes.

¿Y qué está leyendo ahora?

Una novela de Lorenzo Silva, Niños feroces, parece que promete.

¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?

En contadísimas ocasiones, si el libro es de mi propiedad, no me importa subrayar o marcar aquello que considere interesante.

¿Cuál sería su mayor desdicha?

Cualquier enfermedad o accidente que afectara a mi físico o a mi mente y que me impidiera leer y escribir.

¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?

La isla del Tesoro y ya llevo muchos años con esta convicción.

¿Dónde le gustaría vivir?

En varias ciudades a lo largo de año, pero siempre regresando a mi cubil ovetense.

¿Cuál es su bebida favorita?

Esto también lo sé hace mucho tiempo, cualquier vino agradable al paladar, especialmente tinto.

Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.

Lo lamento, pero una de ellas es Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. La segunda, mucho más reciente, Las benévolas de Jonathan Litell, con la que obtuvo los premios Goncourt y el Gran Premio de la Academia Francesa, una prueba de que no se debe confiar en los criterios de ningún jurado. Me pareció un desperdicio el haberla publicado.

¿Cuál es su ciudad preferida?

Para residir siempre, Oviedo, aunque es un sentimiento mío muy gregario que procuraré controlar.

¿Quiénes son sus escritores favoritos?

Cualquiera de los autores asturianos, cuantos más seamos y más publiquemos más grande será nuestra fuerza.

¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?

No mires mucho atrás porque puedes tropezar en el camino que hay delante de ti.

¿Qué música suele escuchar?

En mi casa música mexicana de todos los tiempos, rancheras, corridos boleros, etcétera.

¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?

Le daría una oportunidad a Stalin y sus íntimos, creo que en las cenas de su mansión moscovita se comportaban como auténticos transgresores. Nunca le daría una oportunidad a Fidel Castro, estoy seguro de que trataría de adoctrinarme y arruinaría la velada.

¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?

En un bar lo primero por unos 18 euros, creo. Una copa de vino 2 al menos, un libro de poemas no tiene precio y una onza de chocolate lo ignoro.

Recomiende un par de obras de arte.

Dos cuadros cualesquiera de Celso Granda, un pintor asturiano de los años 50 con el que creo tener una gran afinidad artística y también transgresora.

¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?

En una nueva novela, pero advierto que encallado un poco y necesito salir del desconcierto para seguir trabajando en ella.

¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?

Los tragos duros vale más tomarlos solos. Cuanto primero pasen por el gaznate mejor.

¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?

La impuntualidad sin razón. Por separado, esperar sin motivo.

Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.

Pues no sé, todos los que caen en mis manos o tengo en mi casa, los he leído con más o menos satisfacción. Pero en todo caso, los poemas que nunca se publicaron de León Felipe, si los hay.

Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.

Blade Runner y Master & Comander (Al otro lado del mundo)

¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?

El nombre de la rosa.

¿Qué suceso de la historia admira más?

La proclamación de la Constitución de Cádiz de 1812.

¿Qué red social de internet prefiere?

Facebook, a mí Twitter me parece un poco frío.

¿A quién le hubiese gustado entrevistar?

Sin duda alguna a Ramón Serrano Suñer, siempre que me dijese la verdad.

Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?

Absolutamente culpable por haber dejado pasar algunas oportunidades estupendas que perdí entre mis titubeos y dudas.

Gerardo Lombardero es escritor.

Una entrevista ligera a Antonia Álvarez, por J. Havel y J. Lasheras. 17/08/2012

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Una entrevista ligera a Antonia Álvarez
» Declaro culpable de todo a la rosa.
 
Por José Havel y Javier Lasheras.
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
 
Llenar los ojos de paisajes, de ciudades y de gentes.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
 
Pasear por la orilla del mar.
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
 
Me pongo pesada porque quiero verlo todo y, claro, no hay tiempo. Tampoco viajo mucho, aunque me encanta.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
 
Que esté dispuesto a caminar y que no proteste demasiado.
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
 
París. Por aquello de «Siempre nos quedará París»,  y para que, cada vez que vuelvo, me quede un trocito más.
 
¿Cuál es su principal defecto?
 
Hay muchos, sería muy prolijo detallarlos.
 
¿Y su principal cualidad?
 
Alguna habrá, supongo. Pero eso han de verlo otros.
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
 
Cuando viajo, me queda poco tiempo para la lectura, termino agotada. Pero siempre llevo alguno de poesía.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
 
Ahora mismo releo El Aleph, leo lo último de Hilario Barrero y de Vicente Gallego, y terminé La muerte de Virgilio. Alterno las lecturas.
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
 
Sí, sí, sobre todo cuando se trata de libros de poesía. Pero ahora leo bastante novela en soporte electrónico, y no me disgusta este medio, es fantástico. Pero para la poesía, prefiero el papel.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
 
Perder a un ser querido.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
 
El amor en los tiempos del cólera
 
¿Dónde le gustaría vivir?
 
Aquí en Gijón, donde vivo.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
 
Cerveza tostada. Pero me va mejor el agua.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
 
Rayuela y el Ulises. Pero creo que una vez empezada una novela, se ha de hacer el esfuerzo por terminarla.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
 
Gijón.
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
 
En poesía, Virgilio y Machado. En novela, García Márquez y Luis Mateo Díez, pero hay muchos, muchísimos más que me gustan. Sería una lista muy grande.
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
 
Muchas. Me quedo con las del refranero español, siempre tan acertado, y  en poesía, por ejemplo, con Gil de Biedma: «Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde».
 
¿Qué música suele escuchar?
 
Moderna e italiana de los 60.
 
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
 
Con el Cid, en buena lid, claro, o con el lobo de Caperucita para convencerlo de q
ue el miedo no es bueno para nadie, y menos para los niños.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
 
El jamón y la copa, si son buenos, seguro que por un buen puñado de euros; la onza de chocolate, por un buen minuto de placer gustativo; el libro de poemas, si es bueno…, no tiene precio.
 
Recomiende un par de obras de arte.
 
El jardín de las delicias y cualquier obra de Fra Angélico.
 
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
 
Ahora mismo vuelvo sobre algo que ya escribí (poesía), y corrijo.
 
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
 
A solas, sin más.
 
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
 
Detesto la hipocresía, la tontería, la falta de respeto al prójimo. Pero sobre todo, el mal corazón y el engreimiento.
 
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
 
No puedo, me da vergüenza.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
 
Casablanca y Blancanieves de Disney. Por su blancura.
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
 
Normalmente siempre ha sido al revés: Charlie y la fábrica de chocolate, Fortunata y Jacinta, El mundo de Sofía, El niño con el pijama de rayas… Siempre han sido los libros primero.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
 
La caída del muro de Berlín.
 
¿Qué red social de internet prefiere?
 
No estoy en ninguna, pero me parecen interesantes.
 
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
 
A Quevedo y a Larra.
 
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
 
Ambas cosas a la vez. Pero declaro culpable de todo a la rosa:
 
                ROSA
 
Si triste fue existir,
                                la rosa tuvo
la culpa, fue la rosa
la causa de la herida. Su hermosura
desangró el corazón: ella es culpable
de un lírico delito
de lesa humanidad. La rosa entera.
 
 
Antonia Álvarez es escritora.
 
 
 

Una entrevista ligera a Miguel Ángel Galguera, por J. Havel y J. Lasheras. 16/08/2012

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Una entrevista ligera a Miguel Ángel Galguera
» El flamenco, ese dolor, para mí, es música clásica.
Por José Havel y Javier Lasheras.
La comodidad. (Viaje alrededor de mi cuarto).
Leer.
Que proteste demasiado (yo).
El sentido del humor y de la orientación.
A París (por el color del cielo, no te jeringa…).
El mal carácter
El mal carácter (y puede que un poco de ternura, pero no se lo digan a nadie, que me jeringan la imagen)
Si puedo, uno de Norman Lewis y lo que venga.
, del gran Pepe, ¿Qué hago yo aquí?, de Chatwin y lo de la destrucción, de Sebald (relecturas, estos dos últimos).
NO.
No medir 1,92 cm. (de alto)
(y, de remate, La Biblia)… y El Buscón, y…
En El Mazucu (con mi mujer, mis gatos, mis libros) Los hijos, que vayan y vengan cuando quieran…
La sidra asturiana, bien escanciada, espalmando en los dos boirdes del vasu. Por lo demás, abstemio perdido.
. También, pero lo vuelvo a intentar todos los años El hombre sin atributos: un año conseguí llegar al tercer tomo. Y el casu ye que me gusta…
París (y Valladolid) Bueno, también Gijón (o Llanes).
Quevedo, Cervantes, el que haya escrito de verdad eso de La Biblia. Norman Lewis, Sebald, Chatwin y Lytton Strachey.
Conticinio (ese momento en que ya no es noche y tampoco es día: la pongo en todas mis novelas, como Austrohúngaro, de Berlanga) Frase favorita, no tengo. A ver si alguien me aporta alguna.
Bach (La Pasíón según san Mateo, para mí, es canela en rama), John Cage. Y, por supuesto, al Camarón, Agujetas, El Torta y su hermano Moneo: el flamenco, ese dolor, para mí, es música clásica. Y no es folklore.
Con Maritornes, para hablar de la tierrina y decirle que me gustan las feúcas, sobre todo si salen en buenos libros (aunque no lleven gafas, que mi prestan munchu). También, con María la Llobera. De hombres, puede que con Azaña, que escribía muy bien.
Por diez euros y no subo ni un duro más. Tampoco sé cuánto vale un paraguas.
Cualquier raya que hubiese trazado Velázquez o Goya, o Picasso. Abuelo, padre e hijo, qué familia. También, la raya, de Chardin.
Un callejero sentimental de Valladolid con una novela dentro, la historia del doctor Cazalla, el que quemaron en la hoguera. No me sale, así que me dedico a leer (y a viajar).
Creo que nunca me han hecho una crítica, y que no se molesten.
La soberbia. El fascismo, la soberbia y el fascismo (quise decir el nacionalismo barato).
, de Virginia Woolf. No estoy seguro, quizás Al faro. Una de las dos no la leí.
y La escopeta nacional, del pobre Berlanga. Lo de pobre lo digo con todo el cariño que me produce.
Quizás Papillon. O Perdidos, por lo del tercer policía (todo lo de O’Brien, que era funcionario como yo).
El día que llegó la República Española (No soy muy exigente). Lo de Colón pisando playas nuevas (como la primera vez que yo pisé Torimbia) no hubo de estar mal, pero es que prefiero que a los pueblos los dejen en paz, sin conquistarlos. ¿Me explico?
No gasto.
A Kafka, para preguntarle qué soñó Gregorio Samsa.
Culpable, siempre. Fui yo el que robó el azúcar y el que quemó la caseta. De rapaz y eso.
 
Miguel Ángel Galguera es escritor, abogado y funcionario municipal.

Una entrevista ligera a Ángel García Prieto, por J. Havel y J. Lasheras. 14/08/2012

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Una entrevista ligera a Ángel García Prieto
 
»Siempre llevo una novela entre las manos,
aunque haya que sufrir demasiadas decepciones.
 
Por José Havel y Javier Lasheras
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
 
Viajar, ver, mirar, conocer, oír, estar con gente, ir a misa, comer y dormir.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
 
Depende, habría que valorarlo cada día, «cada día tiene su afán», aunque sea un topicazo.
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
 
Supongo que hacer demasiados o andar con exceso de prisa.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
 
La sintonía con los acompañantes y las circunstancias.
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
 
Lisboa, porque es una ciudad hecha para volver siempre y porque allí hay fados, fadistas, vielas (callejuelas), escadinhas (escaleritas) y te dicen «obrigado eu» («Gracias yo»; te devuelven el gracias)
 
¿Cuál es su principal defecto?
 
Son varios y no tengo preferencias por ninguno.
 
¿Y su principal cualidad?
 
También son algunas y desearía que llegasen a ser más.
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
 
La novela que toque en ese momento. Desde hace años siempre llevo una novela entre las manos, aunque a temporadas haya que sufrir demasiadas decepciones. Al final siempre aparece una que es de una brillantez que anima a seguir buscando otras.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
 
 Caballo de oros, de Víctor F. Freixanes, en Ed. Siruela. Ya voy por la página 63, lo que quiere decir que probablemente la acabe; aunque hay que aclarar que los prolegómenos —20 ó 30 páginas—- fueron leídos en oblicuo.
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
 
En absoluto.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
 
Muchas, prefiero no citarlas, por deferencia al lector.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
 
Las Páginas Amarillas, en cuanto a rendimiento económico y la Biblia por su número de lectores.
 
¿Dónde le gustaría vivir?
 
300 días en Oviedo, 20 en Zamora, 10 en Lisboa y los otros 35 en diversos lugares. El 29 de febrero de los bisiestos, en la estación del tren de Medina del Campo.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
 
Según el momento: agua, vino, café, leche, Campari y aguardente velha portugués. El 29 de febrero un jarabe para la tos de codeina.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
 
El Quijote y el Ulises de Joyce, sin duda.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
 
Véase respuesta 13.
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
 
Entre otros, Tabucchi, Kadaré, Marai, Maalof, Philippe Claudel, Maxence Fermine, Sciascia, Zweig, Miguel Torga, Mahfuz, etc.
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
 
Gracias. Por favor.
 
¿Qué música suele escuchar?
 
Fados.
 
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
 
Estaría tenso e incómodo, paso de ellos. Me quedo con los cercanos habituales.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
 
No he mirado en internet, ni en los folletos de Mercadona que dejan en el portal. Supongo que el jamón 7 euros; el vino 1,5 – 2, el libro 15 – 18, el chocolate 2 -3. ¿no?
 
Recomiende un par de obras de arte.
 
Aunque sea un tópico —de los que suelo huir— El Grito, de Munch. De hecho empecé a ahorrar para intentar comprarlo, pero desistí; ahora me conformo con verlo en fotos. Y quizá, por emoción, una imagen de la Virgen de la Soledad de la Semana Santa de Zamora —que está en la iglesia de San Juan, en la Plaza Mayor— y es de un escultor local llamado Ramón Álvarez.
 
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
 
No estoy «inmerso», pero preparo, poco a poco, un libro de viajes por la raia/raya hispano-portuguesa.
 
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
 
Me gustan en general, pero lamento esas que te cuentan quién es el asesino o hacen un ensayo sobre el tema de la novela. Prefiero las reseñas más o menos desapasionadas que te orientan de verdad.
 
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
 
Muchas cosas, pero más vale dejarlas a un lado.
 
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
 
La tercera novela policiaca de Domingo Villar (los dos anteriores son Ojos de agua y La playa de los ahogados), que dicen va a publicarse con el título La cruz de piedra o algo así.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
 
Sostiene Pereira, de Roberto Faenza, con Marcello Mastroniani, que es muy fiel a la novela de Tabucchi del mismo título. La segunda podrían ser muchas, por ejemplo La leyenda del pianista del océano, basada en una pequeña narración de Alessandro Baricco titulada Novecientos.
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
 
Quizá ninguna, pero sí al revés: fui al cine a ver alguna novela que me había gustado; como las dos que acabo de citar.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
 
 La Anunciación a la Virgen María del futuro nacimiento de Jesús de Nazaret
 
¿Qué red social de internet prefiere?
 
Ninguna.
 
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
 
No me apetece nada, porque pienso que no lo haría bien.
 
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
 
Desde luego soy culpable de algunas cosas, pero ni maté a Kennedy ni tengo nada que ver con el 11-M.
 
 
Ángel García Prieto es psiquiatra y escritor.

  

Una entrevista ligera a Marcelo Matas, por J. Havel y J. Lasheras. 13/08/2012

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Una entrevista ligera a Marcelo Matas
» Espero que en esta entrevista se note
 
que sólo pretendo hablar de mí mismo.
Ustedes sabrán. Yo sólo he dicho la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

 

Marcelo Matas es escritor.

Entre dos tierras y dos aguas. Por Armando Murias Ibias. 12/01/2013.

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Entre dos tierras y dos aguas

Por Armando Murias.

 

En las tierras más meridionales de España existen unos lugares que llevan en su topónimo una palabra que no deja lugar a dudas, la marca de la historia. Son Jerez de la Frontera, Arcos de la Frontera, etc. Como rasgo que los distingue físicamente tienen una fortaleza en lo alto de la colina, en torno a la cual se arremolina el calor humano. En un principio los habitantes se instalaron, protegidos, dentro de las murallas. Con el paso de los siglos, el desarrollo y los prolongados tiempos de paz los invitaron a salir al exterior para dejarse caer por las laderas del cerro tiñéndolas con el blanco hiriente de sus casas. Esta es la disposición que tiene la mayoría de los lugares con ese apellido: Jimena de la Frontera, Vejer de la Frontera, etc.
Un caso diferente, único, es Castellar de la Frontera. Gaditano como los otros citados, está dentro del Parque Natural de los Alcornocales. Su castillo marcó durante siglos la frontera más occidental del reino nazarita de Granada hasta que en 1434 pasó a manos cristianas, aunque antes la colina ya había sido ocupada por íberos, fenicios y romanos, desde donde controlaban el Estrecho y las primeras tierras africanas. El extenso perímetro de la fortificación permitió que el pueblo creciera dentro de las murallas con una estructura totalmente medieval en su planteamiento, hasta que el 1971, sin agua corriente ni luz eléctrica, en manos de la casa ducal de Medinaceli -que ejercía un poder feudal sobre sus súbditos- el Instituto de la Colonización decide trasladar a sus habitantes a un sitio llano y con los servicios propios del último tercio del siglo XX.

 

Es el nuevo poblado de Castellar de la Frontera, diametralmente distinto al antiguo, con calles trazadas a cordel, anchas y llenas de palmeras, con todo lo que no podían tener intramuros. Pero esa no va a ser la última conquista de sus pobladores. En 1980 consiguen arrebatarle al duque la finca La Boyal de 500 hectáreas, fue un juicio largo en el que brilló la astucia de un joven abogado llamado Felipe González, que después sería presidente del gobierno.

Con el traslado, el castillo –y el pueblo que le daba vida- quedaron abandonados, sólo una familia relacionada con la casa ducal permanece fiel a sus orígenes terrenales. Durante los años de la transición política, el hueco fue ocupado por gente joven que buscaba en el enclave fortificado el paraíso que les habían dictado los dioses de la psicodelia: calles misteriosas por las que se esconden sueños huidizos, empedradas por otras culturas, perfumadas por el jazmín y el azahar de sus patios, casas encaladas en las que trepa una buganvilla atrevida. Dentro de los mismos muros fronterizos que cobijaron tantas culturas siguen conviviendo dos mundos antagónicos: uno de los últimos reductos del feudalismo y los hippies epigonales que todavía buscan la felicidad entre las flores y la meditación, con la música y las palabras entreveradas de humo e incienso.

Un poco más abajo se extiende La Almoraima, un antiguo convento del XVII construido en torno a una antigua torre almenara. Tras la Desamortización fue comprado por el duque para convertir todo ello en un palacio donde invitaba a cazar a la nobleza más encumbrada en las 16.000 hectáreas que tiene la finca.
Fue en este latifundio en el que se fijó el guitarrista algecireño Paco de Lucía para desarrollar el mundo campesino que está presente en la música de su disco titulado Almoraima (1976). Esta música flamenca todavía vive entre los muros del castillo, sobre todo cuando se llena la luna en el corazón del verano.Es entonces cuando el pueblo adquiere su grado superlativo, cuando suena en lo más alto la música gitana que nace en los arrabales donde se hunde el continente, entre las calles encaladas que forman arabescos y filigrana en las que se hacinaron las culturas más lúcidas y creadoras, en medio del silencio del bosque mediterráneo más grande del mundo, en lo alto del mayor latifundio de Europa, con la vista puesta en un cielo pródigo que une dos tierras y dos mares.